El día del Eterno | El Mundo de Mañana

El día del Eterno

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Las Sagradas Escrituras hablan de un tiempo al final de esta era cuando Dios someterá a una humanidad rebelde a fin de preparar el regreso de Jesucristo.

En el horizonte se cierne ya un suceso profético importante. Los grandes profetas de la Biblia: Isaías, Jeremías y Ezequías se refirieron a él. Los llamados profetas menores: Joel, Amós, Abdías, Sofonías, Zacarías y Malaquías; también hablaron de este suceso. Hasta los apóstoles Pedro y Pablo escribieron sobre él. Se llama el día del Eterno. ¿De qué se trata? ¿Y qué lugar ocupa dentro del marco de la profecía bíblica?

El libro de Joel trae una profecía para nuestra generación: "Tocad trompeta en Sion, y dad alarma en mi santo monte; tiemblen todos los moradores de la Tierra, porque viene el día del Eterno, porque está cercano. Día de tinieblas y de oscuridad, día de nube y de sombra; como sobre los montes se extiende el alba, así vendrá un pueblo grande y fuerte; semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá en años de muchas generaciones" (Joel 2:1-2).

El Dios Todopoderoso intervendrá en los asuntos del hombre de un modo dramático. Habrá guerras grandes en el tiempo cuando Dios ejecute su juicio sobre las naciones. No solamente habrá destrucción por armas militares, sino que también habrá un asolamiento ecológico extenso: "Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado" (Joel 1:4).

Aun hoy, las invasiones de langostas no son desconocidas. En julio de 1874, la región de las llanuras de los Estados Unidos vio la infestación de langostas más grande que ha registrado la historia. Se estima que 513.000 kilómetros cuadrados de tierra, extensión casi el doble del estado de Colorado y mayor que Alemania, Iraq o Japón, fue cubierta por 12,5 billones de langostas que devoraron cultivos, follaje, cueros y más. La capa de insectos muertos era tan gruesa y estorbosa, que hacía necesario detener los trenes para despejar las ferrovías.

En el 2013, la isla nación de Madagascar se vio ante una infestación de langostas que puso en peligro dos tercios del territorio de esa nación. Los peritos han identificado por lo menos 100 enjambres de langostas en la Isla, formadas por unos 500 mil millones de insectos voraces que consumen como 100.000 toneladas de vegetación al día. Esto hace peligrar el sustento de la nación. Sin embargo, esta es solo una pequeña molestia si se compara con las plagas futuras que harán parecer las de hoy como algo de menor importancia.

Cuando Dios traiga castigo sobre las naciones rebeldes, las llamará a humillarse y arrepentirse. Ahora bien, usted y yo no tenemos que esperar hasta entonces: "Proclamad ayuno, convocad a asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la tierra en la casa del Eterno vuestro Dios, y clamad al Eterno. ¡Ay del día! porque cercano está el día del Eterno, y vendrá como destrucción por el Todopoderoso" (Joel 1:14-15).

El día del Eterno es el tiempo del juicio de Dios sobre las naciones. Es el tiempo cuando el Dios Todopoderoso comenzará a intervenir más directa y poderosamente en los asuntos de la humanidad.

Siete sellos

En Apocalipsis 5, leemos acerca de un rollo sellado con siete sellos. Jesús, el Revelador, abre esos sellos; tal como se describe en Apocalipsis 6. Los primeros cuatros sellos se conocen como los cuatro jinetes del Apocalipsis. El primer jinete, en un caballo blanco, representa las religiones falsas, o falsos Cristos.

El segundo sello revela un jinete en un caballo alazán, o rojizo, con poder para quitar la paz de la Tierra. El tercer sello presenta un jinete en un caballo negro, que simboliza la escasez de alimentos y la hambruna que de allí se desprende. El cuarto sello muestra un jinete en un caballo amarillo, llamado Muerte y Hades. Con su poder combinado, estos jinetes traerán destrucción sobre la cuarta parte de la Tierra.

Esta descripción corre paralela con los hechos esbozados por Jesús en su profecía del monte de los Olivos: "Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares" (Mateo 24:7).

