¿Será este el siglo de China? | El Mundo de Mañana

¿Será este el siglo de China?

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Con los Estados Unidos en decadencia, ¿estará China a punto de reemplazar a esa superpotencia? ¡La Biblia ofrece una respuesta que puede sorprenderle!

Domicilio de la quinta parte de la población mundial, la nación de China continúa siendo un enigma para muchos en Occidente. Hace miles de años fue una nación imperial con grandes ambiciones de dominio regional y aun mundial. Aunque la sacudieron guerras y desastres económicos a lo largo del siglo 20, las primeras décadas del siglo 21 han revelado el nuevo potencial de este país como una superpotencia económica y política en ciernes. ¿Qué revela la Biblia acerca del futuro de China y su lugar en las profecías para el tiempo del fin? ¡La respuesta es sorprendente!

Hace veinte años, cuando el financista Philip Schaefer organizó una conferencia de inversionistas titulada: El siglo chino: de Wall Street a la Gran Muralla, pocos habían oído la expresión "el siglo chino" como descripción del ascenso de aquella misteriosa nación a un mayor grado de poderío en el mundo.

Hoy, Estados Unidos es un país que decae rápidamente, y cuando inversionistas como Warren Buffett proclaman abiertamente que el siglo 21 es "el siglo de China", más y más personas se están dando cuenta. China se está esforzando mucho para dar alcance al Occidente en su poderío tanto económico como militar. ¿Estará, pues, destinada a dominar al mundo del modo que dominaron Gran Bretaña y los Estados Unidos en el siglo pasado? ¿Será el siglo 21, de hecho, "el siglo de China"?

Con un total de 1.400 millones de ciudadanos, China es el país de mayor población en el mundo. Tiene por mucho las reservas financieras más grandes, que se calculan ahora en más de 3,5 billones de dólares (trillones en los Estados Unidos). Sus fuerzas militares y navales se están incrementando. Los observadores han notado que China se ha trazado un rumbo deliberado en el cual une el crecimiento económico al poderío militar. Gracias a un crecimiento anual medio de 9 por ciento en los últimos 20 años, su producto interno bruto (PIB) se ha multiplicado por un factor de 10 y su poder de compra para gastos militares por un factor de 21. Es así como China continúa lenta, pero firmemente, dedicada a transformar sus fuerzas armadas en una fuerza militar completa, capaz de proyectar el poderío chino por todo el mundo.

El crecimiento económico

La economía China es la segunda en el mundo después de los Estados Unidos, o bien la tercera si se toma a la Unión Europea como un solo bloque. Viva usted donde viva, si posee una computadora o un teléfono "inteligente", es muy probable que fueron fabricados en China. El ministerio de industria e informática de China informó que en los primeros once meses del 2012 las fábricas de esa nación produjeron más de mil millones de teléfonos móviles, más de 314 millones de computadoras, 116 millones de monitores y 114 millones de televisores. Esto sin incluir los 120 millones de PC de tableta fabricados el año pasado. La presencia global china también continúa creciendo en la industria automotriz.

Hace decenios, "Hecho en China" era sinónimo de barato y mala calidad. ¡Pero ya no es así! La industria china se encuentra a la cabeza en la economía mundial, y otras naciones como Vietnam y Tailandia están haciendo el papel de competidores baratos. Hoy en China un empresario u hombre de negocios tiene mucho por qué estar agradecido.

