“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
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“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Cuando ustedes lean esta edición de nuestra revista, confío en que la mayoría habrán recibido la carta semestral de nuestro director general, el doctor Roderick C. Meredith. Dos veces al año dirige a los suscriptores de El Mundo de Mañana una carta personal con noticias sobre la obra y lo que el Cristo viviente está haciendo en nuestro mundo, conforme se acerca el final de esta era. Pese a los muchos ataques de Satanás contra los valores bíblicos perdurables, los verdaderos cristianos pueden seguir fieles a su Salvador, respondiéndole con amor y obediencia, lo que es posible gracias al don del Espíritu Santo. Jesucristo declaró en Juan 10:27: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”.
Adorar a un dios falso es pecado grave (Éxodo 20:3-5). El apóstol Pablo escribió: "La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Por tanto, la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo es un asunto de vida o muerte. ¡Estudie este artículo y actúe conforme a la verdad!
Aun el mundo que se llama "cristiano", dividido en más de 400 sectas o denominaciones, ha sido ENGAÑADO acerca de lo que significa la salvación y en lo que respecta al día en que Dios va a convertir a la gran mayoría de la humanidad. ¡Este es un punto digno de reflexión!
Todos los días leemos noticias y vemos imágenes de millones de seres angustiados que huyen de su patria en un intento desesperado por llegar a un lugar seguro.
La sociedad moderna se encuentra en un conflicto con motivo de los diez mandamientos. ¿Han sido abolidos por orden de Dios, o por la inexorable marcha del hombre hacia el conocimiento científico?
¿Deben exhibirse en lugares públicos, o reservarse para los recintos religiosos? ¿Son una carga para la gente "educada", o una bendición para quienes los obedecen? El rey David exclamó: "¡Oh, cuánto amo tu ley!" y la llamó perfecta; el apóstol Pablo dijo que era santa, justa y buena. Jesús cumplió los diez mandamientos, los magnificó y mandó obedecerlos. Sin embargo, la mayoría de las personas tienen el decálogo como un enigma que jamás se ha entendido. El presente folleto explica claramente esta ley viviente e inexorable que pronto será la ley fundamental del pacífico, próspero y feliz mundo de mañana.