Tiempos difíciles ¡Pero hay una vía de escape! | El Mundo de Mañana

Tiempos difíciles ¡Pero hay una vía de escape!

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¿Habrá algo que podamos hacer para protegernos, junto a nuestros seres queridos, ante el evidente proceso de descomposición del mundo?

La composición de nuestro mundo parece destruirse ante nosotros. Vemos a la sociedad precipitarse cuesta abajo como un tren descontrolado, sin frenos, sin conductor y sin visibilidad clara. El estado de ánimo del mundo es de temor e incertidumbre. Muchos se inquietan por el aumento de tensiones raciales, violencia y terrorismo, de inmoralidad y de movimientos políticos impulsados por la ira. Otros temen un colapso económico mundial. La gente en todas partes empieza a sentir que algo marcha mal.

¿Qué puede hacer usted? ¡Este artículo le mostrará la solución!

Realmente parece que el mundo se está deshaciendo a nuestro alrededor. Las viejas premisas ya no valen. Para explicar la razón de los hechos del año 2014, el diario New York Times lo resumió así: "Fue un tiempo de destrucción. Mucho después, entre las ruinas, la gente se preguntaba: ¿Cómo pudo suceder? Fue un tiempo de decapitaciones… Fue un tiempo de agresión… Fue un tiempo de rompimiento… Fue un tiempo de debilidad… Fue un tiempo de odio… Fue un tiempo de fiebre… Fue un tiempo de desorientación…" (Editorial del 15 de septiembre del 2014). En otras palabras, el 2014 fue un tiempo de enorme angustia para el mundo.

Un año más tarde nada había cambiado. Si acaso, el tren sin frenos aceleraba su loca carrera. El 30 de agosto del 2015, el bloguero Chris Hedges se refirió en estos términos a la mezcla inestable de ira y frustración que se había apoderado del mundo y a la violencia que engendraba: "La desintegración física, ambiental, social y política se refleja en un aumento de la violencia nihilista impulsada por la ira. Hombres medio locos y armados cometen masacres en los centros comerciales, cines, iglesias y escuelas de los Estados Unidos. Boko Haram y el Estado Islámico (EI) matan con desenfreno. Terroristas suicidas cometen atrocidades metódicamente en Irak, Afganistán, Arabia Saudita, Siria, Yemen, Argelia, Israel y los territorios palestinos; Irán, Túnez, el Líbano, Marruecos, Turquía, Mauritania, Indonesia, Sri Lanka, China, Nigeria, Rusia, India y Paquistán". ¿Adónde nos lleva todo esto? ¿Es acaso la "nueva normalidad?"

Los ataques terroristas en noviembre del 2015 y marzo del 2016 en París y Bruselas han confirmado la sensación de muchos europeos de que algo fundamental ha cambiado, y no se sabe con claridad si será posible volver atrás.

En el Oriente Medio, cinco años de guerra en Siria no solo han destruido buena parte de esa nación, sino que han repercutido profundamente en el Noroeste de Europa. En noviembre del 2015, el bloguero John Feffer describió cómo el enorme caudal de refugiados en Europa está desestabilizando el Continente al punto quizá de desgarrarlo: "Las cifras son arrolladoras. En lo que parece un traslado demográfico masivo de un Oriente Medio en plena desintegración… en partes de Europa se extiende un fervor antimigrantes y antimusulmán; a la vez que los partidos de extrema derecha van en auge… Todo esto, y más, representa una situación alarmante que tarde o temprano podría dar reversa al carácter cada vez más integrado de Europa, levantar muros y barreras por todo el Continente y fracturar irreversiblemente a la Unión Europea…". Solo tres días más tarde, 130 personas murieron en una serie de atentados coordinados en París. Y el 1 de enero se presentaron agresiones sexuales entre las muchedumbres en las calles de Colonia y otras ciudades alemanas; cosa que sacudió a la Unión Europea y despertó más inquietudes por los elementos radicales que se percibían entre los buscadores de asilo.

También el 28 de diciembre del 2015, el sitio en la red del diario Financial Times resumió así las perspectivas económicas del mundo para el nuevo año: "En el 2015, una sensación de inquietud y desconfianza parecía caer sobre todos los centros de poder en el mundo. De Pekín a Washington, de Berlín a Brasilia, de Moscú a Tokio; los gobiernos, los medios de información y los ciudadanos se mostraban nerviosos y acosados. Esta ansiedad globalizada es inusual… En la actualidad todos los grandes inversionistas se ven inseguros, incluso temerosos". Desde entonces, han surgido más temores de un colapso mundial.

¿Pereceremos en la hecatombe?

¿Qué hemos de hacer? ¿Debemos preocuparnos y angustiarnos por el futuro?, ¿Cómo debemos reaccionar al ver ocurrir estas cosas a nuestro alrededor?

