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Quizás haya notado que el uso de blasfemias además del vocabulario vulgar parece haber aumentado en los últimos años. Un artículo del Saturday Evening Post del 5 de noviembre de 2024 informó: «Si cree que el lenguaje estadounidense ha pasado de ser apto para todo público (PG) a apto para mayores de 18 años (R), no está solo. Parece que el lenguaje profano es cada vez más común en Estados Unidos». En marzo de 2025, el New York Times publicó un artículo que preguntaba: «¿Se dicen demasiadas palabrotas hoy en día?». ¿Es esta la progresión natural de una tendencia que dura décadas de deterioro del lenguaje? ¿Qué podría significar esto para la moral general de Estados Unidos y otros países?
El 5 de mayo, el Wall Street Journal publicó un artículo de opinión titulado «Adivina quién dice palabrotas durante la cena», en el que el pediatra Robert Hamilton describe su reciente cena en casa de un amigo. Casualmente, se sentó junto a una joven recién graduada de una universidad Ivy League (grupo de 8 universidades privadas del nordeste de los Estados Unidos). Nunca la había conocido, y durante la conversación en la cena, ella empleó un lenguaje muy vulgar. Más tarde, le preguntó si se sentía ofendido por sus palabrotas. Él dijo que no, pero añadió que se esfuerza por evitar ese tipo de lenguaje grosero. Tras darle varias buenas razones, resumió diciendo: «Las palabras vulgares nos degradan, mientras que el lenguaje inteligente y correcto nos eleva».
Aprecié y me identifiqué con la experiencia y el comentario de este pediatra.
Me recordó una visita reciente al supermercado, donde me crucé con dos mujeres, quizás de unos 30 años de edad, que estaban siendo atendidas por una empleada. Oí a una de ellas usar una palabrota muy común mientras hablaban sobre sus compras. No estaba molesta ni enfadada, sino que simplemente la usaba como parte de su comunicación habitual, con la empleada, a quien parecía no conocer.
Estos casos son, lamentablemente, comunes. Quizás usted se haya preguntado, como yo, ¿Es necesario? ¿Se les ocurre siquiera a quienes usan ese tipo de lenguaje, (ya que usó un término escatológico que se refiere a excremento, para referirse a productos comestibles) que exista la palabra dignidad? ¿Queda algo de decoro o virtud, o siquiera algunos buenos modales?
De nuevo, lamentablemente, ese lenguaje grosero no solo lo usa la "gente común". Esta desagradable tendencia la lideran celebridades, deportistas, políticos y otras personas influyentes. El artículo del Dr. Hamilton señaló que Donald Trump y Kamala Harris usaron una palabra vulgar durante la campaña electoral del año pasado.
Muchos pasajes bíblicos abordan el pecado del lenguaje vulgar. Consideremos dos versículos de Proverbios 31 que describen a una esposa excelente y piadosa. En el versículo 10, se describe a esta esposa como virtuosa, una palabra tan agradable, y que incluso suena anticuada, en el buen sentido. Esto nos indica que tiene y demuestra altos estándares morales. En la Nueva Versión Internacional y otras traducciones, la esposa virtuosa también se describe en el versículo 25 como vestida de dignidad, otra palabra agradable y anticuada. Ella es digna de honor y respeto.
Al usar groserías, la cliente del supermercado y los dos candidatos presidenciales ciertamente no actuaron con virtud ni dignidad.
Comparado con muchos otros comportamientos y tendencias sociales horrendos, el lenguaje vulgar parece no ser tan malo. Sin embargo, las cosas pequeñas a menudo reflejan cosas grandes (el que es fiel en lo poco también es fiel en lo mucho, véase Lucas 16:10). Y sin duda Dios toma nota y está en contra del lenguaje profano porque Él es lo opuesto a lo profano: Él es santo, la personificación de la virtud y la dignidad e inspiró al apóstol Pablo a escribir: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes» (Efesios 4:29). Bellamente dicho.
Los cristianos deben esforzarse por vivir en contra de muchas tendencias actuales, incluyendo el uso de lenguaje grosero. El uso de lenguaje vulgar y profano arrastra a quien lo habla y a quien lo escucha a un estado mental inferior. El lenguaje piadoso es puro y limpio, edifica e imparte gracia, y muestra un pequeño reflejo de una persona, como la mujer de Proverbios 31, que se esfuerza por vivir conforme a la virtud y la dignidad.
Si desea obtener más información, lea "¿Qué es un verdadero cristiano?". También puede considerar ver los programas de El Mundo de Mañana "La Biblia ¿Realidad o ficción?" y "¿Qué es el cristianismo bíblico?".