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Una de las maravillas de esta hermosa creación es algo que tenemos siempre a nuestro alrededor. Es algo que damos por sentado y que muchas veces no notamos. Incluso, ¡miramos a través de ello sin darnos cuenta! Aun siendo muy común en nuestro planeta, es una de las sustancias más asombrosas del Universo. ¿Qué es?
Esa maravilla es el agua, y sus propiedades extraordinarias hacen de ella un fascinante indicador de la inteligencia y sabiduría de nuestro Creador.
En la búsqueda de vida más allá de la Tierra, se destaca la relación estrecha entre la vida y el agua. Despachamos sondas espaciales que buscan agua en Marte. Examinamos el espectro de la luz proveniente de mundos lejanos, buscando indicios de agua en la atmósfera de algún exoplaneta. Con el reciente descubrimiento de lo que parecen ser géiseres de agua en Europa, uno de los satélites de Júpiter, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), analiza diferentes modos de realizar una misión espacial que envíe una sonda o incluso un explorador robótico a mundos lejanos para buscar examinar y experimentar.
¿Por qué?
Porque los científicos consideran que el mejor indicio de vida en otro mundo sería la presencia de agua, ingrediente virtualmente indispensable para la vida.
¿Por qué es tan especial el agua? ¿Qué propiedades del agua hacen de ella un componente fundamental, esencial, para la vida en la Tierra: para la vida nuestra?
Como sustancia en sí, el agua no es complicada. Una molécula de agua es bien simple, como que está formada por dos elementos muy abundantes en la Tierra. Eso lo vemos en su fórmula química: H2O, es decir, dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno.
Increíblemente, en las condiciones de temperatura normales en la Tierra, el hidrógeno y el oxígeno por separado son gases muy inflamables, incluso explosivos. Pero una vez combinados forman agua líquida, ¡lo primero que usamos para apagar un fuego!
Aunque el agua es sencilla y común, su colección de propiedades no lo es. Al contrario, esta sustancia es única y especial en muchos aspectos, al punto que podemos considerarla como uno de los materiales más notables de toda la creación.
Consideremos algunas de sus propiedades termodinámicas. La mayoría de las sustancias se expanden al calentarse y se encogen al enfriarse… ¡pero el agua no! A medida que baja la temperatura y se acerca al punto de congelación, el agua va encogiéndose como la mayoría de las sustancias. Pero cuando llega a los 4° Celsius, ¡empieza a expandirse! Esto significa que, cuando el agua se congela del todo a 0° Celsius, pesa menos que el agua líquida a su alrededor. Entonces flota, al contrario de otros materiales que se harían más densos y se hundirían.
¿Qué implicaciones tiene esta maravillosa cualidad para la vida en nuestro planeta? Gracias a esta característica muy extraña, los ríos y lagos de nuestro planeta nunca se congelan hasta el fondo. En vez de convertirse en hielo sólido, como ocurre con otros líquidos que se congelan, el agua forma una capa de hielo que flota. El agua líquida se mantiene por encima de la temperatura de congelación, y así las formas de vida acuática pueden sobrevivir al frío. Esto asegura la permanencia de nuestra cadena alimentaria, y con ella, la vida en la Tierra.
La extraordinaria capacidad que tiene el agua de almacenar energía en forma de calor, la hace apta para cumplir otra función vital en la conservación de la vida en nuestro planeta. En los meses de verano, los océanos y lagos absorben cantidades enormes de calor del Sol, lo almacenan y así moderan las temperaturas globales. Luego, en invierno ese calor se libera y regresa al entorno, produciendo el efecto contrario, es decir, dando calor, de modo que el invierno no resulta excesivo al punto de impedir que la vida se conserve.
Otra propiedad importantísima del agua no la observamos directamente. ¡Tal parece que se diseñó para ser invisible! La atmósfera de la Tierra contiene agua en forma de gas llamado vapor de agua. Casi todo lo que llamamos estado del tiempo, tiene que ver con el vapor de agua en la atmósfera: condensado como nubes o niebla, cayendo como lluvia o granizo, o cubriendo el suelo como nieve. El agua en el aire, como las demás sustancias, absorbe luz que tenga ciertas longitudes de onda. Esto significa que ciertos tipos de luz no atraviesan por este vapor de agua. En el caso del agua, la luz obstruida es de tipo invisible, conocida como luz infrarroja y ultravioleta. La capacidad que tiene el agua de absorber luz ultravioleta, o UV, nos protege de los rayos ultravioleta del Sol, que pueden hacer mucho daño en la piel.
Aunque el vapor de agua impide el paso de luz en varias longitudes de onda, hay una banda estrecha de luz que sí pasa por el vapor: la parte visible de la luz que necesitamos para ver. Todos los colores del arcoíris atraviesan el vapor de agua, dejando el aire claro como un cristal para que nuestros ojos vean el mundo que nos rodea.
El agua también es una de las herramientas principales que emplea la naturaleza en forma de corrientes de ríos, lluvia persistente o hielo duro; para desgastar montañas y descomponer rocas, creando un suelo repleto de nutrientes para la vegetación. Ahora consideremos: ¿Cómo llegan esos nutrientes del suelo a cada raíz, cada rama y cada hoja de las plantas en la Tierra? Pensemos en la imponente secuoya de California, el árbol más alto del planeta, que puede alcanzar más de 100 metros de altura. ¿Cómo llegan a la copa, día tras día, los nutrientes y minerales del suelo tan necesarios para alimentar y sustentar a estos gigantes? Un árbol no tiene un corazón que bombee sangre, ni tiene un ascensor.
Esto nos trae de nuevo al poder del agua. El agua es atraída a los tejidos de las raíces, y los enlaces entre las moléculas de agua son tan fuertes que, cuando parte del agua trepa por las raíces, va arrastrando más agua consigo. El poder de arrastre del agua es tan fuerte como una secuoya, sin músculo, ni motor, ni bomba; es capaz de subir cuatro toneladas de agua cada día hasta las hojas, de donde luego se evapora.
La lista es interminable. En sus propiedades únicas y especiales, ¡el agua demuestra el amor y atención de nuestro Creador divino e inteligente! Aunque parece ser una de las sustancias más sencillas, el H20 está lejos de serlo. Realmente es una sustancia milagrosa que hace posible toda la vida en la Tierra.
Es importante señalar que, cuando Jesucristo quiso enseñar a sus discípulos lo que Dios daría a quienes creyeran en sus enseñanzas, y elegían su camino de vida, se valió del agua como representativo del Espíritu Santo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38).
Considerando lo que sabemos sobre el papel vital del agua en nuestra vida física, no es extraño que Jesucristo haya escogido esta sustancia maravillosa, que permite la existencia de la vida, como símbolo para el maravilloso Espíritu de Dios, dador de la vida espiritual.
Debemos agradecer a Dios por la sabiduría mediante la cual diseñó nuestro mundo, y lo convirtió en un hogar perfecto para nosotros: “Es Dios, el que formó la Tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada la creó” (Isaías 45:18). ¡Donde una de las más simples sustancias declara en silencio su gloria! MM