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Nuestra Tierra bíblicamente antigua

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En el mundo moderno se piensa que la ciencia y la Biblia están en constante oposición, y sin duda hay incógnitas pendientes por resolver. Pero muchos conflictos entre la ciencia y la Biblia son ilusorios, debido a que no se han entendido bien los datos científicos, o no se comprende la verdad de la Palabra divina.

Un ejemplo es la edad de la Tierra. ¿Acaso los discípulos de Jesucristo, para poder aceptar lo que dice la Biblia, tenemos que discrepar de las teorías de geólogos reconocidos? ¿Qué edad tiene la Tierra?

Vemos muy claramente en las Escrituras que la creación de las actuales plantas, animales y seres humanos (Adán y Eva); tuvo lugar hace unos 6.000 años. Es una conclusión que difícilmente puede disputarse, considerando la información bíblica sobre la edad de los patriarcas y sus descendientes. En lo tocante al origen de los seres humanos, hace casi seis milenios, la Palabra de Dios es clara.

Es igualmente claro que, casi todos los geólogos de respeto que examinan las señales de la edad de nuestro planeta, concluyen que la Tierra ha existido desde hace mucho tiempo. “Pregúntele a cualquier geólogo por la edad de la Tierra”, escribe el geólogo estadounidense G. Brent Dalrymple, “y muy probablemente le dará una respuesta cercana a los 4.500 [millones de años]” (The Age of the Earth, pág. 305). Aunque es posible que descubrimientos futuros refuten esa conclusión, la cifra de 4.500 millones de años concuerda estrechamente con otros indicios de la edad, como los extraídos de meteoritos y del material lunar.

¡Una edad de 6.000 años está bien lejos de 4.540.000.000!

Sin embargo, quienes han puesto a prueba la Biblia en su propia vida, han aprendido a confiar en ella como la propia Palabra de Dios. Siendo así, ¿qué dice la Biblia realmente sobre la edad de la Tierra? El hecho es que dice mucho más y mucho menos de lo que suele entenderse.

Seis días literales, pero… ¿cuándo?

Es maravillosa y literalmente verdad lo que dicen las Escrituras: “En seis días hizo el Eterno los Cielos y la Tierra, y en el séptimo día cesó y reposó” (Éxodo 31:17), y que esta semana de la creación tuvo lugar hace casi 6.000 años, como se indica en las Escrituras. Lo que muchos pasan por alto es que, al comenzar esa semana, el planeta Tierra, así como los Cielos que la rodean, ya existían.

En el primer versículo de la Biblia, antes de los sucesos de aquella semana, leemos: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra” (Génesis 1:1). Como veremos, ese “principio” de la Tierra y el Cielo antes de Adán y Eva, y antes de los animales y las plantas que conocemos, ¡pudo ocurrir hace mucho, muchísimo tiempo!

Consideremos atentamente el segundo versículo del Génesis, observando sus implicaciones claras: “La Tierra estaba [se volvió] desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo” (Génesis 1:2). Una afirmación sencilla… pero contiene mucho más de lo que parece a primera vista. Los vocablos españoles “desordenada y vacía”, son traducción de las palabras hebreas tohu y bohu. Estas, que aparecen juntas en las Escrituras solo tres veces, señalan un yermo inhabitable, un estado de desolación o destrucción. Es importante señalar que los otros dos pasajes donde aparecen juntos tohu y bohu: Isaías 34:11 y Jeremías 4:23, indican que tales estados de ruina y asolamiento fueron consecuencia del pecado.

Por otra parte, los estudiosos señalan que el hebreo hayah, traducido “estaba” en Génesis 1:2, también puede transmitir la idea de que “se volvió”. Más adelante en el Génesis, en el pasaje que relata la destrucción de Sodoma y Gomorra, leemos que la esposa de Lot “se volvió [hayah] estatua de sal” (Génesis 19:26). Lot, por supuesto, no se había casado con una estatua: ella no siempre fue así. De modo similar, una traducción más apropiada de Génesis 1:2 podría ser, literalmente, “la Tierra se volvió” un yermo desolado. ¡El hebreo no da a entender que se creó en ese estado!