Sin embargo, es importante comprender que durante decenios los chinos se consideraron a sí mismos como perdedores en el escenario mundial, lo que para ellos era una vergüenza nacional; considerando cuánto valoraban su pasado histórico como potencia mundial. Pese a sus glorias del pasado, China se estancó durante muchos siglos bajo una serie de gobiernos débiles y de esfuerzos mal encaminados. Se hallaba siempre dominada por los estadounidenses o los ingleses… hasta que comenzó la revolución comunista y, de pronto, millones de chinos adquirieron un sentido de orgullo por su propio gobierno, orgullo que antes les faltaba. Hoy, ellos mismos han reconocido que el comunismonoes la solución. El mandatario de China, Xi Jinping, habla de los "dos centenarios": la meta de que toda la población del país alcance una "prosperidad moderada" para el año 2020, el centenario del Partido Comunista Chino; unido a la meta de convertir a China en un país plenamente modernizado y desarrolladopara el 2049, el centenario de la República Popular de China. Robert Lawrence Kuhn, especialista en temas chinos, explica que la visión del "sueño chino" según el mandatario Xi comprende cuatro partes: "China fuerte [económica, política, diplomática, científica y militarmente]; China civilizada [equidad y justicia, cultura rica, alta moralidad]; China armoniosa [amistad entre las clases sociales]; China hermosa [medio ambiente sano, baja contaminación]. (El sueño de Xi Jinping, New York Times, 4 de junio del 2013).

De la granja a la ciudad

Un ejemplo notorio de este ardiente deseo de modernización, es el plan de los líderes chinos de pasar a 250 millones de ciudadanos de sus tierras agrícolas ancestrales a nuevas residencias urbanas; donde trabajarían en oficinas o fábricas en vez de labrar la tierra. "El gobierno, a menudo por decreto, está reemplazando con rascacielos las pequeñas viviendas rurales, está pavimentando enormes extensiones de tierras agrícolas y está transformando la vida de los habitantes rurales. Tan grande es la escala, que el número de nuevos habitantes urbanos chinos se acercará a la población urbana total de los Estados Unidos, que ya está repleto de mega ciudades" (El gran desarraigo chino, New York Times, 15 de junio del 2013).

Para el 2025, el plan es tener el 70 por ciento de la población china viviendo en ciudades, aproximadamente 900 millones de hombres, mujeres y niños. Según informa el New York Times: "Esto cambiará decididamente el carácter de China, donde el Partido Comunista insistió durante decenios que la mayoría de los campesinos, incluso los que trabajaban en las ciudades, debían seguir atados a sus parcelas diminutas a fin de asegurar la estabilidad política y económica. Ahora el Partido ha modificado sus prioridades, en aras ante todo, de hallar una nueva fuente de crecimiento para su economía, la cual está desacelerando y requiere una creciente clase consumidora de habitantes urbanos" (Ibídem).

Sería difícil exagerar el alcance del cambio que esto implicaría para China y su pueblo. Prácticamente desde el principio, el comunismo chino se distinguió en un aspecto dramático del marxismo. Mientras este último fijaba el baluarte de su revolución en la clase trabajadora industrializada, el comunismo chino daba especial énfasis a los agricultores campesinos como la fuerza populista principal que, bajo el "pensamiento de Mao Tse Tung", había de fomentar y sostener la revolución contra el capitalismo y llevar a China hacia el socialismo y el comunismo.

En un período en el cual millones en los Estados Unidos se preocupan por la pérdida de prosperidad y de los valores tradicionales de su nación y de su aparente abandono de las libertades personales, que tanto tiempo se dieron por sentadas, como atestigua la revelación de que la Oficina Nacional de Seguridad ha grabado conversaciones telefónicas personales; es fácil comprender por qué tantos en el mundo prevén un cambio en la dinámica de las superpotencias mundiales. ¿Veremos a una China urbanizada y económicamente poderosa, convertida en la principal superpotencia del mundo, precisamente cuando los Estados Unidos pierden su posición de fuerza económica y de liderazgo moral en el mundo?

¿Adónde llevará todo esto? ¿Qué es lo que realmente va a ocurrir? ¿Qué indica la Palabra inspirada de Dios?

Otro punto de vista: el de la Palabra de Dios

Hay varios pasajes en la Biblia donde Dios indica claramente que Él está a cargo de todos los grandes acontecimientos mundiales. En el libro de Daniel, leemos que el antiguo rey Nabucodonosor fue destituido durante siete años y quedó reducido a comer hierba como el ganado para enseñarle una lección. ¿Cuál era aquella lección? Dios responde: "Siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien Él quiere" (Daniel 4:32). Ni siquiera entre quienes se declaran cristianos, en su mayoría, comprenden la realidad de la autoridad divina ni qué tan real es nuestro Dios. Pero en estageneración, empezarán a comprender, puesto que Dios está comenzando a intervenir con fuerza en los asuntos humanos como nunca antes. Volviendo a la Palabra inspirada de Dios, esta nos dice: "El Eterno hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo del Eterno permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones" (Salmos 33:10-11).

