Un gobierno mundial | El Mundo de Mañana

Un gobierno mundial

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Si nos remontamos a la torre de Babel, vemos que desde entonces la humanidad ha soñado con un solo gobierno mundial. Aunque Dios le mandó que se dispersara sobre la faz de la Tierra, la humanidad prefirió estar junta en un mismo lugar, desafiando así la voluntad del Creador. No era la voluntad de Dios unir a todos los seres humanos en ese momento, en un solo lugar bajo un gobierno; y por eso intervino confundiendo sus idiomas para dispersar a los habitantes de la Tierra (Génesis 11:1-9). Desde entonces, cada reino de los hombres que alcanza ese grado de poder ha terminado en fracaso.

¿Llegará el día en que todo el mundo esté bajo el control de un solo gobierno? ¿Qué podríamos prever en el caso de que surgiera entre los hombres una autoridad universal de este tipo? ¿Hará realidad nuestras esperanzas, o nuestros temores? ¡Las respuestas están en la Biblia! La Palabra de Dios nos habla no solamente de un futuro gobierno dictatorial que pretenderá controlar toda la Tierra, sino también de un gobierno mundial que sí logrará imponerse y traer la paz que tanto tiempo hemos anhelado. ¡Debemos enterarnos del futuro del mundo y del gobierno venidero!

Historia de intenciones fallidas

Los imperios mundiales del pasado alcanzaron el cénit en cuanto a su poder y luego cayeron en la ruina. El gran Imperio de Babilonia, por ejemplo, conquistó muchas naciones, entre ellas el Reino de Judá en el Oriente Medio. Este vasto Imperio construyó los famosos jardines colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo. El célebre historiador griego Heródoto escribió: “Además de su tamaño… Babilonia sobrepasaba en esplendor a cualquier ciudad en el mundo conocido”. Sin embargo, su depravación y su decadencia moral trajeron sobre ella el juicio de Dios. La escritura estaba en la pared y el ejército persa capturó la ciudad supuestamente inexpugnable que era Babilonia.

¿Habrán muerto los sueños de un gobierno mundial? Aun hoy se oyen voces pidiendo un gobierno así que resuelva nuestros conflictos y problemas globales. Algunos europeos visualizan una restauración del antiguo Imperio Romano. El actual edificio del Parlamento de la Unión Europea en Estrasburgo evoca la antigua historia de la torre de Babel, reflejando su estructura inconclusa y representando la esperanza de la Unión Europea de unificar pacíficamente los diversos pueblos e idiomas bajo su influencia.

Estas esperanzas para Europa surgen de la experiencia de dos guerras mundiales asoladoras que se libraron con ferocidad en su suelo. ¿Tendrán resultados estos esfuerzos en manos de líderes nacionalistas? La historia nos muestra qué podemos esperar.

Al final de la Primera Guerra Mundial, el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson propuso la Sociedad de Naciones para que colaborara en pro de la paz mundial. Esa institución fracasó y el mundo vivió otra guerra mundial una generación más tarde. Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se formó la Organización de las Naciones Unidas con el mismo fin. No obstante, las perturbaciones en el mundo actual atestiguan que los 193 estados nación de la ONU no han establecido el camino a una paz duradera. La Unión Europea también ha luchado contra las fuerzas del nacionalismo.

En una encíclica fechada el 2 de mayo del 2015, el papa Francisco declaró: “Es imprescindible idear instituciones internacionales fuertes y organizadas más eficientemente, con funcionarios que sean nombrados de modo justo por convenio de los gobiernos nacionales, y dotadas con poder para imponer sanciones. Es urgente la necesidad de una verdadera autoridad política mundial, como lo indicó hace algunos años mi predecesor, el bienaventurado Juan 23” (Laudato Si, 175).

Gobiernos humanos, flaquezas humanas

¿Quién estará a cargo de una “verdadera autoridad política mundial”?

Históricamente, las autoridades políticas han reflejado sus fines egoístas en los dominios mundiales. Benito Mussolini visualizó una restauración del Imperio Romano. History.com describe así sus ambiciones:

La “sed de gloria política” de Benito Mussolini, que él mismo confesó, batallaba con su aguda inteligencia, su agudeza sicológica y su astucia política por el control de las políticas militares. Socialista revolucionario en un principio, abandonó su partido para abogar por la intervención italiana en la Primera Guerra Mundial. Tras la guerra, en la que fue fusilero, Mussolini decidió que su destino era gobernar Italia como un moderno César y crear el nuevo Imperio Romano. Forjó el movimiento paramilitar fascista entre 1919 y 1921, y lo empleó para marchar sobre Roma, hacerse primer ministro y luego asumir el poder dictatorial (1925-1926) (History.com, Benito Mussolini).

Italia se alió con Alemania, y su eje de poder cayó derrotado al final de la Segunda Guerra Mundial. ¿Irá a presentarse un segundo intento por restaurar el Imperio Romano? Hemos tratado este tema muchas veces en las páginas de El Mundo de Mañana. El libro del Apocalipsis en la Biblia describe una bestia simbólica que representa una gran potencia militar, política y económica; encarnada históricamente en el Imperio Romano. El Apocalipsis predice una restauración final de ese Imperio y su influencia en el mundo.