Al lector quizá le inquieten no solamente los sucesos mundiales y problemas nacionales, sino también sus propias dificultades personales. En lo que algunos llaman "la descomposición de la globalización", cada vez es más difícil hallar un empleo y retenerlo. Muchas personas viven estresadas por la escasez de dinero. Algunas familias sufren los efectos de una deuda personal aplastante. Otras padecen dificultades en sus relaciones, ya sea entenderse con la pareja, relacionarse con los hijos o padres, o bien superar sus problemas personales.

Cualquiera que sea la causa de la tensión emocional, y aunque el mundo parezca desmoronarse, podemos tener esperanza. Hay una vía de escape: el camino de vida de Dios, aun cuando veamos que el mundo se desbarata. Es importante señalar que la decadencia y descomposición que vemos en la sociedad se predijeron hace muchos siglos. El apóstol Pablo se refirió al fenómeno en su segunda carta al joven evangelista y pastor Timoteo: "Debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella" (2 Timoteo 3:1-5).

¡Una lista impresionante! Pablo intentaba explicar de toda forma posible lo que la inspiración divina le mostraba para el futuro: uncolapso moral catastrófico. Sería un tiempo cuando los seres humanos estarían más ocupados en sus deseos egoístas que en servir a su Creador o al prójimo. Sería un tiempo cuando los seres humanos se ocuparían más en sí mismos que en sus hijos o las generaciones futuras. El historiador y profesor de Harvard Niall Ferguson predijo el colapso del "Imperio Americano" dentro de esta generación. Un motivo para ese colapso, dice: "es que nuestra generación está más ocupada en sí misma que en la próxima generación". ¡Una grave acusación!

Muchas personas, desde diferentes perspectivas, tienen la sensación de que las cosas no marchan bien. Les preocupa que todo esté fuera de control en la economía, la política, la moral, la industria, la educación; sienten una erosión del orden civil. La gente decente en todo el mundo teme que algo va mal.

¿Cómo ocurrió todo eso? ¿Dónde se desvió nuestro camino? Para encontrar la causa, debemos mirar al pasado. La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en casi todo el mundo es una señal de que algo anda mal en la sociedad. El auge de la infidelidad, el divorcio y la descomposición de la familia es un fenómeno que causa problemas sociales en todo el mundo. El azote del aborto ha significado desde hace decenios que, incluso en nuestro mundo moderno y esclarecido, millones de vidas preciosas se han apagado trágicamente. Y por graves que sean estos problemas sociales, ¡no son el origen de nuestros problemas! Hay que mirar mucho más allá de los últimos años o decenios. Hay que escudriñar la historia. El hecho es que debemos volver al principio. ¿Dónde encontraremos el principio? En el libro bíblico del Génesis.

¡El inicio de la respuesta!

Los burladores, y entre ellos algunos que se dicen cristianos, sostienen que el libro del Génesis es mito y fábula. En realidad, el Génesis es parte de las Escrituras, y toda Escritura "es inspirada por Dios" (2 Timoteo 3:16). El Génesis trae el relato de Adán y Eva en el huerto de Edén, y Jesús citó Génesis 1 y 2 (Mateo 19:4-6). Adán y Eva fueron reales. Las decisiones que ellos tomaron trajeron consecuencias para toda la familia humana, y echaron a andar los males y la descomposición de la sociedad que hoy estamos viviendo.

En el libro del Génesis, leemos que Dios creó la hierba, los árboles, los peces del mar y las aves del cielo. ¡Todo lo creó! Creó al hombre, y del hombre creó a la mujer. Les dijo que poblaran la Tierra y la gobernaran con rectitud. Les enseñó lo que necesitaban saber para prosperar en su nuevo medio. Pero muy pronto, algo cambió. Veamos Génesis 3:1: "La serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el Eterno Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?" Aquí hizo su aparición Satanás el diablo. Fue el arcángel que pervirtió su camino y eligió uno de rebeldía contra Dios. Ahora en el huerto pretendía "vender" ese camino a los primeros seres humanos. El relato prosigue: "La mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal" (Génesis 3:2-5).

Satanás tendió la trampa. ¡Les hizo creer que Dios miente! Este ha sido siempre su mensaje: "No confíes en Dios. No sigas todo lo que dice este libro. Tú puedes elegir. Puedes optar por ser infiel a tu cónyuge. Puedes asesinar con impunidad. Puedes mentir, engañar y robar teniendo ‘un buen motivo’". No hay duda de que la humanidad siguió este camino, haciendo sus propias normas a ciegas. ¡Comenzó en el huerto de Edén!

¿Qué pasó con Eva? Mordió el señuelo: "Vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales" (Génesis 3:6-7).

Adán y Eva se sintieron culpables por primera vez. ¿Por qué? Porque se habían desviado de Dios, eligiendo un camino diferente. ¡Cada uno de nosotros tiene esa misma naturaleza! ¡Todo ser humano, al igual que nuestros padres, ha elegido el camino errado, con la sola excepción de Jesucristo, que nunca pecó! ¿Por qué nos sorprendemos, pues, al ver crecer los males, la corrupción, la depravación moral y la violencia? Todo comenzó en el huerto. Dios sacó a Adán y a Eva del huerto, aislando de Dios al género humano. Este, desde entonces, ha sido el camino de la mayor parte de la humanidad.