Creada en hermosura, no en caos

Sumando estos datos, podemos entender que Dios seguramente habría creado los Cielos y la Tierra en estado de orden y belleza, pero a raíz de alguna circunstancia de pecado, quedaron reducidos a desolación y ruina, asolados, inhabitables; y necesitados de una renovación, antes de la creación de los seres humanos (ver Salmos 104:30). Efectivamente, Génesis 1:1-2, se puede traducir correctamente como: “En el principio creó Dios los Cielos y la Tierra. Pero la Tierra se volvió en desolación y una ruina caótica, y las tinieblas cubrían la faz del abismo”.

¿Hay en la Biblia alguna descripción de un pecado o rebelión contra Dios, anterior a la creación de Adán; algo que podría haber causado semejante caos y ruina? ¡La respuesta es que sí! Las Escrituras narran lo que había hecho el diablo antes de su encuentro con Eva en el huerto del Edén, en el que se propuso inducirla a pecar contra Dios (Génesis 3:1-5). La Palabra de Dios indica claramente que los ángeles existieron antes de la Tierra, y que clamaron de alegría cuando vieron tender sus cimientos (Job 38:6-7). En ese tiempo también estaba presente Lucero, el que después se convirtió en el diablo, Satanás.

Las Escrituras muestran que este ser corrupto y pecador encabezó una gran rebelión de los ángeles (Ezequiel 28:12-16; Isaías 14:12-14), y sugiere que la rebelión pudo comprender la tercera parte de los ángeles (Apocalipsis 12:4). Isaías 14:14 relata la pretensión de este ser orgulloso: “Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo”; para arrebatar nada menos que el trono de Dios, palabras que dan a entender que las responsabilidades asignadas a él eran debajo de las nubes, y por consiguiente ¡en la Tierra! Lucero tenía libre albedrío para obedecer o desobedecer a Dios, y al negarse a cumplir la voluntad divina, se convirtió en Satanás, adversario de Dios.

La rebelión de Satanás trajo destrucción y ruina, como siempre ocurre con el pecado. En este caso, la Tierra, de la que tenía el encargo de preparar para los fines de Dios, quedó asolada. Este asolamiento caótico, este tohu y bohu, es lo que vemos reflejado en las palabras de Génesis 1:2, y la milagrosa restauración del planeta en seis días a un estado de maravilla y hermosura, digna de la obra divina que Dios crearía, la humanidad, ¡es lo que vemos en el resto del primer capítulo del Génesis!

Como vemos, en las palabras de las Escrituras hay mucho espacio para tener en cuenta una gran antigüedad del planeta Tierra. La clara explicación de la creación de los seres humanos hace casi 6.000 años, no choca con la descripción de lo hecho por los ángeles mucho antes del acontecimiento de Génesis 1:2; mientras el mundo estuvo confiado a Lucero y sus ángeles, conforme a los propósitos de Dios, antes de la creación de la humanidad.

Pero, ¿hace cuánto ocurrió eso? ¿Cuánto duró la rebelión de Satanás? ¿Existían los dinosaurios en ese entonces? ¿Fue hace miles de millones de años, algo cercano a los 4.500 millones que calculan los científicos? ¿O fue mucho después?

Sobre estos detalles la Biblia guarda silencio. Pero no hay ningún conflicto entre las palabras de las Escrituras y la observación científica de un antiquísimo planeta Tierra.

Verdaderamente, la ciencia revela que hay muchos misterios por resolver. Pero no podemos dejar que los descubrimientos cambiantes de la ciencia, que a veces se invalidan con el siguiente hallazgo, nos hagan dudar de lo que dice en su Palabra el Dios que nunca cambia. Los hallazgos de la historia y la ciencia, bien entendidos, siempre estarán de acuerdo con la Palabra de Dios. Como declara Jesucristo: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). [MM]

 

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