Cuando el mañana es hoy | El Mundo de Mañana

Cuando el mañana es hoy

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Jesucristo prometió un mejor mañana cuando venga por segunda vez. Prometió un nuevo día… y desde ahora podemos comenzar a vivir para ese día.

Nadie en el mundo puede evitar el paso inexorable del tiempo. Segundo a segundo, el futuro se va convirtiendo en pasado, y los planes en recuerdos. Todo ser humano vive la incesante marcha hacia adelante del tiempo, mientras los segundos, minutos y horas van marcando la transición de los mañanas en hoy y del hoy en ayer.

Esta revista se llama: El Mundo de Mañana, porque predica el evangelio, o buena noticia del Reino de Dios, de cómo será el mundo cuando Jesucristo regrese y establezca ese Reino. El señor Herbert W. Armstrong, quien nos precedió en esta obra, llamó a ese futuro: “El mundo de mañana”. Nosotros podríamos llamarlo: “El mañana de mañanas”.

Una gran parte de la Biblia apunta a ese mañana, el momento del cambio histórico que comenzará el día que Jesucristo regrese con poder y gloria. Un versículo que describe concisamente este hito impresionante es Apocalipsis 11:15: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos”.

El profeta Zacarías también habló de ese día tan especial: “Se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente… Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas… Y el Eterno  será Rey sobre toda la Tierra. En aquel día el Eterno será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14:4, 8-9).

Vivamos para el mañana

El regreso de Jesucristo, así como el confinamiento de Satanás, ocurrirán en un día muy real del futuro. La Biblia enseña que, los verdaderos discípulos de Jesucristo, deben esforzarse por estar preparados para el retorno de Cristo. Y si bien velarán a la espera de ciertos hechos para el tiempo del fin, no sabrán el momento preciso hasta que esos hechos ocurran. Jesús explicó: “De aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el Cielo, ni el Hijo, sino el Padre… Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el Señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana; para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo” (Marcos 13:32, 35-36).

Un día en el futuro, de fecha aún desconocida, Jesús regresará sobre las nubes con poder y gloria. Entonces transformará el mundo de hoy en el mundo de mañana. Ese mundo futuro verá prosperar la buena noticia de la cual escribieron y predicaron tantos profetas y apóstoles de Dios. Será el día de la “restauración de todas las cosas” (Hechos 3:19-21).

En la Biblia hay centenares de pasajes que comparan el mundo de hoy con el mundo después del regreso de Jesucristo. Veamos unos pocos ejemplos.  Hoy hay desiertos como el del Sahara, que están extendiéndose; en cambio, mañana florecerán “como la rosa” (Isaías 35:1).

Metafóricamente ahora el hombre convierte sus arados y hoces en lanzas y espadas, pero ese proceso se invertirá en el mañana (Isaías 2:4). Hoy la humanidad padece hambre y enfermedad; mañana los enfermos serán sanados, y los cultivos serán tan abundantes que quien ara, dará alcance al que todavía está recogiendo la cosecha anterior (Isaías 35:5-6; Amós 9:13).

Satanás está gobernando sobre el mundo como soberano de las tinieblas, padre de mentira y homicida desde el principio (Juan 8:44; Efesios 6:12). Mañana, Jesucristo reinará como “Príncipe de Paz”, como quien trae la luz y restaura la verdad y la vida, como el Rey con corazón para servir y fuerza para administrar justicia (Isaías 9:6; Mateo 20:28; Juan 8:12; 14:6). El mundo actual está repleto de penas, lágrimas, dolor y muerte; pero un día se derramará la última lágrima de tristeza, el último gesto de dolor desaparecerá de todo rostro, y la muerte misma morirá (Apocalipsis 21:4; 1 Corintios 15:26).

Todo esto y más, forma parte del mensaje de Jesucristo, el evangelio del Reino de Dios venidero, que transformará al mundo. Nos hallamos a la espera de ese día, que casi parece demasiado bueno para ser verdad. Pero, gracias al Dios Todopoderoso, es verdad. Ansiamos ese mañana cuando Jesucristo descenderá sobre las nubes y cambirá nuestro mundo. Nos alegramos pensando en ese tiempo futuro, cuando ese mañana tan ansiado llegue a ser hoy.