Cuando los cielos estén despejados podremos ver con claridad para siempre. | El Mundo de Mañana

Cuando los cielos estén despejados podremos ver con claridad para siempre.

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Parece que no importa a dónde miremos, las escenas de crimen, guerra, locura y brutalidad pueden hacer que los días se sientan sombríos y nublados. Incluso podemos preguntarnos: ¿Mejoraran las cosas en algún momento?                          

Sin embargo, aquellos que prestan atención a la profecía bíblica no deberían sorprenderse por la forma en la que van las cosas. Jesucristo advirtió que el tiempo del fin estaría lleno de todo tipo de atrocidades a medida que Satanás hace un esfuerzo final para alejar al pueblo de Dios antes de la segunda venida de Jesucristo (2 Timoteo 3:1–4; 2 Corintios 4:4; Apocalipsis 13:1–18). Pero el mensaje del Evangelio de Cristo también promete la más grande de las esperanzas.

La Biblia explica que el reinado de terror de Satanás solo será temporal y que incluso el mismo Diablo sabe que su tiempo es corto (Apocalipsis 12:12). La palabra de Dios dirige nuestro enfoque lejos de los problemas de este mundo y hacia Su Reino venidero, al que Cristo exhortó a Sus seguidores a buscar por encima de todo (Mateo 6:33). Hacer esto puede ayudarnos a que los días se sientan espiritualmente claros y nos permita tener una visión esperanzadora del futuro.

El Reino de Dios se refiere al gobierno justo que Jesucristo establecerá en la Tierra en Su segunda venida. Este mensaje está en el corazón de la Biblia y del plan de salvación de Dios: el hecho de que el dominio de Satanás llegará a su fin y Cristo será coronado Rey de reyes en la Tierra y en todo el universo.

El Reino de Dios es el tema de muchas escrituras y profecías del Antiguo Testamento, muchas de las cuales destacan su duración permanente. Aquí hay dos ejemplos:

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de Su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre Su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” (Isaías 9:6–7).

“Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).

En el Nuevo Testamento, el Reino de Dios también tiene un enfoque importante. Jesucristo dijo: “Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado” (Lucas 4:43). Después de la muerte y resurrección de Jesús, Él instruyó a Sus discípulos a continuar predicando el evangelio del Reino de Dios, lo cual hicieron con gran celo y a pesar de la intensa persecución (Hechos 14:22; 19:8; 28:23, 31).

El Nuevo Testamento al igual que el Antiguo, también enfatiza que el reino de Dios durará para siempre.

Jesús concluyó la oración modelo de esta manera: “…porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (Mateo 6:13).

En el Evangelio de Lucas, el mensajero de Dios declara: “y El reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:33).

Apocalipsis 11:15 es un versículo poderoso que describe el momento asombroso cuando Cristo asume Su trono como Rey de reyes, marcado por una trompeta gloriosa: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y El reinará por los siglos de los siglos”.

Un ejemplo más en el último libro de la Biblia: “No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 22:5).

A medida que el “reino” de Satanás se vuelve más problemático con cada día que pasa, aquellos que saben dónde mirar pueden ver que se acerca la tormenta final. Pero, incluso en medio de las nubes oscuras, usted puede volverse hacia Dios y Su palabra para obtener luz, esperanza y claridad. Como dice Proverbios 4:18, “la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”. Cuando las cosas son especialmente preocupantes, puede ser útil y refrescante “cerrar las persianas” al mundo y abrir la ventana a la palabra de Dios.

Esto nos ayudará a mirar más allá de este mundo hacia el Reino de Dios, donde los cielos estarán despejados y realmente podremos ver con claridad para siempre.

Para obtener más información sobre el futuro glorioso que Dios tiene reservado, asegúrese de ver la transmisión “¿Qué es el Reino de Dios?” aquí en El Mundo de Mañana, y solicite su copia gratis del folleto El Maravilloso Mundo de Mañana: ¿Cómo será?