Aunque China se está convirtiendo, y seguirá convirtiéndose, en una de las naciones de mayor poder e influencia en el mundo, la Biblia revela claramente que no está destinada a ser la amenaza principal para el resto del mundo y que nuestro siglo 21 no será "el siglo de China".

Lo que nos dice la Palabra de Dios es que va a surgir un imperio poderoso en Europa y que este imperio sí dominará a todo el mundo en asuntos de economía e intercambio comercial. Y si dejamos que la Biblia se interprete a sí misma, no tendremos que "adivinar" quién es tal potencia ni dónde puede surgir.

Muchos estudiosos de la Biblia saben que por medio del profeta Daniel, Dios Todopoderoso reveló una serie de cuatro reinos que surgirían en el escenario mundial. Interpretando el sueño del rey Nabucodonosor, Daniel profetizó lo siguiente en el capítulo 2 del libro de Daniel:

  • Una cabeza de oro que simbolizaba el Imperio Babilónico, el cual cayó en el año 539 ac.
  • Pecho y brazos de plata que simbolizaban el Imperio Medopersa (558-330 ac).
  • Vientre y muslos de bronce que simbolizaban el Imperio Helenista, establecido por Alejandro Magno (333-31 ac).
  • Dos piernas de hierro que simbolizaban el Imperio Romano, con diez dedos en los pies hechos de hierro y barro, símbolo del Imperio Romano y su restauración final con diez gobernantes unidos bajo un mismo líder (31ac hasta el regreso de Jesucristo).

    La versión final del Imperio Romano renacido será de duración relativamente corta y será desarraigada por un "quinto Reino", que será el gobierno real de Dios bajo el mando de Jesucristo (Daniel 2:36-45). Describiendo este "quinto Reino", la Palabra de Dios nos dice que "en los días de estos reyes el Dios del Cielo levantará un Reino que no será jamás destruido, ni será el Reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre" (v. 44).

    Este último y poderoso Imperio ¡no será un Imperio Chino! Pero, ¿cómo puede ser un Imperio "Romano" cuando sabemos que el Imperio Romano cayó en el año 476 dc? Recordemos que si bien el Imperio de Roma cayó aquel año víctima de una "herida mortal", una serie de emperadores lo han "resucitado" durante breves lapsos. El primero fue Justiniano en el 554 dc, seguido del Imperio Carolingio del famoso Carlomagno, coronado en el 800 dc, luego la Dinastía de los Habsburgo y el Imperio de Napoleón. En el siglo 20, Benito Mussolini y Adolfo Hitler restauraron por breve tiempo el Imperio mediante el poder del Eje (1936-1945)

    Este es el Imperio que resurgirá una vez más a la vista del mundo, cuando llegue el final de esta era. El apóstol Juan agrega lo siguiente a la descripción del Imperio: "Adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el Cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación" (Apocalipsis 13:4-7). Este fue un imperio sumamente poderoso, el cual, bajo la influencia del papado, persiguió tenazmente a los verdaderos santos de Dios y estuvo a punto de sofocar a la Iglesia de Dios durante la Edad Media.

Una potencia religiosa que engaña

Pero luego, la visión inspirada de Juan continúa y el apóstol ve "otra bestia que subía de la tierra" (v. 11). Esta bestia era como un "cordero", simbolismo que se aplica a Jesucristo en toda la Biblia. Pero "hablaba como dragón". El término "dragón" se emplea en este libro del Apocalipsis para indicar a Satanás, el diablo que "engaña al mundo entero" (Apocalipsis 12:9).

