Equipo editorial

¿Quién fue Melquisedec?



La identidad de Melquisedec, llamado el “Rey de Salem” en la Biblia, genera muchas preguntas. La solución es profunda para quienes escudriñan con sinceridad las Escrituras.

Pregunta: Hace poco leí en la carta a los Hebreos sobre Jesucristo: “Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec”. ¿Quién fue Melquisedec según la Biblia, y qué relación tiene con Jesús?

¿Qué significa la imposición de las manos?



Pregunta: Veo que la “imposición de manos” se considera uno de los principios claves de la práctica cristiana, e incluso se dice que es un “fundamento” (Hebreos 6:1-2). Pero, ¿exactamente qué significa?

Respuesta: La imposición de manos es un acto ceremonial, en el cual un siervo de Dios ora colocando las manos en la cabeza de la persona por quien ora. Esta sencilla ceremonia encierra una gran importancia espiritual, porque simboliza el deseo de Dios de apartar a alguien o algo.

¿Qué es exactamente el pecado?



Pregunta: Muchas veces he oído que Jesucristo fue crucificado para pagar la pena por el pecado. Pero, ¿qué es el pecado?

Respuesta: Quizá no muchos piensen en esta palabra, pero Dios entregó a su Hijo unigénito, Jesucristo, a una muerte espantosamente dolorosa para que fuera posible perdonar y limpiar del pecado a toda la humanidad. Entonces, sobra decir que es importante saber qué es el pecado.

Preguntas y respuestas: ¿Puede haber amor sin ley?



Pregunta: El apóstol Pablo dice: “El cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13:10). ¿Significa eso que no es necesario guardar los diez mandamientos, siempre y cuando se tenga amor?

Preguntas y respuestas : ¿Cómo podemos saber lo que Dios piensa sobre los juegos de azar?



Pregunta: Parece que hoy en día los juegos de azar están por todas partes. Casi no puedo encender la radio sin oír anuncios de las casas de apuestas. ¿Es aceptable bíblicamente el juego de azar?

Respuesta: La Escritura nos ordena: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo 20:17).

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