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Pregunta y respuesta

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Pregunta: Cada año cerca de la Pascua, me pregunto: ¿Qué tienen que ver los huevos de colores y los conejitos con la muerte y resurrección de Jesucristo?

Respuesta: La biología lo demuestra claramente: ¡los conejos no ponen huevos! Entonces, ¿qué tienen en común los conejos y los huevos? Los primeros se destacan por su fecundidad reproductiva, y los huevos se consideran símbolo de fertilidad.

¿Qué tiene que ver la fecundidad con el domingo de resurrección? Muchos que celebran esa fiesta no se dan cuenta de que el domingo de resurrección no es una fiesta bíblica. Es una festividad derivada de las celebraciones de la fertilidad primaveral en honor de diosas paganas de la era precristiana. Y quienes celebran servicios religiosos al amanecer del domingo quizá no sepan que tal costumbre, cuando la congregación a menudo se coloca mirando hacia el Sol que sale, tiene sus orígenes en el culto a una diosa pagana del Sol.

"No importa; hemos tomado una costumbre pagana y la cristianizamos", dirán algunos. ¿Qué dice Dios respecto de esa actitud? El profeta Jeremías consignó la orden clara y directa de nuestro Creador: "No aprendáis el camino de las naciones" (Jeremías 10:2). Este pasaje de Jeremías prosigue describiendo la hechura de ídolos de madera, con lo cual deja en claro que Dios no quiere que se le adore con prácticas importadas del paganismo.

¿Será deseo de Dios que los cristianos guarden el domingo de resurrección? Para sorpresa de algunos, ¡la Biblia no trae ninguna constancia de que se haya celebrado ese día en el pasado! Tampoco trae ninguna instrucción de que lo celebremos en este tiempo. Como ya lo saben los lectores habituales de esta revista, Cristo murió y fue sepultado poco antes del anochecer un miércoles, cuando estaba por comenzar la Fiesta santa anual conocida como el primer Día de Panes Sin Levadura (vea Levítico 23:6); día que también es llamado "sábado de gran solemnidad" aunque se tratara de un "jueves" (Juan 19:31). Las Escrituras muestran que Jesús estuvo en el sepulcro tres días y tres noches: 72 horas completas. Por lo tanto, ¡resucitó justo antes del anochecer del sábado! Cuando las mujeres llegaron al sepulcro el domingo al amanecer, Jesús ya había resucitado (Mateo 28:1-8).

Cuando los escribas y fariseos exigieron una señal de que Cristo era el Mesías, Jesús les respondió que solo les daría "la señal del profeta Jonás" (Mateo 12:39; Juan 2:19). Aclaró que esta sería la única señal. Jonás estuvo en el vientre del gran pez tres días y tres noches, y Cristo estaría en el sepulcro por el mismo lapso de tiempo. Notemos que esto también desmiente la costumbre del "viernes santo", que es simple ficción y contraria a la Biblia. Si Cristo hubiese sido sepultado el viernes, entonces tendría que permanecer allí hasta el anochecer del lunes, y las Escrituras muestran claramente que la tumba ya estaba vacía cuando las mujeres llegaron allí el domingo por la mañana.

Siendo el domingo de resurrección una costumbre falsa, ¿cómo debe el cristiano conmemorar el sacrificio de Cristo? De nuevo, las Escrituras revelan la respuesta. El apóstol Pablo les dijo a los cristianos en Corinto: "Nuestra Pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros" (1 Corintios 5:7). Durante su última cena de Pascua con sus discípulos, celebrada después del atardecer el día 14 del mes de nisán, Cristo instituyó los nuevos símbolos del pan y del vino que representaban su cuerpo y su sangre (Mateo 26:26-28). Pablo recordó a los corintios que la Pascua es la conmemoración anual del sacrificio de Cristo: "Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga" (1 Corintios 11:23-26).

El cuerpo de Cristo fue quebrantado para nuestra sanidad física (Isaías 53:5) y su sangre se derramó para remisión de nuestros pecados (Mateo 26:28). Por lo tanto, los cristianos no deben celebrar una fiesta que no es cristiana con huevos, conejos y otros símbolos de fecundidad paganos. Como conmemoración del sacrificio de Jesucristo, deben guardar la verdadera Pascua.

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