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Espere un milagro

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Uno de los temas favoritos de la literatura es la liberación. Nos emocionan las historias de audacia y valentía, ya que siempre una persona o grupos de personas o ejércitos enteros son rescatados, liberados del peligro, y a veces, en el último momento, corriendo un gran riesgo.

Los libros de historias y las películas con este tema fascinan a las personas. La Biblia tiene muchas historias de rescates milagrosos. Usted conoce el relato de Noé y su familia, es una gran historia, y es verdadera. Otro ejemplo es la historia de la liberación de Lot, sobrino de Abraham, llevado cautivo por un ejército extranjero. Lot fue también rescatado milagrosamente de la destrucción de Sodoma y Gomorra, dos ciudades en que la maldad hizo que Dios las destruyera por medio de un fuego sobrenatural.

Dios se valió de José, el hijo de Jacob, para librar a su pueblo del hambre. Y el rescate más grande de todos los tiempos fue en el libro del Éxodo, cuando Dios liberó al pueblo hebreo de la poderosa nación de Egipto mediante las señales y prodigios que realizó por mano de Moisés su siervo.

El Nuevo Testamento también tiene muchas historias de liberación. Jesús, usando un poder sobrenatural, se escabulló de aquellos que intentaban arrojarlo por un precipicio (Lucas 4:28–30). En el Libro de los Hechos, capítulo 12, leemos que el apóstol Pedro fue encarcelado durante los Días de los Panes sin Levadura por predicar el Evangelio, y que fue encadenado entre dos guardias. Un ángel lo liberó, sus cadenas se cayeron y la puerta de hierro de la prisión se abrió milagrosamente.

El apóstol Pablo, después de su conversión, fue descolgado  en una canasta desde lo alto de la muralla de Damasco. Debió de haber sido una experiencia aterradora, pero escapó ileso.

Si lo pensamos, como seres humanos, todos necesitamos liberación, física y espiritual. ¿Por qué espiritual, se podría preguntar? La respuesta es "...por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, (Romanos 3:23). ¿Cuál es el resultado del pecado? "la paga del pecado es muerte ..." (Romanos 6:23). Pero la liberación está disponible. Pablo escribió: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira. Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida (Romanos 5:8-10).

Entonces, vemos la necesidad de liberación espiritual, pero ¿qué pasa con la liberación física? Todos nosotros estamos interesados ​​sentir seguridad ante un gran peligro. El salmista escribió con elocuencia sobre la protección de Dios en estas situaciones: "No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya. Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará" (Salmo 91:5–7).

Y luego, mediante una profecía muy importante, Jesús le habló de una liberación futura: "Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra" (Apocalipsis 3:10). Muchas otras escrituras confirman esta promesa.

Hay liberación, física y espiritual, pero, como personas de libre albedrío, debemos hacer nuestra parte para obtenerla. Para obtener más información sobre lo que se requiere, solicite nuestro folleto ¿Qué es un verdadero cristiano? o léalo en línea.