J. Davy Crockett III

Hay un gran ecualizador en la vida humana, no importa quiénes somos o si somos ricos o pobres. Me refiero al tiempo. Cada uno de nosotros tiene 24 horas al día, ni un minuto más ni un minuto menos.

Tenemos muchas expresiones que giran en torno al tiempo: "el tiempo es la esencia"; "el tiempo es oro;" "el tiempo es corto"; "pasando el tiempo;" "matando el tiempo", y una expresión memorable en el libro de Efesios: "el cumplimiento de los tiempos".

La necedad ha existido desde los comienzos de la humanidad. Los pensamientos necios llevan a acciones necias, y a veces las personas pasan toda una vida lidiando con los resultados desastrosos de tales actividades imprudentes, irreflexivas y a menudo pecaminosas.

Uno de los temas favoritos de la literatura es la liberación. Nos emocionan las historias de audacia y valentía, ya que siempre una persona o grupos de personas o ejércitos enteros son rescatados, liberados del peligro, y a veces, en el último momento, corriendo un gran riesgo.

La historia dice que una pareja estaba sentada en el mostrador de un restaurante disfrutando de una taza de café, cuando el esposo le dio un codazo a su esposa y le dijo: "Cariño, mira a esa pareja de ancianos al final del bar. Algún día, nosotros seremos así". Su esposa miró en esa dirección y dijo, con cierto humor "¡Por supuesto, no te das cuenta de que hay un espejo al final del bar!" Esto nos recuerda de manera jocosa de que rara la vez nos vemos a nosotros mismos como nos ven los demás. También es cierto, que la imagen que tenemos de nosotros mismos puede estar lejos de la realidad.

¿Qué pasó con la familia “funcional”? ¿Sabe a qué me refiero? A la que tiene un papá, una mamá y unos niños centrados en el hogar, haciendo las cosas que hacen las familias, trabajando juntos, jugando juntos, riendo y algunas veces llorando juntos.