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Pregunta y respuesta

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Pregunta: Su revista asegura que los diez mandamientos y otras enseñanzas del Antiguo Testamento siguen siendo aplicables a los cristianos de hoy. Siendo así, ¿deben los cristianos seguir la instrucción en la ley de Moisés que manda llevar "franjas" o "flecos" en la ropa? (Números 15:38-41; Deuteronomio 22:12)

Respuesta:

Primero, debemos entender lo que significaban los flecos. La antigua Israel violó los diez mandamientos que Moisés bajó del monte Sinaí (ver Éxodo 32). Como resultado de esa transgresión, se añadió otra ley a lo que Dios ya había dado anteriormente (Gálatas 3:19). Aquella ley agregada es la que a veces se llama la "ley Mosaica".

La ley Mosaica, que no debemos confundir con las disposiciones eternas de los diez mandamientos, traía estatutos y juicios relacionados con un complicado sistema de sacrificios y las ceremonias que lo acompañaban, que eran un símbolo anticipado del sacrificio de Jesucristo por los pecados del mundo (Hebreos 9:1-14). Varios de los estatutos también daban a los israelitas ciertos símbolos físicos que señalaban el papel de Cristo resucitado en la vida del verdadero cristiano (Gálatas 2:20).

El estatuto que manda llevar flecos, efectivamente, instituyó un símbolo físico que indicaba, o remplazaba, al Espíritu Santo que Dios concedería a quienes le obedecen (Hechos 5:32). Los flecos se ponían en las cuatro esquinas de un manto o prenda exterior como modo de recordar a la gente que guardara los mandamientos de Dios.

En tiempos de Jesús, los fariseos ya había formulado las reglas básicas sobre la forma de la prenda exterior o manto (era cuadrada) y la manera de anudar y llevar los flecos en sus esquinas. Este manto exterior fue el antecesor del manto de oración que hoy llevan muchos practicantes del judaísmo rabínico. Las fuentes rabínicas describieron cinco de las prendas de vestir que llevaría el varón judío: el calzado, la prenda para la cabeza, su manto exterior cuadrado, su faja o cinturón y su prenda interior.

Muchos cristianos ignoran que, según demuestra el Nuevo Testamento claramente, Jesús usaba esencialmente la misma ropa que llevaría cualquier varón judío cumplidor. Las Sagradas Escrituras dicen que los soldados romanos que crucificaron a Jesús echaron suertes para decidir a quién le tocaría su prenda interior sin costuras (Juan 19:23). En los evangelios se emplea cuatro veces la palabra griega kraspedon para referirse a los flecos en la ropa de Jesús, que la gente intentaba tocar para sanarse (Mateo 9:20; 14:36; Marcos 6:56; Lucas 8:44).

Entonces, como los cristianos de hoy deben seguir el ejemplo de Jesús en su vida personal (1 Pedro 2:21), ¿significa esto que debemos usar flecos como Él? Para responder a esta pregunta, primero debemos entender qué significaban esos flecos.

La antigua Israel demostró un historial constante de desobediencia a Dios, con muestras de debilidad y terquedad. Aprovechando una costumbre bien documentada de su época, Dios ordenó el uso de los flecos en la antigua Israel a modo de recordatorio (Números 15:38-41). Si Israel se hubiera mostrado capaz de obedecer uno de los primeros mandamientos que Dios le dio a la humanidad—"De todo árbol del huerto podrás comer", entre ellos del árbol de la vida pero no del árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis 2:16-17)—entonces jamás se habrían precisado flecos como recordatorio físico. Los mandamientos de Dios habrían estado escritos en el corazón y en la mente de todos los israelitas, así como están escritos actualmente en el corazón y en la mente de los cristianos verdaderos. (Ver. Jeremías 31:31-34; Hebreos 8:8-13).

Para predicar en las sinagogas de su época, Jesús siguió la costumbre de llevar las prendas de vestir tradicionales prescritas por las autoridades judías. Su aspecto sería "común y corriente", como el de otros judíos de la época. Tanto así, que las autoridades necesitaron ayuda de Judas para poder identificarlo entre un grupo cuando lo quisieron detener (Marcos 14:45). Ahora bien, aunque Jesús llevara los flecos acostumbrados en su época, Él nunca necesitó el "recordatorio" que se pretendía con ellos (Juan 2:25; 3:34).

Además, el símbolo de los flecos se hizo innecesario, incluso redundante, tan pronto como Jesucristo hubo ascendido al Cielo y enviado el Espíritu Santo a su Iglesia. El que tenga el Espíritu Santo de Dios morando en él "lleva puesto" el cumplimiento espiritual de lo que se quería simbolizar con los flecos.

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