¡Cómo sobrevivir en tiempos difíciles! | El Mundo de Mañana

¡Cómo sobrevivir en tiempos difíciles!

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Muchas iglesias están desvirtuando el mensaje de Cristo. El dinero pierde valor de compra. El trabajo provoca grandes tensiones. Adonde mire, la sociedad está dando al traste con los principios que antes sostuvo. Sin embargo, hay una esperanza. ¡La Palabra de Dios ofrece claves vitales que nos ayudan a soportar y aun superar los obstáculos más grandes!

Para muchos de nosotros, la vida trae una dificultad tras otra. Los problemas personales y profesionales nos golpean y nos abaten. ¡Pero la Biblia cuenta con consejos que nos ayudan a resistir y vencer!

El nuestro es un mundo agitado y tecnológico. Tal parece que el ajetreo de la vida y la intensidad de las actividades se han acelerado. Con razón hay tantas personas angustiadas, ansiosas y preocupadas. La tensión de la vida diaria basta para matarnos. Viajamos entre congestiones de tráfico; tratamos con gente carnal y agresiva; lidiamos con problemas económicos, sociales, personales y laborales. ¡Y sumemos a todo esto el estrés generado por la criminalidad y la violencia que imperan en nuestras ciudades y naciones!

¿Cómo reaccionan usted y su familia ante las presiones, las dificultades y las tensiones de la vida diaria? À los trastornos de ansiedad se les ha llamado "la epidemia silenciosa del siglo 21". Según David Puchol Esparza, de la Universidad de Valencia, España: "Los trastornos de ansiedad son considerados como los trastornos mentales más prevalentes en la actualidad". Un amplio estudio nacional sobre la salud mental de los adolescentes en los Estados Unidos, reveló que aproximadamente el 8 por ciento de los jóvenes entre los 13 y los 18 años de edad padecen trastornos de ansiedad, con síntomas que comúnmente aparecen a la tierna edad de 6 años.

En los últimos años, la recesión mundial ha afectado a millones, si no a miles de millones, de personas. La mayoría hemos pasado por momentos duros en la vida. ¿Puede usted sobrevivir en tiempos difíciles? La Biblia trae centenares de promesas del Dios Todopoderoso que nos llenan de ánimo, fe y bendiciones increíbles.

¿Cómo hacer frente a los golpes de la vida? ¿Cómo perseverar ante las tensiones cotidianas? En El Mundo de Mañana acudimos a la Biblia en busca de las grandes soluciones a nuestros problemas. En este artículo, vamos a considerar cinco estrategias principales que nos ayudarán a sobrevivir en los momentos más duros.

1. Reclamar las promesas de Dios

El apóstol Pedro escribió: "Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de Aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia" (2 Pedro 1:2-4).

¡Lo que el apóstol Pedro está revelando no son promesas corrientes sino promesas "preciosas y grandísimas"! Cuando éramos niños, nuestros padres solían prometernos cosas y esperábamos con ilusión su cumplimiento. Pero en este caso tenemos que investigar en la Biblia para hallar las promesas preciosas. Tenemos un Padre celestial que sabe lo que necesitamos y promete dárnoslo. Sin embargo, Jesús nos advierte que tengamos en orden nuestras prioridades: "Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal" (Mateo 6:33-34). ¿Es esta la prioridad para usted? Tenemos que buscar la meta más grande de todas, el Reino de Dios y su justicia. Si lo hacemos, entonces podremos reclamar las grandes promesas que Dios tiene para nosotros.

¿Cómo debemos afrontar nuestros problemas? ¿Está usted preocupado? ¿Angustiado? Dios ha dado promesas extraordinarias para tranquilizarnos. Consideremos esta: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7).

¡Esta es una bendición preciosa! Y hay muchas más. Abra la Biblia. Lea las promesas de Dios sobre la paz mental que le dará, así como decenas de beneficios y bendiciones adicionales. ¡Reclame las promesas de Dios! Recuérdele que Él le ha hecho promesas como las siguientes:

  • Responder a nuestras oraciones (Mateo 7:7-8);
  • Suplir lo que necesitamos (Filipenses 4:19);
  • Guiarnos en la vida (Proverbios 3:5-6);
  • Vida larga, si honramos a padre y madre (Efesios 6:2-3);
  • Darnos lo que nuestro corazón desee, siempre y cuando nos deleitemos en Él
  • (Salmos 37:4-5);
  • La capacidad de soportar pruebas (1 Corintios 10:13);
  • El don del Espíritu Santo (Hechos 2:38; Lucas 11:13);
  • El don de su amor (Romanos 5:5);
  • Perdón de nuestros pecados al arrepentirnos (Hechos 2:38);
  • Vida eterna (1 Juan 2:25).

