Las obras de sus manos - El maravilloso tejido de la araña | El Mundo de Mañana

Las obras de sus manos - El maravilloso tejido de la araña

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¿Qué pueden enseñarnos las maestras tejedoras del mundo, acerca de un Diseñador cuya habilidad excede a lo mejor de la ciencia y de la tecnología humanas?

Aunque son maravillas del diseño divino, esta idea probablemente no se nos venga a la mente, cuando súbitamente vemos a una araña colgando del techo a pocos centímetros de nuestro rostro.

Atención: Vamos a hablar de arañas.

Aunque a muchos les causa una impresión desagradable, las arañas realmente revelan la ingeniería magnífica, y la inteligencia superlativa de su Diseñador. El hilo del cual cuelgan, una fibra de seda tan tenue que parece casi invisible, es uno de los materiales más extraordinarios del mundo natural, que atrae el interés científico y la atención de investigadores deseosos de duplicar esa obra de Dios.

Hagámonos envolver por un momento con la tela de una araña, para ver qué podemos aprender de su Creador.

Muchas formas de utilizarla

Al imaginar la tela de una araña, quizá nos limitemos a pensar en las telarañas hermosas y aparentemente delicadas que con frecuencia notamos. Pero las arañas, como veremos, producen una seda que es prácticamente un material milagroso, apto para varios usos; y las arañas se valen de esta para una variedad asombrosa de fines.

Por ejemplo, ciertas arañas de la familia Cyclosa, incorporan trocitos de desechos en la tela, formando con ellos una burda imitación, aunque más grande, de su propio cuerpo. Luego sacuden la tela, para que la imitación parezca ser una amenaza más grande y peligrosa a los posibles depredadores.

La araña boleadora toma su nombre de las boleadoras, instrumento utilizado por los gauchos en Sudamérica, formado por unas bolas o pesas colgadas de tiras de cuero, que emplean para capturar animales enredándolas en las patas o el pescuezo. La semejanza es clara cuando vemos a estas arañas en acción. Colgada de una ramita o una hoja, la araña boleadora deja colgar de una pata una hebra de seda que lleva al final, a manera de pesa, una gota de fluido pegajoso especializado. Al acercarse una polilla, la araña boleadora hace girar la seda en el aire hasta que la gota pegajosa cae sobre la polilla. Capturada, la araña recoge su presa y comienza la cena.

Otras telarañas menos exóticas, también nos sorprenden por las maneras curiosas como las usan las arañas. Por ejemplo, la araña triangular, tiene un método extraordinario de aprovechar al máximo la notable elasticidad y fuerza de tracción de su tela. La araña se ancla, por ejemplo en una ramita cercana, y jala su tela para atrás como una malla, de la misma manera como un arquero jala la cuerda de su arco para soltar una flecha. Cuando la presa queda al alcance, la araña suelta su ancla y sale disparada, con todo y telaraña, hacia el desventurado insecto.

Son muchos los variados usos que las diferentes especies dan a su tela. Las arañas movilizan sus telarañas para hacer trampas, elaborar embudos que señalan cuando ha llegado una presa, pegar hojas para formar un escondite, tejer una red que puedan tomar en las puntas de las patas para enredar a sus víctimas, o incluso volar en globo, modo de locomoción en el que algunas arañas se valen de hebras de su tejido para aprovechar las corrientes de viento y la electricidad atmosférica para volar cientos de kilómetros. Parece que cada especie de araña tiene su propia aplicación de la telaraña.

Un material como ningún otro

Ninguna de estas hazañas, tan asombrosas como creativas, sería posible si no fuera por los ingeniosos materiales que se logran con la recursiva seda de la araña. El delgado hilo de una telaraña parece frágil y débil, pero es todo lo contrario. La seda de la araña es la fibra más resistente que se ha encontrado en la naturaleza: más ligera que el algodón, es también más fuerte que el acero. La araña de corteza de Darwin, que produce la seda más fuerte jamás descubierta, hace hilos diez veces más fuertes que el Kevlar, una fibra sintética increíblemente fuerte. Los científicos siguen investigando las propiedades de la seda de araña, y estudian su diseño con la esperanza de aprender cómo hacer nuevos materiales y tecnologías para beneficio de la humanidad.