¡Elija el camino de Dios!

La pregunta obligada es: ¿Cuál camino sigue usted? ¿Busca obedecer a Dios y andar por sus caminos? ¿Tiene usted autoridad para decidir qué está bien y qué está mal, o se trata de una prerrogativa divina?

La composición de la sociedad se está desarticulando. ¿Qué puede hacer usted? Usted y yo podemos optar por seguir el camino correcto y rechazar el malo. Veamos las palabras de Jesús en Mateo 7:13-14: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan". ¿Qué hace usted cuando todo a su alrededor parece desmoronarse? ¿Qué hace cuando tiene un conflicto grave con su pareja, y siente que el mundo en su hogar se le cae encima? ¿Qué hace cuando no logra salir del ciclo de luchas y discusiones? ¿Adónde acude si siente naufragar su matrimonio?

Abandone su propio camino. Decídase a andar por los caminos de Dios, los de Jesucristo y de la Biblia. La sociedad va por un rumbo errado, pero usted no tiene por qué seguirla ciegamente.

Poco antes de dar su vida por los pecados del mundo, Jesucristo pronunció estas palabras de ánimo: "No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino" (Juan 14:1-4). Satanás presenta a Dios como un mentiroso. Reniega, diciendo: "No se puede creer lo que Dios dice. No se puede confiar en Dios". Sin embargo, en algún momento de la vida todos tendremos que decidir a quién vamos a creer: ¿A quienes están influidos por el mensaje de Satanás? ¿O al verdadero Dios de la Biblia?

Veamos las respuestas de Jesús ante las dudas de Tomás: "Le dijo Tomás: Señor, no sabemos adónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:5-6).

¡Esperanza en Cristo!

El único camino a la vida es el de una relación personal con nuestro Salvador Jesucristo. Debemos permitirle que ponga su Espíritu en nosotros y viva su vida en nosotros. Debemos guardar sus mandamientos. Debemos emprender el camino que Él recorrió y vivir tal como vivió. ¡Debemos rechazar el camino del mundo!

El profeta Jeremías vivió el derrumbe de una nación poderosa, la antigua nación de Judá. Vivió la descomposición de un reino. Se lamentó por los pecados de su pueblo y el castigo que sufría a causa de sus pecados. ¡Pero también lo sobrevivió! Fue fiel a Dios. Fue parte de la obra de Dios en ese momento, dedicado a predicar a su generación el mensaje de verdad y esperanza y el camino de vida. Su mensaje resuena en nuestra generación, que afronta tanta incertidumbre. Por una parte Jeremías profetizó los castigos que sufrirían por sus rebeliones contra Dios. Pero enseguida ofreció palabras de ánimo, hablando de la vida y la paz más allá de los tiempos oscuros. Estas son las palabras que Dios hablaba a aquella generación: "Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice el Eterno, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (Jeremías 29:11).

¡Un futuro y una esperanza! ¿Qué podría ser mejor? Es lo que todo el mundo anhela, sean habitantes de Bruselas o de Birmingham, de Colombia o de la Costa de Marfil. Todos los padres desean un mundo de paz para sus hijos. Desean la seguridad de saber que pueden trabajar y ver por los suyos. Desean saber cómo cooperar con el prójimo. Desean saber cómo tener un matrimonio y unas relaciones familiares que marchen bien.

¡Todavía no estamos en ese mundo! Millones han huido de Siria y padecen como refugiados en busca de un hogar. Otros millones están desplazados en su propia nación, sin un lugar adónde acudir. Familias en Ucrania viven en una nación cuya economía se derrumba, a causa de las peleas continuas entre los leales al gobierno y los insurrectos. El sufrimiento no parece tener fin.

Es lamentable que la humanidad, por decisión propia, haya seguido un camino que lleva al caos, a la destrucción y la muerte. Sin embargo, el Dios Eterno dice que tiene en mente un futuro y una esperanza excelentes para todos los que elijan su camino. Continuando en los versículos 12 y13 de Jeremías 29 leemos: "Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón".

¡Actúe mientras pueda!

El mundo está cambiando. Jesús dijo que en el tiempo del fin, "habrá señales en el Sol, en la Luna y en las estrellas, y en la Tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la Tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas" (Lucas 21:25-26). Jesucristo va a regresar. Impedirá, justo a tiempo, que la humanidad se destruya a sí misma. Sin embargo, algunos lo tomarán por enemigo, mirándolo con temor porque no lo conocen.

En cambio, para quienes sí lo conocen, su venida será algo maravilloso: "Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca" (Lucas 21:27-28).

No debemos temer cuando el mundo se deshaga a nuestro alrededor. Hay un camino a la seguridad, la paz, la esperanza. Hay una vía que trae satisfacción y tranquilidad, aun en tiempos difíciles. ¡Nuestro Dios Creador está ofreciéndole esa oportunidad a usted! ¡Actúe conforme a la verdad! ¡La decisión es suya!

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