El pequeño rebaño | El Mundo de Mañana

El pequeño rebaño

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Los árboles desnudos sin hojas forman una silueta en el horizonte durante una mañana de invierno, es hermoso contemplarla sintiendo el aire frío, claro y fresco. No hay mucho tráfico un sábado por la mañana, muy diferente al tráfico pesado durante la semana.

Las noticias de la radio son relativamente tranquilas, excepto por el análisis de los temas políticos aún en curso y los comentarios sobre los grandes eventos deportivos programados para el fin de semana.

Salir temprano en la mañana los sábados es una rutina habitual para los ministros viajeros, que a menudo hacen viajes para visitar las pequeñas congregaciones de la Iglesia de Dios que se encuentran esparcidas por todo el país y por el mundo. No hay suficientes ministros para que cada pequeña congregación tenga su propio pastor, por lo que la mayoría de ellas son atendidas por ministros que hacen un circuito para visitar estos pequeños grupos. Cada visita ministerial incluye un sermón basado en un tema bíblico, como la vida cristiana, la profecía bíblica o los Días Santos. Los mensajes son útiles y prácticos para aquellos que se esfuerzan por vivir de acuerdo con cada palabra de Dios.

Algunas personas tendrán preguntas que el ministro tratará de responder. Algunos solicitarán oración y unción para sanidad, una práctica que se encuentra en Santiago 5. Los hermanos conversan y comparten hasta que tienen que irse a sus hogares, a veces bastante lejos de donde se realizan los servicios sabáticos. Mientras se dirigen a casa, la mayoría ya espera con ansias el próximo fin de semana cuando podrán estar juntos nuevamente.

¿Por qué hacer estos viajes para hablar a estas personas y servirles? Hay precedentes que se encuentran en la Biblia. A lo largo del tiempo, las personas dedicadas a seguir el camino de vida de Dios han sido pocas y han estado dispersas, como hoy.

En la antigüedad, el profeta Samuel con regularidad hacía un circuito para servir a la gente de ese entonces. “Y todos los años iba y daba vuelta a Bet-el, a Gilgal y a Mizpa, y juzgaba a Israel en todos estos lugares” (1 Samuel 7:16).

Jesús también usó este método: "…Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando" (Marcos 6:6). Más tarde, el Apóstol Pablo fue conocido por sus viajes formando iglesias y difundiendo las buenas nuevas del Reino de Dios. En 2 Corintios 11:26, habló de estar "en caminos muchas veces".

¿Por qué hacer esto? ¿Por qué hacer cosas difíciles? Jesús lo dejó claro en su instrucción al apóstol Pedro justo antes de ascender al Cielo: "Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro... apacienta mis corderos... pastorea mis ovejas... apacienta mis ovejas" (Juan 21:15–17).

Así que, por todo el país y en muchas partes del mundo, hay ministros dedicados que están en movimiento, haciendo visitas regulares a pequeñas congregaciones, esforzándose por seguir las instrucciones de Jesucristo al apacentar el rebaño que Dios ha llamado. No encontrará estas pequeñas manadas en grandes edificios de iglesias o en un entorno suntuoso. En su mayoría, se reúnen en salones alquilados, entendiéndose que la "Iglesia" va al edificio y no que el edificio es la Iglesia.

Al final del día, los árboles desnudos forman una hermosa silueta en el cielo invernal de la tarde mientras el predicador que hace el circuito de visitas se dirige a casa, cansado, pero feliz de haber servido a un pequeño rebaño que estaba ansioso por escuchar lo que el traía para ellos en el día de reposo.

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