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Espinos y cardos

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La mayoría de la gente trata de evitar situaciones espinosas. Ya sabe, esos momentos difíciles e incómodos en los que uno dice o hace algo incorrecto, lo cual es vergonzoso para todos los involucrados. Las costumbres y procedimientos que la mayoría de las personas llaman "buenos modales" resultaron de la necesidad de tener estándares de conducta social que rijan la interacción cortés y considerada entre personas.

Aunque vivimos en una época cada vez más informal, todavía existe la necesidad de buenos modales para el trato armonioso con los demás. Si bien estas reglas y habilidades para relacionarse con otros son valiosas a nivel social, existen estándares aún más importantes que incluyen la moralidad y el bien y el mal en cada fase de la vida. Hoy en día, muchos no reconocen estas reglas de conducta, especialmente las reglas de conducta que se encuentran en la Biblia.

El Creador dio diez reglas por las cuales la humanidad debe vivir, conocidos como los Diez Mandamientos, y que se pueden encontrar en Éxodo 20 y Deuteronomio 5. El libro de Levítico da varios estatutos y juicios que "se concentran" en los detalles de cómo poner estas reglas en práctica, incluidos los derechos de propiedad, las leyes sobre la negligencia, comportamientos sexuales, etc. Dios explicó que la práctica de estas reglas traería beneficios maravillosos, pero ignorarlas o despreciarlas resultaría en grandes problemas. Hay un libro en la Biblia que relata la historia de una época en la que se ignoraron estas instrucciones. Jueces 21:25 declara: "En estos días... cada uno hacía lo que bien le parecía". Como resultado, fue una época de terrible crueldad y sufrimiento para la gente. Dios había advertido claramente que esto sucedería si se ignoraran sus reglas de conducta.

Esta propensión comenzó temprano en la historia de la humanidad. Muchos ridiculizan la historia de Adán y Eva en el Jardín del Edén, donde comenzó la historia de esta era. La primera pareja no escuchó las instrucciones sencillas e infringió las reglas, lo que resultó en su expulsión del hermoso jardín con esta maldición sobre ellos: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá” (Génesis 3:17-18).

Más tarde, en los sabios dichos de Salomón, se describen los resultados de la conducta pecaminosa y perversa: “Espinos y lazos hay en el camino del perverso; el que guarda su alma se alejará de ellos” (Proverbios 22:5). Estas malas hierbas y plantas nocivas se utilizan a menudo como una analogía de los resultados de no obedecer con diligencia los mandamientos de Dios. Salomón también escribió: “Pasé junto al campo... del hombre falto de entendimiento; Y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían ya cubierto su faz” (Proverbios 24:30–31). Fíjense, que a aquellos que sean perversos en su comportamiento obtendrán los mismos resultados que tuvo Adán.

Si mira a su alrededor hoy, en todos los estratos de la sociedad verá perversidad. Las decisiones de los tribunales, la legislación y las regulaciones gubernamentales apoyan la aceptación de la homosexualidad, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la confusión transgénero y otros comportamientos aberrantes al declarar que son simplemente una manifestación del derecho de la libertad de expresión y la "búsqueda de la felicidad".

Tales comportamientos, y el colapso que provocan de la sociedad, no son nuevos. El apóstol Pablo se centró en ellos en su carta a la Iglesia en Filipos: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:14-15).

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