    Estudie estas promesas en la Biblia. Recuérdele a Dios que Él le ha hecho estas promesas a usted. Pídale con fe que se cumpla en su vida, ¡y empezará a estar más tranquilo!

2. Orar diariamente

Es importante que busquemos al verdadero Dios de la Biblia y que cosechemos los beneficios de una relación estrecha con nuestro Padre en el Cielo. Los discípulos de Jesús le pidieron: "Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos" (Lucas 11:1). Jesús procedió a esbozar una oración, a modo de modelo. Notemos esta petición que debemos incluir al orar: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy" (Lucas 11:3). Debemos orar todos los días. El apóstol Pablo nos exhorta: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:16-18).

Nosotros podemos sobrevivir a los momentos más difíciles, ¡si es que clamamos a Dios pidiendo su ayuda! Ore en el nombre de Jesús, y Dios Padre en el Cielo responderá. Jesús reiteró que pidiéramos en su nombre al decir: "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré" (Juan 14:13-14).

Acérquese a Dios en oración cada día. Póngase de rodillas si no hay impedimento físico, y comunique sus peticiones a Dios. Él es un Padre lleno de amor y desea darnos cosas buenas. Pero tenemos que ser humildes y clamar a Él. Dios nos anima a venir confiadamente delante de su trono en el Cielo por medio de la oración. Podemos hacerlo porque nuestro Salvador y sumo sacerdote, Jesucristo, está a la derecha de Dios para interceder por nosotros. "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Hebreos 4:14-16).

Notemos que en tiempos antiguos el rey David, hombre conforme al corazón de Dios (Hechos 13:22), acostumbraba orar tres veces al día. "En cuanto a mí, a Dios clamaré; y el Eterno me salvará. Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, Él oirá mi voz" (Salmos 55:16-17).

Otro siervo de Dios también oraba todos los días. El gran profeta Daniel tenía por costumbre orar de rodillas tres veces al día, según nos cuenta en Daniel 6:10.

La clave es la constancia y orar con todo el corazón. Debemos ejercer la fe continuamente, día tras día, semana tras semana. El apóstol Pablo nos anima con estas palabras: "No desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas" (2 Corintios 4:16-18).

3. Mantener una actitud positiva

À nuestra oración diaria y persistente debemos sumar una actitud positiva constante. Recuerde que nuestro ser interior se está renovando día a día. Tenga a la vista el gran panorama, sabiendo que Dios está en su trono cuidando de usted cuando así se lo pide. Hemos leído ya estas palabras: "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6). Las angustias se superan cuando exponemos nuestros pensamientos e inquietudes más personales ante Dios en oración. Y cuando le expresamos nuestro agradecimiento, estamos ejerciendo una actitud positiva en la oración. ¡Piense en sus bendiciones! Como nos dice el apóstol Pablo: "Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:16-18).

Todo el dinero del mundo no puede comprar la paz de Dios. Esta llega solamente cuando reclamamos las promesas divinas. El apóstol Pablo nos exhorta a aplicar disciplina mental y pensar positivamente: "Hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

Muchos entre quienes nos rodean luchan por conservar la estabilidad mental. Considere este informe de una entidad estatal en asuntos mentales: En el 2010, el 21 por ciento de las mujeres de 20 años en adelante tomaban algún antidepresivo. Entre el 2001 y el 2010 el número de mujeres con antidepresivos aumentó en un 29 por ciento. Los aumentos más grandes, cercanos al 40 por ciento, se vieron entre mujeres de más de 65 años. Entre los hombres, el consumo de antidepresivos es casi la mitad de la cifra en las mujeres, pero ha aumentado en un 28 por ciento en el último decenio.

¿Está usted conservando una actitud positiva? Todos tenemos pruebas, dificultades y problemas. ¿Cómo lo manejamos? El apóstol Pablo sufrió grandes penalidades, hasta el punto de casi morir apedreado en una ocasión. Leemos del incidente en Hechos 14:19. Fue encarcelado y encadenado. Sin embargo, estando en la prisión pudo escribir la epístola a los Filipenses y exhortarlos así: "Regocijaos en el Señor" (Filipenses 4:4).

