Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
La identidad de Melquisedec, llamado el “Rey de Salem” en la Biblia, genera muchas preguntas. La solución es profunda para quienes escudriñan con sinceridad las Escrituras.
Pregunta: Hace poco leí en la carta a los Hebreos sobre Jesucristo: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. ¿Quién fue Melquisedec según la Biblia, y qué relación tiene con Jesús?
Respuesta: La primera referencia bíblica a Melquisedec se encuentra en Génesis 14:18-20: “Entonces Melquisedec, Rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los Cielos y de la Tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo”.
Tres misteriosas pistas bíblicas relacionan a Melquisedec con Jesucristo. La primera es que ambos son reyes excelsos. El nombre “Melquisedec” significa “Rey de justicia”, como vemos en Hebreos 7:1-2: “Este Melquisedec, Rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz”.
Jesús también tiene el título de Rey. Nació para ser Rey: “Tú dices que yo soy Rey. Yo para esto he nacido” (Juan 18:37). Y se llama “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6); lo mismo que “REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apocalipsis 19:16).
Por otra parte, Melquisedec y Jesucristo tienen en común una relación especial con cierta ciudad. Melquisedec fue llamado “Rey de Salem”, y Salem es un antiguo nombre de Jerusalén. Luego leemos: “En Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sion” (Salmos 76:2). Salem significa “paz” y la palabra Jerusalén significa “ciudad de paz”.
Jesucristo reinará como Rey de reyes y Señor de señores desde Jerusalén, que se llama “la ciudad del gran Rey” (Mateo 5:35), haciendo referencia a Jesucristo. Cuando Jesús llegó a Jerusalén antes de su última Pascua, cumplió una profecía: “He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre un asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga” (Mateo 21:5; Zacarías 9:9). También se nos dice que al regreso de Jesús a la Tierra: “Llamarán a Jerusalén: Trono del Eterno, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre del Eterno en Jerusalén” (Jeremías 3:17).
Vemos que Melquisedec fue Rey de la ciudad que llegaría a conocerse como Jerusalén, y que Jesucristo reinará como Rey de Jerusalén. Y no solo eso, sino que reinará sobre toda la Tierra (Apocalipsis 11:15).
Por último, tanto Melquisedec como Jesucristo son sacerdotes excelsos. Leemos que Melquisedec fue “sin padre, sin madre, sin genealogía” (Hebreos 7:3), lo que significa que su existencia no comenzó con un nacimiento físico: “Que ni tiene principio de días, ni fin de vida”, o sea que Melquisedec ya poseía la vida eterna: “Sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre”. Luego dice: “Considerad, pues, cuán grande era este, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín” (Hebreos 7:4).
Los antiguos israelitas debían pagar sus diezmos a la tribu de Leví, descendientes de Abraham. Pero Melquisedec, que no era del linaje levita, “tomó de Abraham los diezmos” (Hebreos 7:6). “Así, en Abraham pagó el diezmo también Leví… porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro” (vs. 9-10). En otras palabras, Melquisedec fue el sacerdote a quien pagaba el diezmo incluso el patriarca Abraham, y en él sus futuros descendientes los israelitas. Este sacerdocio era diferente, y superior, al sacerdocio de los levitas que se establecería más tarde.
Como hemos leído, Melquisedec fue “hecho semejante al Hijo de Dios”, es decir, Jesucristo, y “permanece sacerdote para siempre” (Hebreos 7:3). Hebreos 7:17 tiene una cita de Salmos 110:4, donde dice que Jesucristo es “sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”, y en Hebreos 6:20 leemos que Jesús es “sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec”. Hay otros pasajes que también señalan a Jesucristo como el Sumo Sacerdote: “Teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los Cielos, Jesús el Hijo de Dios” (Hebreos 4:14).
El análisis de estas pistas lleva a una conclusión ineludible: Ambos son el mismo Ser, y Melquisedec es Aquel que se convirtió en Jesucristo. Antes de tener alguno de estos nombres: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). [MM]