¿Creemos en las promesas? | El Mundo de Mañana

¿Creemos en las promesas?

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Es posible que en algún momento hayamos escuchado por primera vez acerca de promesas que un compañero de juego de la infancia nos dijo que debíamos "prometer no contar" antes de que nos cuenten un secreto. Así mismo, lamentablemente a temprana edad descubrimos que las promesas generalmente se rompen.

El "costo" de hacer una promesa es muy fácil, solo se requiere el enunciado de una palabra: "prometo". Pero recuerdo que aprender a simplemente decir la palabra "prometo" no siempre fue suficiente. Una promesa aparentemente necesitaba una promesa adicional para que fuera algo real. Más de una vez me sentí inquieto al descubrir que yo debía agregar: "Atraviesa mi corazón, espero morir, clávame una aguja en el ojo". Al escuchar esto y visualizar la imagen macabra, decidí que ya no quería escuchar el secreto. No valía la pena la posibilidad de tener que clavarme una aguja en el ojo, y mucho menos la posibilidad de morir.

¡Las promesas son importantes! A medida que envejecemos y aprendemos sobre la vida, encontramos que las promesas vienen en muchas formas. Existen garantías y garantías sobre productos, pagarés, votos, acuerdos y contratos, con jerga legal impresa en un tamaño de letra pequeña que incluye definiciones y tecnicismos. Para dar credibilidad, algunas promesas están impresas en papel legal con firmas autenticadas, sellos oficiales, mas sellos y son archivados en varias oficinas o instituciones financieras en enormes edificios con bóvedas sólidas.

También podemos enterarnos de que una garantía sobre un producto tiene un "chismorreo" legal sobre las personas o partes de la primera parte que explica por qué un producto no está realmente garantizado para las personas o partes de la segunda parte. Una garantía puede no ser "realmente" una garantía. Un tratado de paz puede no valer ni siquiera lo que vale el papel sobre el que fue escrito. Lo mismo es para acuerdos, votos, juramentos y promesas. Experimentar solo una promesa fallida puede hacer que una persona desconfíe de todo tipo de promesas.

Los fabricantes agregan palabras como “garantía acorazada" para inducirnos a creer en su promesa. Pero una promesa fallida es una mentira, y una promesa rota no vale nada. ¿Es de extrañar que los clientes experimentados no crean en las promesas hasta que lean la letra pequeña, en lugar de creer en la publicidad que contiene “afirmaciones amplias e inespecíficas” al pie de la letra?

¿Por qué la palabra "promesa" a menudo significa tan poco? ¡La respuesta es que Satanás, el gobernante de este mundo, es un mentiroso! Satanás es el padre de las mentiras que ha engañado al mundo entero (Apocalipsis 12:9). Entonces, no es de extrañar que las garantías, los contratos y las promesas sean tan poco confiables en la sociedad actual.

¡Que decepción! ¡La palabra "prometo" aparentemente no tiene sentido! Mis disculpas a todos los honestos vendedores de autos usados ​​y a los políticos, pero seguramente reconocen que la mayoría de la gente no confía en ellos ni en sus promesas. Muchas personas se han vuelto desconfiadas, sospechan de todo y están hastiadas. Incluso hay gestos, caras divertidas y maneras pintorescas de expresar nuestra incredulidad ante la falta de fiabilidad a promesas como: "Si crees eso, tengo una propiedad costera que quiero venderte" o "Confío en ellos hasta el momento en que pueda tirarlos lejos", que hablan de la ¡falta de credibilidad!

¿Es de extrañar entonces que cuando las personas leen las promesas de Dios en la Biblia, se muestren escépticas? Han sido "pre-programadas" para ser así. Satanás no quiere que la humanidad crea lo que Dios dice o ha prometido a los creyentes. Pero la Palabra de Dios es verdadera, y sus promesas son seguras y absolutas. No debemos permitir que Satanás influya en nuestro pensamiento sobre las promesas del Dios Todopoderoso. Y él ha hecho promesas maravillosas a los creyentes que confían en él y que le obedecen.

Entender que las promesas de Dios son seguras y absolutas es maravilloso. Un niño entiende que "una promesa es una promesa". Es así de simple. Un niño no necesita una interpretación legal, y no tiene en cuenta las evasivas o palabrerías que "explican" una promesa. Y cuando Dios hace una promesa, es sólida como una roca, es inquebrantable, ¡no se necesitan agujas para reparar!

Para obtener más información sobre este tema, lea los folletos, El Dios verdadero: Pruebas y promesas y La Biblia: ¿Realidad of ficción?