¿Podemos trascender nuestra humanidad? | El Mundo de Mañana

¿Podemos trascender nuestra humanidad?

Díganos lo que piensa de este artículo

Aunque el Dios Creador hizo a la humanidad a su propia imagen, cada vez más personas deciden que es hora de tomar las riendas de su propio destino y transcender las limitaciones que siempre se consideraron parte integral del "ser humano".

La filosofía del "transhumanismo" ha inspirado a investigadores profesionales lo mismo que a "bioaficionados" a ir más allá de los límites biológicos aparentes del hombre para volver a crearlo como algo más que humano.

Acudiendo a la medicina y la nutrición, y valiéndose de los avances en la tecnología y la ingeniería, o incluso mediante alteraciones genéticas o biológicas en la fisiología y la anatomía humanas, se apresuran a crear un ser humano nuevo y diferente: más fuerte, más inteligente y veloz y con una vida mucho más larga que la de los débiles seres humanos de hoy.

¿Será realmente posible rediseñar nuestra especie y trascender nuestra humanidad? En tal caso, ¿es algo que deberíamos estar haciendo?

¿Vida (física) eterna?

¿Sería posible valerse de la medicina y la ciencia para recobrar la longevidad que disfrutaron seres como Adán y Matusalén? Un objetivo importante en el movimiento transhumano es el de la longevidad.

Recientemente los científicos han observado casos en que diabéticos que toman el remedio metformina han prolongado su vida un 15 por ciento más que las personan sin diabetes. Ahora están haciendo pruebas para emplear esa droga como una píldora contra el envejecimiento para personas sanas.

Sumar otros diez o doce años es "cosa menuda" si comparamos con otras investigaciones en curso. Unos científicos en la Universidad de California del Sur lograron prolongar la vida de células de levadura hasta diez veces su duración normal: ¡el equivalente de un ser humano que viviera entre 700 y 800 años! Muchos esperan que, dadas las semejanzas genéticas, los resultados pueden transferirse a los seres humanos. Un jefe del estudio afirmó: "Estamos sentando el fundamento para reprogramar la vida saludable".

Muchos tienen la esperanza de que una vez identificadas, catalogadas y resueltas las causas de la senectud y la enfermedad, los avances médicos y científicos nos permitan vivir para siempre, y disfrutar a la vez de un cuerpo equivalente al de una persona joven de 20 a 25 años de edad.

Llegan los ciborgs

En el campo de la tecnología, llevamos mucho tiempo aplicando nuestra capacidad inventiva a remediar las deficiencias causadas por lesiones y discapacidades. Desde las simples muletas y los anteojos hasta aparatos ortopédicos robóticos para los paralizados y ojos artificiales para los ciegos; hemos procurado intervenir en las capacidades humanas para recobrar o reemplazar lo que los accidentes o el tiempo nos han quitado.

El transhumanista pretende ir más allá. No se trata de simplemente reemplazar una función, sino de aplicar la tecnología para ampliar las capacidades humanas más allá de los límites normales e incluso agregar nuevos "sentidos" o capacidades que ningún ser humano tiene por naturaleza. Para muchos, añadir aparatos de alta tecnología permanentemente al cuerpo humano es una manera de ayudar a que la humanidad acelere su "progreso" y elija sus propios pasos en lo que considera su proceso de "evolución". El término empleado en ciencia ficción para individuos tecnológicamente alterados de este modo es "ciborg". Pero los ciborgs ya no están restringidos al mundo de la ciencia ficción.

El London Daily Telegraph informó el año pasado sobre varios individuos reales que se han modificado por medios tecnológicos. Algunos ejemplos son: un hombre que se colocó una brújula debajo de la piel para tener sentido de la dirección, otro cuyo ojo prostético se reemplazó con un aparato inalámbrico de alta tecnología que registra todo lo que ve, y otro con chips incrustados en la piel de la mano para darle acceso inalámbrico a su computadora, su automóvil y su casa. El ingeniero británico Kevin Warwick se hizo fijar a los nervios del brazo electrodos que lo conectan directamente con una computadora, y así controla un brazo robótico y una silla de ruedas. Le dijo al Telegraph : "Nací humano, pero creo que es algo que podemos cambiar".

