Gerald E. Weston | Page 9 | El Mundo de Mañana

Gerald E. Weston

Carta semestral del Sr. Weston



Apreciados suscriptores de El Mundo de Mañana:

¡Desde Charlotte, Carolina del Norte, reciban un cordial saludo!

¡Qué mundo este! Se forman nuevas alianzas. Estados Unidos pierde influencia en Asia, África y el Oriente Medio. China y Rusia están tratando de ocupar el vacío. Los Estados Unidos no negociaron alianzas dentro del Acuerdo de Abraham, pero ahora China está negociando una tregua entre los enemigos seculares: Irán y Arabia Saudita. Y si bien se evacuó la embajada estadounidense en Sudán, las de China y Rusia continúan allí.

¿Se habrá iniciado la III Guerra Mundial?



¿Habremos vuelto a ignorar las señales de una guerra mundial inminente?

¿Reconocemos al menos las señales de advertencia?

¿Qué revelan la historia, la Biblia y las profecías del tiempo del fin?

La vida es buena para la mayoría de quienes habitan en las naciones llamadas del primer mundo, o desarrolladas. Muchos residentes en Hawái seguramente sentían lo mismo al levantarse por la mañana aquel domingo soleado. Pero, el 7 de diciembre de 1941, sería un día de infamia que viviría en la memoria de ellos y en el resto de la nación.

¿Haríamos lo mismo?



¿Haríamos lo mismo?

Alguna vez nos habremos preguntado cómo sería nuestra vida si hubiéramos nacido en otro momento de la historia. Muchos quisieran haber vivido en tiempos de los pioneros de América. Otros hubieran querido vivir en tiempos de Jesucristo, cuando hacía tantos milagros.

¿Elegiría Jesús tu iglesia?

Si Jesús regresara hoy, ¿elegiría la Iglesia que usted frecuenta? Después de todo, Él dijo que edificaría Su iglesia y que las puertas del sepulcro no prevalecerán contra ella. ¿Dónde está esa iglesia hoy?

En busca de la felicidad perpetua



Un rey sabio y rico, el más sabio y más rico de su tiempo, se propuso hallar el secreto para una vida feliz. Lo buscó en el vino, las mujeres y otros deleites. ¿Comediantes? ¿Músicos? Podría traer a su antojo a los más hábiles. Se sumergió en la lectura, que le daba conocimientos y sabiduría; y no dejó de aprender observando a otros. En el ámbito físico, prácticamente nada estaba fuera de su alcance. Y dijo para sí:

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