Las plagas de las trompetas descritas en el libro del Apocalipsis se ciernen ya en el horizonte. Nosotros estamos sentando las bases de nuestra propia destrucción. Como dijo Jesús: "Si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados" (Mateo 24:22).

El día del Eterno es un tiempo cuando Dios intervendrá con poder en los sucesos mundiales. Despertará incluso a los elementos naturales para que traigan una destrucción formidable mientras llama a los seres humanos carnales a arrepentirse y buscarlo. Nuestro Creador juzgará a las naciones rebeldes hasta el punto de permitir que se destruyan unas a otras en un conflicto mundial.

Un recorrido intensificado

Los críticos dicen que siempre hemos tenido guerras, hambres y pestes. Pero ahora veremos a los cuatro jinetes del Apocalipsis intensificar su recorrido, causando un impacto mundial cada vez mayor. Estos cuatro jinetes se manifiestan cuando Cristo abre los primeros cuatro sellos. ¿Qué ocurre al abrir el quinto sello?: "Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían" (Apocalipsis 6:9).

Leemos aquí sobre el martirio de los santos, o cristianos verdaderos. En el primer siglo, el emperador Nerón desató una persecución violenta contra los cristianos y los sometió a muerte. Este quinto sello también predice una gran persecución del pueblo de Dios en los tiempos del fin. Después, Jesús abre el sexto sello, revelando señales en el cielo que sacudirán a los pobladores de toda la Tierra.

El apóstol Juan escribió: "Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el Sol se puso negro como tela de cilicio, y la Luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la Tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar" (Apocalipsis 6:12-14).

La humanidad sentirá pavor viendo asteroides y meteoritos. Además, sismos formidables sacudirán la Tierra, tal como vio el apóstol Juan en la visión: "Todo monte y toda isla se removió de su lugar" (Apocalipsis 6:14). El Dios Omnipotente captará la atención de la humanidad rebelde con terremotos y grandes señales del cielo. El Dios Creador dice: "Aún una vez más, y conmoveré no solamente la Tierra, sino también el cielo" (Hebreos 12:26).

Obviamente, sería mejor para nosotros humillarnos delante de Dios ahora ¡y no tener que sufrir semejante sacudida por rechazar al Creador y su camino de vida! Ante estos sucesos, los grandes hombres de la Tierra huirán despavoridos. El apóstol Juan predijo cómo movidos por el pánico: "Decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?" (Apocalipsis 6:16-17).

Dicho en un lenguaje más corriente, ¡Dios "nos va a llamar la atención!" Las señales en el cielo van a aterrar a la gente. Los grandes líderes de la Tierra sentirán miedo.

Las señales en el cielo darán comienzo al día del Eterno, el tiempo de la ira divina y del juicio sobre un mundo desagradecido y rebelde. Jesucristo, el Cordero, ejecutará con ira los juicios justos de Dios. Aquí el día del Eterno se llama: "¡el gran día de su ira!" (v. 17).

Un día como un año

¿Cuánto tiempo durará el "día" de la ira del Cordero? Como ya lo saben muchos estudiosos de la Biblia, un día frecuentemente representa un año. El día del Eterno, en un sentido, es el año anterior al regreso de Cristo. Isaías lo aclaró así: "Es día de venganza del Eterno, año de retribuciones en el pleito de Sion" (Isaías 34:8).

Los problemas ambientales y políticos simbolizados por los cuatro jinetes del Apocalipsis seguirán intensificándose. Habrá persecución religiosa en grande, como se revela en el quinto sello del Apocalipsis. El sexto sello, señales en el cielo, despertará al mundo cuando esté por comenzar el día del Eterno: ¡el séptimo sello!

El séptimo sello dura aproximadamente un año y consiste en siete plagas que corresponden a siete trompetas. Juan lo describe así: "Cuando abrió el séptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora. Y vi a los siete ángeles que estaban en pie ante Dios; y se les dieron siete trompetas" (Apocalipsis 8:1-2). Las trompetas nos dan una advertencia: ¡anuncian siete plagas o juicios!

