Jonathan McNair | El Mundo de Mañana

Jonathan McNair

Cada herramienta a su tiempo



Mientras criamos hijos desde que nacen hasta que lleguen a adultos, debemos asegurar que esa crianza sea conforme a los principios de Dios.

Proverbios 22:6 es un pasaje que nos da una esperanza profunda: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”.

¡Suena tan sencillo!

Señal de la creación de Dios, hasta el invierno lo glorifica



Las culturas de todo el mundo han considerado desde hace mucho tiempo el día más corto del año como un día de ceremonias y celebraciones especiales (el 21 o 22 de diciembre en el hemisferio Norte, y el 20 o 21 de junio en el hemisferio Sur). A medida que la temporada navideña, llena de los adornos del materialismo moderno que encubre el paganismo antiguo, se aleja de nuestra memoria, es fácil tener una visión negativa de la temporada del solsticio de invierno que ya quedó atrás.

Los líderes que merecemos



¿Por qué será que las democracias modernas no eligen dirigentes justos y temerosos de Dios?

La familia de hoy y del mañana - La experiencia no es la mejor maestra



Está muy generalizada la idea de que la experiencia es la mejor maestra. No hay duda de que la experiencia tiene su valor. Desde el momento en que nacemos, lo que sucede en nosotros y alrededor de nosotros va estableciendo nuestro sentido de la realidad. Entonces la experiencia viene a ser nuestra maestra… y como tal, es muy eficaz. Sumada al medio y a nuestra composición genética, la experiencia forma el lente por el cual vemos el mundo. Pero si aprendemos únicamente por la experiencia, estaremos destinados a llevar una vida muy dolorosa.

La familia de hoy y del mañana - Si no eres tú, ¿entonces quién?



Hace muchos siglos, cuando los judíos que se hallaban cautivos en Babilonia, fueron liberados luego de la caída del Imperio a manos de Ciro de Persia, se les ayudó para regresar a Jerusalén. Pero muchos no regresaron y prefirieron dispersarse por las regiones del Imperio Medopersa bajo el rey Asuero. Un varón judío de nombre Mardoqueo, recibió en su casa a la huérfana de un tío suyo, llamada Ester. Mardoqueo era un hombre amable y reflexivo, y crio a Ester como a su propia hija, quien llegó a ser una mujer hermosa que, por una serie de hechos notables, fue llevada delante del Rey.

Páginas