¡Sí hay buenas noticias! | El Mundo de Mañana

¡Sí hay buenas noticias!

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Muchas veces hemos oído chistes como el del jefe de una tribu que regresó de la cacería diciendo: “Tengo buenas y malas noticias. La buena noticia es que la cacería nos produjo mucha carne para el invierno. ¡La mala noticia es que toda era de zorrillo!”

Nuestra labor en El Mundo de Mañana es presentar un mensaje de buenas y malas noticias para la humanidad, pero con la seriedad que requiere este importante mensaje. Las noticias malas son malas y las noticias buenas son buenas. Pero al contrario del chiste del inicio, las malas noticias vienen primero.

Todo el que tenga ojos para ver sabe que nuestro mundo anda muy mal. La siguiente cita del Washington Post fechada el 2 de noviembre del 2017 revela el estado actual de las cosas en los Estados Unidos: “El atentado dejó un vacío impresionante en una población texana con menos de 700 habitantes y aumentó en algunos la sensación de inseguridad, de que no hay lugar inmune a la violencia después que una sala de conciertos en Las Vegas, un Walmart en Colorado, una iglesia en Nashville y un sendero de ciclistas en Nueva York se convirtieron en escenarios de sangre y muerte en las últimas seis semanas”.

El homicidio vehicular parece ser la principal manera de sembrar terror entre los ciudadanos del Reino Unido y el resto de Europa, aunque también se ha estado causando muerte y destrucción con armas de fuego y bombas en París, Bruselas y Manchester. En el Oriente Medio hay explosiones periódicas de cochebombas, mientras facciones religiosas y políticas compiten por el poder; y en África los terroristas secuestran niños y niñas en edad escolar. ¿A saber cuántas nuevas atrocidades ocurrirán antes de que el presente artículo llegue a manos de los lectores?

El abuso de las drogas es una plaga interminable en la sociedad. Productores, distribuidores y funcionarios corruptos perturban a las ciudades y naciones; y los usuarios se destruyen a sí mismos y a sus allegados. El abuso por medio de la internet es rampante: robo de identidades, inversiones fraudulentas, pornografía, noticias falsas capaces de destruir el buen nombre de la gente y debilitar a las empresas, robo de secretos militares y comerciales potencialmente peligrosos… ¡sin nombrar muchas otras perversidades!

Corea del Norte y los Estados Unidos continúan amenazándose, lo mismo que Irán y Arabia Saudita. Libia, Siria, Irak, Yemen y Somalia; permanecen en caos mientras las facciones opuestas luchan por imponerse. Las armas modernas dejan abierta la posibilidad de aniquilar a la humanidad. La tendencia a la violencia no ha cambiado en el ser humano.

Las malas noticias abundan. Las relaciones entre hombres y mujeres son inestables. Los índices de nacimiento en algunos países son tan bajos que se necesitan inmigrantes para hacer los trabajos que habrían cumplido los millones de niños abortados en los últimos decenios. El narcotráfico, el lenguaje soez en boca de los políticos, la incapacidad de colaborar son cosas que contribuyen a lo que cada vez se perfila más como la muerte de la cultura occidental.

Principio de dolores

Estas cosas están ocurriendo delante de nuestros ojos, ¡pero las verdaderas malas noticias están por venir! Todo parece indicar que comenzamos a entrar en lo que la Biblia denomina el “tiempo del fin” (Mateo 24:3), “los postreros días” (Números 24:14) y “tiempo de angustia para Jacob” (Jeremías 30:7). Para entender más a fondo estos pasajes, le invitamos a solicitar nuestra publicación gratuita: Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía.

Jesús se refiere a este tiempo como caracterizado por el cristianismo falso, la violencia étnica, guerras y rumores de guerras, hambre, pestes y desastres naturales (Mateo 24:4-7; Marcos 13:5-8; Lucas 21:8-11). Vemos también que esto apenas será principio de dolores (Mateo 24:8). Hay buenas noticias, ¡pero el mundo va a empeorar mucho antes de mejorar! Jesús predijo otra tendencia, que está surgiendo mientras usted lee estas líneas: quienes elijan el camino de Dios serán odiados por todas las naciones en el tiempo del fin. ¡Los cristianos verdaderos serán perseguidos y aun muertos! (Mateo 24:9). ¿Cómo pueden ocurrir tales cosas en las sociedades civilizadas?

