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¡El tiempo! ¿Quién puede explicarlo? “Úsalo o piérdelo”, dicen los expertos. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo, y nunca parece ser suficiente. Existen muchos dichos acerca del tiempo, como: “El tiempo sigue su marcha”, “El tiempo no espera a nadie”, “El tiempo es dinero” y “El tiempo es fugaz”. Especialmente en el mundo estresante, acelerado y de alta presión en que vivimos hoy, el tiempo es un recurso muy valioso. Las personas constantemente revisan la hora en su reloj o en su teléfono inteligente, en su computadora, o (¡todavía incluso!) en la radio o la televisión. Sea cual sea la etapa de la vida en la que estemos, parece que nunca tenemos suficiente tiempo para hacer todo lo que necesitamos hacer en el día. Por eso, la mayoría de la gente siempre quiere saber qué hora es.
Con toda la presión de abarrotar de actividades cada día, a veces perdemos de vista nuestro lugar en el curso de la historia. Entonces, desde una perspectiva histórica, ¿qué hora es?
Algunos pueden responder: “¿Qué diferencia hace? Seguramente todo seguirá igual, como hoy.” ¿Tienen ellos razón? ¡No! De hecho, la Biblia dice mucho acerca del tiempo, tanto en a corto como a largo plazo. Por ejemplo, el apóstol Pablo escribió:
“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15–16, RVR1960). ¡Un buen consejo en cualquier época!
Aun así, queda la pregunta una pregunta aún más importante: ¿Qué “hora” es en la historia humana? La Biblia responde esta importante pregunta al revelar una serie de eventos que ocurrirán en los “postreros días” (Daniel 10:14) o en el “tiempo del fin” (Daniel 8:17). Pablo describe una de las características del tiempo del fin cuando habla de la conducta humana que se verá en esa época:
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios” (2 Timoteo 3:1–4, RVR1960).
Al observar el colapso de los valores morales a nuestro alrededor y los muchos problemas que resultan de ello, ¿podemos dudar seriamente de que estamos en los tiempos descritos por Pablo? Al sufrir el caos económico, las guerras, y los conflictos políticos y sociales en tantas partes del mundo, debemos recordar que Jesucristo describió estas condiciones como señales del tiempo del fin, cuando dijo:
“Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores. Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:4–14, RVR1960).
Entonces, ¿qué hora es? No es solo el tiempo del fin; es tiempo de involucrarnos más que nunca en la Obra de Dios: predicar y dar a conocer el mensaje del Reino venidero de Dios, el mensaje del Evangelio que Jesucristo trajo como advertencia a este mundo.
Para aprender más sobre los tiempos en que vivimos y acerca del Reino de Dios que vendrá, puede leer en línea o solicitar nuestros folletos Catorce señales que anuncian el regreso de Cristo y El maravilloso mundo de mañana: ¿Cómo será? Estos folletos le ayudarán a discernir las señales de los tiempos.