Ese gobierno o superpotencia que regirá a todo el mundo se encuentra ya en sus etapas de formación. Esta restauración del Imperio Romano, según la profecía, estará encabezada por un líder poderoso denominado “la bestia”. Notemos que se prevé en Apocalipsis 17:3, 12 que diez reyes o reinos, representados por los cuernos de la bestia, “entregarán” su soberanía a este dictador: “Los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia” (vs. 12-13).

Esta superpotencia tendrá el poder político, económico y militar. Los imperios mundiales del pasado se valían de su poderío militar para imponer un fuerte control sobre las naciones. Hans Morgenthau, muy conocido por sus escritos sobre política internacional, habló de “la lucha por el poder y la paz” en su obra clásica: Política entre las naciones. Morgenthau resume lo que llama una falsa solución para la conquista mundial:

“De allí se desprende que un estado mundial creado por conquista, y carente del apoyo de una comunidad mundial, tiene la posibilidad de conservar la paz dentro de sus fronteras solamente si puede generar y mantener la disciplina y lealtad completas entre los millones de soldados y policías, necesarios para hacer efectivo su dominio sobre una humanidad renuente. Un estado mundial así sería un monstruo totalitario sostenido sobre pies de arcilla, que de solo pensarlo se sobresalta la imaginación” (Cuarta edición en inglés, pág. 496).

Antiguas profecías para nuestros tiempos

¡La Biblia sí describe una potencia mundial con pies de arcilla en los tiempos del fin! El profeta Daniel habla en términos simbólicos de cuatro imperios mundiales, que culminan con la última restauración del Imperio Romano. Dios le había enviado a Nabucodonosor, rey de Babilonia, un sueño de una serie de reinos mundiales. El profeta judío Daniel compareció delante del Rey para interpretar el sueño. Su descripción de la imagen aparece en Daniel 2:31-34:

“Tú, oh Rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó”.

¿Qué imperios o reinos estaban representados en esta imagen? La mayoría de los conocedores serios de la Biblia están de acuerdo sobre este punto.

Daniel le dijo al Rey que la cabeza de oro representaba al propio Nabucodonosor y su Imperio Babilónico. Este Imperio fue reemplazado por el Imperio Medopersa, representado por el pecho y los brazos de plata. El abdomen y muslos de bronce correspondían al Imperio Grecomacedonio de Alejandro Magno. Y las dos piernas de hierro eran símbolo del Imperio Romano desde el año 31 AC hasta su penúltima restauración en el siglo 20. Por último, los diez dedos de los pies formados por una mezcla de hierro y arcilla representaban la restauración final del Imperio Romano.

La profecía bíblica revela que en Europa surgirá una gran superpotencia, restauración del Imperio Romano. Será una potencia tanto política como militar y económica. Leemos sobre su poderío económico en Apocalipsis 18. El Dios Todopoderoso nos advierte que no participemos en los pecados de este gobierno mundial de mentalidad carnal. En Apocalipsis 18:4-5 el apóstol Juan escribe: “Oí otra voz del Cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el Cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”.

Esta bestia o potencia que dominará al mundo en los tiempos del fin, no contará con el apoyo de Jesucristo sino que será una potencia encabezada por el “dragón”, que es el diablo o Satanás. Apocalipsis 13:5-8 declara:

     “También se le dio [a la bestia] boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el Cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la Tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo”.

Un gobierno mundial muy diferente

Volviendo al sueño de Nabucodonosor, notemos que la estatua representativa de las potencias mundiales que terminan con el Imperio Romano restaurado fue despedazada. ¿Cómo? Daniel se lo explicó así al rey Nabucodonosor:

“Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la Tierra” (Daniel 2:34-35).

La piedra que derribó los imperios de este mundo era el futuro Reino de Dios, el cual llenará “toda la Tierra”. Así lo proclamó Daniel: “En los días de estos reyes el Dios del Cielo levantará un Reino que no será jamás destruido, ni será el Reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (v. 44).

Las naciones actuales están siguiendo el perenne instinto de la lucha por el poder, que llevará a la Tercera Guerra Mundial y a la gran tribulación mencionada por Jesús en Mateo 24:21-22.

La buena noticia es que el futuro gobierno mundial, representado por la piedra que fue “cortada, no con mano”, traerá el bien a todos los pueblos y naciones. ¡Ese gobierno se llama el Reino de Dios! La cabeza de ese Reino será Jesucristo, el Rey de reyes y Señor de señores, quien sabe lo que es ser un humano. Quien derramó su sangre para que nosotros recibiéramos el perdón de nuestros pecados.

