Monstruos cayeron sobre Israel | El Mundo de Mañana

Monstruos cayeron sobre Israel

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¿Irá a llegar el día cuando los terroristas rindan cuentas por las atrocidades del 7 de octubre? ¿Quién podrá traer justicia y paz al Oriente Medio?

Debemos hablar claramente, sin permitir que ni el tiempo ni la politiquería alteren nuestros recuerdos. El 7 de octubre del 2023, monstruos cayeron sobre la nación de Israel.

Al difundirse ese día la noticia, muchos israelíes se precipitaron a su celular o a su pantalla de televisión, donde vieron imágenes de terroristas cruzando las fronteras de la nación por tierra y por mar… incluso por aire en pequeños aviones improvisados. Descendieron sobre un festival de música repleto de jóvenes que bailaban. Incursionaron en los barrios. Penetraron en los hogares. Y su misión era clara: matar, mutilar, violar, torturar y secuestrar.

Es decir, sembrar el terror.

Los informes hasta la fecha indican que los terroristas de Hamás mataron a unos 1.200 en Israel, hirieron a más de 5.000 y secuestraron a más de 240. Sería de esperar que los medios noticiosos de Occidente, que antes eran renuentes a tildar a Hamás de organización terrorista, pronto comprenderían el error, viendo las escenas de “soldados” de Hamás paseando por la ciudad los cuerpos mancillados y escupidos de jóvenes violadas y asesinadas. Lamentablemente, siguieron arrastrando los pies, y las ideologías sin moral continuaron imperando entre muchas personas y entidades que forman o influyen en la opinión pública.

Algunos en Occidente ven las acciones de Hamás como hechos de agresión justificados contra los “colonizadores”. Para estos pobres ignorantes, la violación brutal de mujeres, la siembra del terror y el destrozo de familias y niños inocentes, así como la profanación celebrando sobre los cuerpos de los asesinados; vienen a ser formas de violencia aceptables cuando el motivo invocado es “descolonizar”. La civilización occidental ha descendido a tal grado, que una organización que se dice “feminista”, como Code Pink, apoya públicamente y sin ninguna vergüenza la violación de mujeres indefensas, la exhibición de cuerpos femeninos como trofeos, y el secuestro de mujeres aterradas por hombres que pretenden infligirles daños indecibles. Al ir aumentando esta podredumbre ideológica, se deshace la relación entre las palabras “civilización” y “occidental”.

No hay equivalencia moral

No hay que tener determinada afiliación política o interés político de ninguna clase, para ver que las acciones del 7 de octubre del 2023 fueron una maligna y abominable mancha en la humanidad. Comprendemos que las relaciones internacionales son complejas, especialmente en una región tan turbulenta como el Oriente Medio. Y nadie dice que el Estado de Israel no esté más allá de todo reproche en su historia moderna, pero eso no puede alterar la naturaleza de aquella atrocidad inexcusable, infligida sobre el pueblo israelí. Quien argumente que las recientes acciones de Hamás son parte de un intercambio de agravios aceptable, como si hubiera alguna equivalencia moral entre las atrocidades de Hamás y las acciones del Estado de Israel, ¡se engaña! Y se ha dejado capturar por una visión moralmente corrupta de lo que es nuestro mundo.

Hamás y otras organizaciones como esta, no vacilan en utilizar las escuelas de sus propios hijos y los hospitales de su pueblo como fortín para lanzar sus ataques, confiando en que Israel estará renuente a tomar represalias y a matar gente inocente. Antes de este conflicto, muchas organizaciones de los medios tradicionales así lo reconocían y consideraban. Sea como fuere, si la situación estuviera invertida, ¿quién podría pretender que un terrorista de Hamás no sería capaz de golpear a Israel de forma tal que matara al máximo posible de ciudadanos inocentes?

Este reciente ataque de Hamás debería destrozar las fantasías de cualquiera que se imagine lo contrario. El asesinato, mutilación y tortura de inocentes fue el objetivo del atentado de Hamás. Y no hay equivalencia moral entre un lado que emplea escudos humanos como rutina, y otro que se desanima ante la presencia de escudos humanos.

Igualmente, no hay equivalencia moral entre un lado que frecuentemente advierte al otro sobre lugares que va a bombardear para que los inocentes huyan, aun cuando esa advertencia pueda reducir la eficacia del golpe; y otro que ataca sin advertencia con el fin de matar, violar y aterrorizar al máximo a las víctimas inocentes. Y tampoco hay equivalencia moral entre un lado que busca minimizar el daño colateral entre personas no combatientes, y otro que hace público el agravio contra los hijos de su enemigo, que exhibe con jactancia los cuerpos desnudos, de niños decapitados y de las hijas y esposas ultrajadas de su enemigo, y que hace circular videos de la humillación y terror de las abuelas de su enemigo.

La política y las relaciones internacionales son complicadas. La guerra entre naciones siempre implica transgresiones, sancionadas o no, con las normas morales. Es raro que en un conflicto uno de los lados salga con las manos limpias. Pero las acciones salvajes del 7 de octubre del 2023 no son nada complicadas. Aquí no hay equivalencia moral. Quienes de alguna manera crean que las acciones de Hamás de ese día estaban justificadas, han adoptado una moral de monstruos y deben arrepentirse. Dios nos juzga no solamente por lo que hacemos, sino por lo que aprobamos (Romanos 1:32).

El único camino a la paz

Bien podemos preguntarnos: En ese fatídico escenario del Oriente Medio, con sus odios arraigados en una rivalidad que es mucho más que una disputa sobre fronteras, recursos e intrigas políticas, ¿cómo y cuándo vendrá finalmente la paz?

Hay quienes interpretan este último conflicto como señal de que quizá nunca habrá paz en el Oriente Medio, o al menos no una paz realmente sustentable. No están lejos de la verdad. Los esfuerzos humanos solos no bastarán para resolver los problemas en esta turbulenta región.

Sin embargo, pronto vendrá el día cuando entrará en juego algo más que el esfuerzo humano. Como escribió el señor Richard Ames en su folleto: El Oriente Medio en profecía: “Es preciso recordar que a la vida de hombres y mujeres puede llegar la paz solamente cuando su naturaleza humana ceda ante al Espíritu de Dios. En el milenio y más allá, la arrolladora mayoría de las personas aceptarán el don divino que es el Espíritu de Dios. Entonces aprenderán cómo hallar el camino a la paz” (pág. 43).

El Príncipe de Paz vendrá pronto “y en sus alas traerá salvación” (Malaquías 4:2). Lamentablemente, habrá más derramamiento de sangre en los próximos días y años. Israel, y el mundo entero, vivirán una tribulación que hará parecer como nada los sufrimientos del pasado (Mateo 24:21; Jeremías 30:6-7). Si no hay un arrepentimiento genuino y un regreso fundamental a Dios el Padre y a su Hijo, esa tribulación será inevitable.

Sin embargo, hay buenas noticias. Quienes han actuado con una crueldad sin límites en esta vida, afrontarán la justicia a manos de Aquel que no muestra misericordia a los que no han tenido misericordia (Santiago 2:13). Los monstruos del 7 de octubre van a temblar cuando sepan que ese día se aproxima, y que el Dios de los huérfanos y de las viudas declara que escucha su clamor y traerá retribución (Éxodo 22:22-24). Y con el regreso de Jesucristo, vendrá un tiempo de sanidad y paz como el mundo jamás conoció. Derramemos todo el corazón en nuestros ruegos para que su Reino venga pronto. Mientras esperamos que el mundo se transforme en el mundo de mañana, oremos todos por “la paz de Jerusalén” (Salmos 122:6).