Posiblemente ninguna entidad ha acogido la agenda "transhumanista" tan enteramente como la Agencia de Proyectos Avanzados para la Defensa de los Estados Unidos. En un artículo publicado en noviembre del 2011 y titulado: Supersoldados:La búsqueda de la máxima máquina asesina humana, el periódicoIndependent describe varios proyectos de "supersoldados". Entre estos hay píldoras para que el soldado pueda desempeñarse a plena capacidad durante 48 horas sin dormir, drogas que alteran los recuerdos para borrar el trauma y la sensación de culpabilidad, y cascos que aplican campos magnéticos al cerebro para mejorar notoriamente la capacidad de aprendizaje y razonamiento. Empresas como Lockheed y Raytheon han hecho "exoesqueletos" futuristas: máquinas que el soldado se fija a los brazos y piernas para tener fuerza y resistencia extraordinarias y poder cumplir sin esfuerzo proezas como levantar y cargar pesos de 90 kilos y correr a 15 kilómetros por hora sin esfuerzo aparente.

¿Qué pensar del "transhumanismo"?

¿Cuál debe ser la reacción del cristiano ante tales esfuerzos?

Los intentos por aliviar el sufrimiento y abrir un camino a los discapacitados a menudo son encomiables. En cambio, los intentos por sobrepasar las limitaciones de la humanidad deben mirarse con ojo atento y cauteloso.

No es sorprendente que proezas como estas, y aún más, estén a nuestro alcance. Dios mismo dijo ante la torre de Babel que cuando las personas se unen, "nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer" (Génesis 11:6). Nosotros somos reflejo del gran Diseñador y Creador, ¡y nuestra capacidad para diseñar y crear es enorme!

En esto hay una verdad que los transhumanistas suelen tratar sin la debida atención. Efectivamente, ¡somos reflejo de nuestro Creador y llevamos su imagen en nosotros! (Génesis 1:26). Desdeñar la forma y el diseño humanos es arriesgarse a desdeñar un don de Dios que solamente los seres humanos poseen.

Nuestra mortalidad es producto de nuestro pecado (Romanos 6:23), y los esfuerzos por sobrepasar nuestros límites sin reconocer su origen: la debilidad espiritual y el pecado contra nuestro Creador, ¡son errados y solo pueden fracasar! El concepto de "reingeniería" extrema del ser humano para conformarlo a nuestros deseos y caprichos, desatendiendo el propósito y los deseos que tiene Dios para nosotros, hace recordar la decisión tomada por Adán y Eva en el huerto en Edén: elegir el camino nuestro y no el de Dios.

Todo ello, además, hace caso omiso de la vida y el propósito de Aquel, el único en toda la historia de la humanidad, que realmente alcanzó un estatus "transhumano:" ¡Jesucristo! Habiendo sido de carne y hueso como nosotros (Juan 1:14; Hebreos 2:14), ¡ahora existe en la plenitud de la gloria divina del propio Dios! (Juan 17:5; Hebreos 1:3).

Jesucristo ofrece esa misma plenitud a quienes lo sigan. ¡Quienes realmente deseen trascender la humanidad pueden hacerlo! Más aún: esa es precisamente la finalidad del ser humano: llegar a exceder los límites de la carne y entrar en la gloria y en la Familia de Dios. Pero no va a ocurrir con aparatos ni píldoras ni máquinas. Se concederá únicamente a quienes estén dispuestos a llevar una vida de sumisión a Dios y dentro de sus capacidades muy humanas, manteniendo los ojos puestos en la recompensa que Cristo traerá consigo (1 Juan 3:1-2).

MÁS ARTÍCULOS DE ESTA EDICIÓN

Mostrar todos