Observe en Apocalipsis 8 que cuando los cuatro primeros ángeles tocan las trompetas, se produce un gran asolamiento ecológico en toda la Tierra. Hay terremotos. Se queman grandes extensiones de vegetación. Muere la tercera parte de la vida acuática. Los cuerpos de agua se envenenan. Los cielos se oscurecen.

Las tres últimas plagas de las trompetas se llaman ayes. ¡La palabra "ay" es una exclamación de dolor y angustia! "Miré, y oí a un ángel volar por en medio del cielo, diciendo a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que moran en la Tierra, a causa de los otros toques de trompeta que están para sonar los tres ángeles!" (Apocalipsis 8:13).

Apocalipsis 9 describe el primer ay, que corresponde a la plaga de la quinta trompeta. Esta "plaga" es una acción militar devastadora que dura cinco meses. El segundo ay, que es la sexta plaga, presenta un cuadro de contraataques militares intensos por un ejército de 200 millones del Oriente, en un conflicto que segará la vida de la tercera parte de la población mundial. ¡Esta fase de la Tercera Guerra Mundial cobrará miles de millones de vidas! Por eso dijo Jesús que si esos días no se acortaran, "nadie sobreviviría" (Mateo 24:22, NVI), toda vida en la Tierra quedaría aniquilada.

Después oímos el sonido de la séptima trompeta. Para los cristianos, la séptima trompeta trae buenas nuevas porque anuncia el regreso de Jesucristo y el establecimiento del Reino de Dios en la Tierra. ¡Todos debemos estar preparándonos para ese momento! "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11:15). ¡Son noticias realmente extraordinarias!

Sin embargo, ¡la séptima trompeta es al mismo tiempo el tercer ay! ¿Por qué? Porque va a anunciar las últimas siete plagas. Se trata de un cumplimiento intensivo del día de la ira de Dios: "Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios" (Apocalipsis 15:1).

Podemos leer la descripción de estas plagas en Apocalipsis 16. Entre ellas hay una plaga de úlceras dolorosas en los que han adorado a la bestia y a su imagen. También hay un envenenamiento aun peor de los ríos y mares al punto que "murió todo ser vivo que había en el mar" (Apocalipsis 16:3). El Sol arderá con más calor, ¡causando olas de calor extremo, las cuales atormentarán a los que no se arrepientan de sus pecados!

¡Un final victorioso!

Al final, cuando Cristo regrese a la Tierra, va a juzgar y conquistar a todos sus enemigos. Estos son los enemigos de la paz. Son los enemigos de Cristo y sus ejércitos formidables estarán bajo la influencia de los ángeles caídos, o demonios (ver Apocalipsis 16:14).

Ese período de un año llamado el día del Eterno termina con el anuncio de que Cristo está asumiendo el mando de todos los reinos y gobiernos del mundo. ¡Es la buena nueva que todos anhelamos oír!

¡Jesucristo va a triunfar sobre los ejércitos del mundo! Estos neciamente decidirán pelear contra Él a su regreso, pero el propio Cristo, Rey de reyes, impedirá que la humanidad se aniquile a sí misma. ¡Jesucristo salvará al mundo de la destrucción y traerá paz, prosperidad y renovación a nuestro planeta durante mil años! Todos anhelamos oír la séptima trompeta, porque anunciará la venida del Reino de Dios en la Tierra.

En un sentido, el día del Eterno es el año anterior a la venida de Jesucristo. En otro sentido, continuará durante todo el milenio y por toda la eternidad.

El apóstol Pedro lo describió en estos términos: "El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la Tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia" (2 Pedro 3:10-13).

Pedro exhortó a los cristianos a permanecer en un estado espiritual de preparación. Debemos estar atentos al día del Eterno, que será un tiempo de juicio sobre las naciones. Más allá nos espera el mundo de mañana, un milenio maravilloso, con belleza, prosperidad y restauración bajo el mando de Jesucristo. ¡Que Dios traiga pronto ese día! ¡Y que usted y yo estemos preparados para recibirlo!

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