Una vida tranquila y pacífica | El Mundo de Mañana

Una vida tranquila y pacífica

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¿Le desconciertan las noticias que ve y lee? Abundan los anuncios publicitaros, y los diversos sindicatos de los medios de información están hambrientos de historias que les ayuden a cumplir con sus plazos y vencer a la competencia. Con entusiasmo, llenan cada ciclo de noticias de 24 horas con informes sobre el comportamiento aberrante de los líderes políticos y las actividades espectaculares y, a menudo, escandalosas de los ídolos de taquilla, las estrellas del rock o los atletas superestrellas más recientes. En medio del alboroto diario, las noticias de verdadera importancia a menudo se pasan por alto, incluso en los momentos más difíciles.

En casi todos los entornos, alguien o algún grupo competirá por la atención en un punto filosófico o político, que podría hacerse de manera pacífica, pero por desgracia, lo hacen de una manera perturbadora frecuentemente.

Algunas personas alcanzan la fama por logros o contribuciones valiosas en los negocios, en la educación, en los deportes o en la filantropía. Sin embargo, servir a los demás no suele atraer los grandes titulares.

Si bien muchas personas disfrutan de este aluvión de emocionantes historias en los medios de comunicación, muchos consideran sus propias vidas muy poco emocionantes. Henry David Thoreau, el famoso autor y poeta del siglo XIX, observó que "la mayoría de los hombres llevan vidas de silenciosa desesperación y van a la tumba con la canción todavía en ellos". Su observación todavía parece ser válida hoy en día.

Con esto en mente, parece que para muchas personas existe una carencia, un sentimiento de fracaso o una sensación de frustración si no están recibiendo atención por el motivo que sea, ya sea positivo o negativo. Otros tienen sueños no cumplidos que les impiden disfrutar de lo que tienen, lo que les impide estar verdaderamente agradecidos. La fama, la fortuna y la atención que desean son metas ilusorias.

La Biblia ofrece una perspectiva equilibrada sobre este tema, que debería brindar paz mental y claridad de propósito a quienes buscan encontrar significado o propósito en estos tiempos difíciles. Es un conjunto de valores diferente de lo que buscan las grandes masas de la humanidad.

El apóstol Pablo lo puso en perspectiva en su carta a la Iglesia en Tesalónica. Él instruyó, “Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más; y que procuréis tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado” (1 Tesalonicenses 4:10-11).

Él tocó el mismo tema en su instrucción a Timoteo acerca de orar por los que tienen autoridad en el gobierno cuando escribió, “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador” (1 Timoteo 2:2-3).

El apóstol Pedro también recalcó este punto en su carta dando instrucciones a las mujeres. Él escribió, “Vuestro atavío no sea el externo…sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios” (1 Pedro 3:3-4).

A menudo parece que, en medio del estruendo de la multitud y el ruido de la charla popular, muchas buenas ideas y logros importantes pasan desapercibidos. Considerando estas Escrituras, parece obvio que Dios no pasa por alto a aquellos que silenciosamente le obedecen y hacen el bien.

Ciertamente, algunos pueden distinguirse por sus grandes logros y recibir elogios, aplausos y publicidad como una recompensa justa por un trabajo bien hecho. Sin embargo, incluso si nunca son reconocidos por los compañeros o las autoridades, Dios observa su conducta, que es lo más importante. Al instruir a sus discípulos sobre la oración y las obras de caridad, Jesús les indicó que hicieran estas cosas en silencio, en privado, “para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” (Mateo 6:4).

Este es el verdadero camino que trae paz y es del agrado de Dios.

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