El apóstol Santiago nos alienta a tener una actitud positiva en nuestras tribulaciones. "Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna" (Santiago 1:2-4).

Mantenga presente el gran panorama. Busque primero el Reino de Dios y su justicia, como leímos en Mateo 6:33. Considere que sus dificultades son motivo de gozo cuando se da cuenta de que producen la paciencia y el carácter que Dios busca.

4. Leer la Biblia diariamente

Dios revela la verdad en su Santa Palabra, la Biblia. Leyendo la Biblia podemos saber sus pensamientos. Los milagros que llevó a cabo con las antiguas naciones de Israel y Judá, estos relatos conocidos como "historia de la salvación" nos reaniman. Recordamos la forma como Dios llevó a los israelitas y cómo atravesaron en seco el mar Rojo y los sacó de la esclavitud. Recordamos el poder que le dio al joven pastor David para que venciera al gigante Goliat. Dios libró a Daniel del foso de los leones. Salvó a tres jóvenes judíos del horno de fuego en Babilonia. Cristo sanó a multitudes que padecían toda suerte de enfermedades y aflicciones; y Dios resucitó a Jesús de la muerte después de tres días y tres noches en el sepulcro. Cuando leemos los milagros de Dios y sus muchas promesas, nuestra fe se acrecienta, como explica el apóstol Pablo: "La fe es por el oír, y el oír, por la Palabra de Dios" (Romanos 10:17).

Al estudiar la Palabra de Dios, la Biblia, Dios le dará a usted más fe para afrontar las pruebas de la vida. La profecía bíblica también nos ayuda a conocer el futuro. Más allá de las penas y tribulaciones de nuestro mundo caótico, Dios promete que vendrá un mundo nuevo y un nuevo gobierno mundial que traerá paz a todo el planeta. Se llama el Reino de Dios. Jesucristo es el Príncipe de Paz, y en la Biblia leemos esta maravillosa profecía: "Un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su Reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo del Eterno de los ejércitos hará esto" (Isaías 9:6-7).

Es así como la Biblia revela la buena noticia del venidero Reino de Dios sobre el planeta Tierra, cuando todas las naciones vivirán en paz. La Biblia nos da "la palabra profética más segura" (2 Pedro 1:19) o, como dice en la versión Reina Valera contemporánea, tenemos "la muy confiable palabra profética". Dios revela el futuro extraordinario y nuestro increíble potencial humano.

5. Interesarse por los demás

El segundo y grande mandamiento es "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 22:39). Al centrarnos en las necesidades de otros, nuestra tensión personal se reduce. ¿Por qué? ¡Porque estamos poniendo en práctica un gran mandamiento espiritual! Hay muchas maneras de amar al prójimo. Podemos comunicar nuestro amor, interés y compasión por los enfermos y visitarlos en el hospital. Podemos dar a los pobres y ayudar a proveer para las necesidades ajenas. Podemos orar por los que tienen problemas de persecución, finanzas, salud y conflictos sociales. Dios ama a cada ser humano sobre la Tierra y nos dice que oremos por ellos. Nos exhorta: "Orad unos por otros, para que seáis sanados" (Santiago 5:16). El apóstol Pablo nos dice que oremos por los líderes de gobierno y todos los demás: "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2:1-4).

Si nos interesamos por los demás, si tenemos en cuenta sus necesidades, dificultades y problemas, Dios nos bendecirá por darles lo que podemos dar. Recuerde el camino de vida supremo que Jesús enseñó: "Más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos 20:35). Jesucristo nos dio el ejemplo de una actitud de servicio. "Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:25-28).

Todos debemos seguir el ejemplo que Jesucristo nos dio de servir, ayudar e interesarnos por los demás.

¡Ponga los ojos en Cristo!

Como cristianos, miramos al Salvador del mundo y esperamos que nos salve personalmente en los tiempos difíciles. Reclamamos las promesas de Dios y vivimos cada día por fe. Estando encadenado en una prisión, el apóstol Pablo comunicó a los filipenses su actitud positiva y su fe en Cristo. Además, se esforzaba por ir más allá de la supervivencia. "Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:12-13).

No deje de mirar hacia el futuro, hacia el Reino de Dios. Manténgase cerca de Dios y confíe en que Jesucristo lo guiará en los tiempos difíciles y lo llevará hasta su Reino.

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