La "otra bestia" mencionada en Apocalipsis 13:11-18 es obviamente una gran potencia religiosa que engaña a toda la humanidad. Esta potencia también hará grandes milagros al final de nuestra era. "Hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. Y engaña a los moradores de la Tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la Tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió" (vs. 13-14).

Los comienzos de esta potencia político religiosa se están viendo ya en el continente europeo. La potencia parecerá "hacer el bien" al principio, pero terminará por tomar las riendas religiosas, económicas y políticas del poder en el mundo occidental. Luego su dominio sobre el comercio y las finanzas se hará extensivo a todo el mundo.

Apocalipsis 18 describe a la potencia como una "Babilonia" moderna: "Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la Tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la Tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites" (Apocalipsis 18:3).

Al final, Dios describe la caída de aquel sistema, cuando "los mercaderes de la Tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías" (v. 11). Como dice la Palabra de Dios: "En una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos; y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante a esta gran ciudad?" (vs. 17-18). Esta, la mayor potencia política, militar y comercial de la Tierra, aparecerá, pues, en los tiempos del fin. Será una potencia dominada e influida fuertemente por un sistema religioso falso: "En ella se halló la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la Tierra" (v. 24).

¿El siglo de quién?

No, nuestro siglo 21 no terminará siendo el "siglo de China" que tantos pronosticadores políticos y económicos prevén. Y pese al breve ascenso de Europa en los años venideros, tampoco será el "siglo de Europa". La Palabra de Dios así lo indica claramente: Jesucristo regresará dentro de poco, y con Él vendrá ¡el siglo de Jesucristo!

La Palabrade Dios dice que enseguida de la destrucción total del último imperio de la "bestia" ocurrirá otra cosa: "Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el Cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro" (Apocalipsis 19:1). Y en el versículo 11: "Entonces vi el Cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: El Verbo de Dios. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y Él las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores" (vs. 11-16).

¡El Rey venidero!

¿En qué terminará todo esto? Terminará en el pronto regreso del "Rey de reyes", el Monarca supremo, Jesucristo, ¡quien descenderá de los Cielos revestido de gloria y magnificencia! Luego sonará la "final trompeta" y se oirán voces de ángeles proclamando: "Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11:15).

À lo largo de la Biblia, Dios nos da indicaciones claras de que debemos "velar" y esperar el cumplimiento de sus profecías inspiradas. Él, y solamente Él, sabe el final desde el principio. En las Sagradas Escrituras, y en el panorama profético del tiempo del fin, no figura ninguna fuerza naval china. Sin embargo, debemos preguntarnos si acaso pudiera amasarse en el Oriente una fuerza terrestre de 200 millones (Apocalipsis 9:16) sin que China lo supiera. Conociendo las profecías bíblicas, podemos observar el crecimiento chino ¡armados de información que los expertos en política mundial no tienen!

Mientras el mundo sigue con la mirada fija en China, los estudiosos de la Palabra de Dios sabrán que la "verdadera acción" tendrá lugar en Europa y el Oriente Medio. Diez naciones o grupos de naciones se unirán bajo un dictador supremo que la Biblia denomina la "bestia." Un "Rey del Sur" (es decir, al sur de Jerusalén, zona donde se encuentran las naciones musulmanas árabes) llevará sus ejércitos a un choque dramático con la "bestia" europea y dará comienzo a la secuencia final de guerras ¡que culminarán con el regreso de Jesucristo!

Estos hechos tardarán varios años en cumplirse a cabalidad, pero mientras esperamos y observamos, debemos estar siempre atentos al gran propósito que Dios Todopoderoso está cumpliendo en la Tierra. Ese propósito es enseñar a los seres humanos que nuestros caminos notraen la paz. Que el género humano no es capaz de gobernarse a sí mismo. Que ante las penas y el sufrimiento espantoso que afectan cada vez más a las naciones de la Tierra, la única solución será un gobierno mundialencabezado por Jesucristo.

Cada uno de nosotros debe obedecer de todo corazón y con sentido de urgencia el mandato de Jesucristo: "Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre" (Lucas 21:36).

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