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Cada año, durante el otoño, justo después del inicio del año escolar, Estados Unidos celebra la “Semana Nacional de la Educación para Adultos y la Alfabetización Familiar” (del 14 al 20 de septiembre en 2025). ¿Qué revela la Biblia sobre la importancia de la educación, tanto hoy como en el Reino venidero de Dios?
Primero, observemos que Dios se complace con nuestra humilde obediencia mucho más de lo que le impresiona nuestro intelecto (Isaías 66:1-2’; Miqueas 6:8), Él espera que nos eduquemos y que nuestros hijos también sean educados. Dios desea que los padres que eduquen diligente y adecuadamente a sus hijos (Proverbios 22:6). Dios también les recuerda a los hijos su responsabilidad de obedecer las instrucciones de sus padres. “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies” (Proverbios 23:22).
Dado que la educación es importante para Dios, no es de extrañar que muchos de sus siervos fieles tuvieran una buena educación. Moisés recibió la mejor educación que las cortes reales egipcias podían proporcionar. Moisés se volvió poderoso en palabras y hechos y se estaba convirtiendo en un príncipe altamente educado del gran imperio egipcio (Hechos 7:22). Del mismo modo, Isaías fue altamente educado y se convirtió en el consejero político y religioso de la nación, sirviendo a varios monarcas judíos (2 Crónicas 26:22, 32:32). Mateo sirvió como recaudador de impuestos antes de su llamado; un puesto que requería inteligencia y educación en contabilidad y derecho civil, así como en los idiomas griego y arameo. Del mismo modo, Lucas no solo fue un médico educado, sino también un historiador consumado (Lucas 1:1-4, Colosenses 4:14). El apóstol Pablo es famoso por ser uno de los jóvenes estudiantes más brillantes de la ley (Gálatas 1:14). Sin embargo, para cada uno de estos hombres, toda su educación mundana fue solo un precursor de la verdadera educación que recibirían en el camino de Dios. Sin una base sólida en el camino de Dios, incluso la mejor educación mundana no es más que vanidad (Eclesiastés 1:2).
Respecto a la educación en el Reino de Dios, el difunto Roderick C. Meredith, el Director General anterior de la revista El Mundo de Mañana, escribió: «Las escuelas y colegios no serán más “fábricas académicas” que producen miles de jóvenes educados solo en información técnica. Más bien serán instituciones educativas orientadas a la comunidad y diseñadas para desarrollar la formación básica impartida en el hogar. Se armonizarán los principios correctos de la vida con la información técnica y el conocimiento práctico para promover el bienestar del mundo entero» (El maravilloso mundo de mañana: ¿Cómo será?, pág. 33).
Durante el Milenio, podemos esperar que se imparta mucha más educación en el hogar. Y, cuando los niños estudien fuera de casa, podemos estar seguros de que no serán enviados a escuelas superpobladas, peligrosas, moralmente a la deriva o con bajo rendimiento (véa nuestro artículo, “A donde se están yendo todos los maestros?”). Más bien, estarán bajo el cuidado de maestros y administradores talentosos, dedicados y temerosos de Dios. Entonces, todo el sistema educativo y toda la sociedad serán guiados por Cristo y los santos resucitados conforme a la justa ley de Dios. Los santos resucitados también serán “maestros” que instruirán con amor: “Este es el camino, andad por él” (Isaías 30:20-21).
Como describe el Dr. Meredith: «Durante el milenio los maestros sabrán que sus alumnos están siendo enseñados por ambos padres en el hogar. Se sentirán confiados en desempeñar el papel de complementar lo que los padres han hecho. Habrá una estrecha comunicación y cooperación entre padres y maestros, y entre maestros y estudiantes…Vivirán en una sociedad basada en los principios del Creador, la cual producirá paz, prosperidad y productividad jamás experimentados en la sociedad humana» (El maravilloso mundo de mañana: ¿Cómo será?, pág. 33).
Dios espera que los padres se ocupen de la educación de sus hijos, tanto en los aspectos espirituales como físicos que necesitarán para tener éxito en la vida. Y Él espera que los niños y jóvenes se esfuercen por su propia educación. Una educación correcta nos prepara para servir a Dios más plenamente. Pero lo más importante es que los cristianos siempre debemos recordar que la verdadera educación comienza con el reconocimiento de que existe un gran Dios Creador, quien es la fuente de todo conocimiento y sabiduría (Proverbios 1:7, 9:10).
El camino cristiano se basa en la educación y la formación, sin importar el origen de la persona. ¿Y qué mejor base para el conocimiento que la Biblia, la palabra inspirada y santa de Dios? Descubra la importancia de la educación para la vida moderna y cómo el sistema corrupto actual solo ha alejado a las personas del camino de la verdadera sabiduría y moralidad. Lea “Un nuevo sistema educativo” y no olvide ordenar hoy mismo su ejemplar gratuito “La Biblia: ¿Realidad o ficción?”