La seda de araña empieza como un líquido en una glándula abdominal. Las arañas tienen varias glándulas y cada una produce una seda diferente, diseñada para diferentes fines. Por ejemplo, las arañas tejedoras como las que solemos ver en el jardín, tejen su tela en forma de una espiral con radios, empleando varias sedas según la finalidad que buscan. Con un tipo de seda construyen la estructura temporal de la telaraña, y con otra más fuerte hacen los radios y los soportes externos. Las líneas entre un radio y otro, se elaboran con otro tipo de seda más elástica, que forma hilos capaces de estirarse más del doble de su longitud sin romperse. Una seda diferente es la que se emplea para confeccionar el capullo para los huevos, y otra es la empleada para envolver a las presas capturadas. Cada uso requiere una combinación diferente de resistencia y flexibilidad, y una seda de tipo diferente, diseñada específicamente para hacer su parte en el cumplimiento del objetivo de la araña.

Los diferentes tipos de seda se producen al pasar un fluido por presión entre válvulas y conductos, que disponen las moléculas de proteína, de modo que formen hebras sólidas antes de salir del cuerpo de la araña. Estos conductos microscópicos se sitúan en los extremos de pequeños órganos como dedos, llamados hileras, que sobresalen del abdomen. Estas hileras enroscan, o hilan, las hebras para formar los hilos de seda que asociamos con una telaraña.

Variando múltiples elementos, digamos el grosor de los hilos que salen de los conductos, las combinaciones de diferentes tipos de seda que se hilan, la manera definida como se combinan las hebras; las fibras de la telaraña se pueden armar de formas muy diferentes, cada una diseñada para cumplir un determinado fin.

Posibilidades asombrosas

La actual actuación del hombre Araña, héroe de las historietas y la pantalla, nos muestra al joven Peter Parker fabricando disparadores de telarañas, capaces de producir redes al instante. Pero en el mundo real, los científicos no han tenido tanto éxito como el actor Parker.

¡No es que les falte motivación! La seda de araña ofrece una gama impresionante de usos para los seres humanos, pero no son fáciles de fabricar. Hasta ahora han logrado hacerlo solamente tomando los secretos de la propia araña. Mediante ingeniería genética, se han logrado gusanos de seda, bacterias y, curiosamente, cabras; que producen las proteínas de la seda de araña aptas para usos fabriles. Sin embargo, el esfuerzo resulta costoso y rinde cantidades pequeñas, muy lejos de los volúmenes de producción, necesarios para accionar turbinas de viento o confeccionar ropa en forma masiva.

Aun así, las posibilidades son enormes y los investigadores siguen explorando este material. En particular, la industria médica ve posibilidades, en el hecho de que la seda de araña sea biodegradable, y que no causa una reacción inmune ni alérgica en los seres humanos. La perspectiva de regenerar ligamentos, y crear mejores injertos de piel para las quemaduras, es algo que intriga a los médicos.

Sin embargo, los máximos esfuerzos humanos aún no logran producir cantidades grandes, de lo que una pequeña araña genera sin esfuerzo día tras día. La araña que ocupa un rincón silencioso de nuestra casa es, en un sentido muy real, una ingeniera de materiales sin igual.

La próxima vez que le sorprenda una araña, y cuando haya logrado reponerse del sobresalto, podría hacer una pausa para valorar lo que representa: un testimonio de un Creador de maravillosa inteligencia, que dota a una de sus criaturas de menor tamaño, de habilidades que el ser humano no ha logrado imitar… testimonio que nos pide examinar las obras de sus manos, y ver en ellas su grandeza, ingenio, bondad y providencia. [MM]