Recordemos el testimonio que Juan el Bautista dio del Mesías, Jesucristo, en Juan 1:29, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Este futuro gobernante del mundo será un Rey lleno de amor y compasión. Al mismo tiempo, tendrá poder para poner fin a toda opresión, rebelión, injusticia y guerra. El profeta Isaías nos dejó este inspirador mensaje sobre el venidero gobierno mundial: “Un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su Imperio y la paz no tendrán límite” (Isaías 9:6-7).

Un gobierno de verdadera paz

¡Demos gracias a Dios por su gobierno de bondad y amor que garantizará la paz mundial para todas las naciones! El mundo tendrá un sistema universal de leyes para asegurar que habrá libertad como Dios manda. Notemos Miqueas 4:2: “Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno”.

Jerusalén, la ciudad de los conflictos en nuestros días, terminará por ser lo que su nombre indica: ciudad de paz. Las industrias de defensa dedicadas a fabricar armas militares en todo el mundo se transformarán en industrias de paz. Cristo reprenderá a los pueblos y naciones guerreras. Las armas de guerra se convertirán en instrumentos de paz y productividad. Algunos lectores de este artículo habrán visto frente al edificio de las Naciones Unidas en Nueva York una escultura de un individuo martillando una espada para convertirla en azadón. Imaginemos cómo se transformará el mundo cuando pase de sus obras destructoras a obras productivas, como leemos en Miqueas 4:3, “Él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra”.

¿Quiénes acompañarán a Jesucristo en el gobierno sobre las naciones y en el establecimiento de la paz? El apóstol Pedro le preguntó a Jesús qué responsabilidades tendrían él y los demás apóstoles en la era futura. La respuesta aparece en Mateo 19:28: “Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.

El gobierno de Dios estará organizado con fieles gobernantes: reyes y sacerdotes. ¿Quién más ayudará a Jesucristo a administrar este gobierno mundial? En nuestro inspirador folleto titulado: El maravilloso mundo de mañana: ¿Cómo será?, el doctor Roderick C. Meredith escribió lo siguiente respecto de la organización del Reino de Dios:

“¿Quién gobernará bajo Cristo? Dios ciertamente capacitó a Abraham para un cargo superior y de gran responsabilidad en el mundo de mañana. Las Escrituras se refieren a Abraham como el “heredero del mundo” (Romanos 4:13). ¡Dios va a recompensar a Abraham por su fe, poniéndolo en una posición de servicio sobre toda la Tierra!

En Ezequiel 37:15-28, Dios muestra cómo va a reunir nuevamente a Israel y Judá en una sola nación. En cuanto a estas dos naciones, dice: “Los haré una nación en la Tierra, en los montes de Israel, y un Rey será a todos ellos por Rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos” (v. 22) (Págs. 8-9).

El antiguo rey David fue un hombre conforme al corazón de Dios, como leemos en Hechos 13:22. David gobernó sobre los reinos combinados de Judá e Israel y hará lo mismo en el Reino mundial venidero (Ezequiel 37:24). Si usted no tiene un ejemplar de esta obra gratuita: El maravilloso mundo de mañana: ¿Cómo será?, le invitamos a solicitarlo a la oficina regional más cercana, entre las que aparecen en la página 2 de esta revista.

¡Su participación en el mundo de mañana!

Podemos prever que patriarcas como Abraham, Isaac, Jacob y David; ocuparán cargos en el futuro gobierno mundial de Dios. Pero ¿y usted? ¡La herencia del Reino también es para los verdaderos cristianos! ¿Cuál será su función en ese gobierno?

Jesucristo dijo a sus fieles seguidores que podían heredar la Tierra (Mateo 5:5) y el Reino (Mateo 24:34).

¿Dónde estarán los santos, los discípulos fieles, sirviendo y gobernando en el Reino? Apocalipsis 2:26 dice que quienes conquisten el pecado con la ayuda de Jesucristo en esta vida, recibirán autoridad sobre las naciones en el mundo por venir. Además, Apocalipsis 5:10 da testimonio de que Dios nos hará “reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra”.

¡Así es! ¡Usted personalmente podrá formar parte del Reino de Dios! Dios está llamando a personas de todas las naciones para que sean parte de su Reino. Ese gobierno mundial viene pronto. Es importante que usted se prepare. Estudie la Biblia. Visualice un mundo transformado bajo el Rey de reyes.

El glorioso Reino de Dios en la Tierra traerá belleza y productividad como jamás se han conocido en el mundo. Dios ha bendecido la Tierra con montañas majestuosas, fértiles valles y praderas productivas. Admiramos sus lagos prístinos y el oleaje de sus mares. Apreciamos la variedad de flores, plantas, aves, animales terrestres y vida marina. Con todo, el mundo natural será embellecido en el mundo de mañana, cuando aun el carácter de los animales será transformado. Isaías nos ofrece esta visión del futuro, de un período de mil años cuando Jesucristo regirá en compañía de los santos:

“Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la Tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:6-9).

¡Ese mundo nuevo vendrá pronto! Oremos: “Venga tu Reino”. ¡Y observemos las tendencias proféticas y las señales que anuncian el regreso de Jesucristo! [MM]

 

 

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