En una época yo me hacía esta pregunta, pero ya no. En varios estados islámicos ya es peligroso invocar el nombre de Cristo. ¿Pero qué está ocurriendo en nuestras sociedades occidentales? Por causa de la censura y la muerte de la libertad de palabra, se está convirtiendo en ilegal expresar puntos de vista realmente bíblicos. En Canadá, ¡partes de la Biblia ya han sido tildadas de “lenguaje del odio”! En los Estados Unidos y el Reino Unido los negocios son blanco de grupos que buscan controlar el pensamiento.

Pero, ¿dónde podremos encontrar las buenas noticias? ¿Cómo podemos cambiar este panorama? La respuesta es que nosotros no podemos, ¡pero Dios sí puede! Vendrá un mundo nuevo, y no está lejos. La misma fuente que predijo la caída de la humanidad en este caos predice esperanzas para el futuro. Para la mayoría de las personas esto luce demasiado bello como para ser cierto. ¿Realmente lo es?

Las buenas noticias

Jesucristo, el mayor profeta de toda la historia, advirtió que la humanidad terminaría por aniquilarse, si Dios no interviniera para impedirlo (Mateo 24:21-22).

El profeta Zacarías describe el momento culminante en la serie de malos gobiernos del hombre. Leemos que en el centro del conflicto final estará Jerusalén. “He aquí, el día del Eterno viene y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén... Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones… Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente” (Zacarías 14:1-4). Luego, la profecía describe cómo el monte se parte en dos, abriendo un gran valle. Se trata, claramente, de un hecho futuro, ya que jamás ha ocurrido allí algo semejante. Entonces se librará una gran batalla. Las naciones del mundo se reunirán para guerrear contra Jesucristo. Pero Él derrotará a todos esos ejércitos… “Y el Eterno será Rey sobre toda la Tierra” (v. 9).

Sofocada la rebelión, Jesucristo dará orden a las naciones restantes de que hagan algo que la mayoría de quienes se declaran cristianos no obedecen: guardar los días de fiestas y los días santos bíblicos. “Todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos” (v. 16). La profecía advierte que toda nación que no guarde esta Fiesta no recibirá lluvia, y después será víctima de plagas si continúa rebelándose contra el mandato (vs. 17-19). A su regreso, Jesucristo llamará la atención de la humanidad… e impedirá que esta se extinga del todo (Mateo 24:21-22).

La Biblia describe este tiempo maravilloso en muchos pasajes. Cierta escritura inspiró a Evgeniy Vuchetich a elaborar un regalo de la Unión Soviética para las Naciones Unidas en 1959. Es una estatua en bronce de un hombre forjando un instrumento agrícola a partir de una espada y se titula: “Convirtamos nuestras espadas en azadones”. El origen de esta frase se encuentra en Miqueas 4:3.

Se dice que Benjamín Franklin, uno de los padres de la patria de los Estados Unidos, comentó con escepticismo: “Los que convierten sus espadas en azadones generalmente terminan arando para los que conservaron las suyas”. Es fácil entender por qué muchos comparten su escepticismo. La paz no puede coexistir con el carácter del ser humano tal como es, pero ¿si ese carácter fuera transformado? ¿En qué forma?

Una nueva esperanza

Cuando haya derrotado a sus enemigos, Jesucristo eliminará una influencia espiritual poderosa que ha engañado a la humanidad desde nuestros primeros padres. Pocos entienden la realidad y el poder de ese astuto ser conocido como el diablo y Satanás. La Biblia lo llama “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4) y el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”, y dirige “la corriente de este mundo” (Efesios 2:2). El día de Expiación, uno de los días santos bíblicos, revela que solamente podremos ser “uno” con Dios y con el prójimo si se quita a Satanás de en medio (Levítico 23:27; Apocalipsis 20:1-3). El engaño y la rebeldía que hoy vemos se apagarán rápidamente cuando este malvado ser sea quitado. Solo entonces podrá hacerse realidad una nueva era de paz, prosperidad, salud y armonía.

Para mayor información sobre ese tiempo de buenas noticias, solicite su ejemplar gratuito de nuestro folleto titulado: El maravilloso mundo de mañana.

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