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La solución

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Las guerras, los crímenes, la inequidad y los odios son características de nuestra sociedad. Solamente el Reino de Dios traerá a la Tierra aquella paz, prosperidad y armonía que permitirán a la humanidad florecer. ¡Los cristianos pueden recibir un pequeño anticipo del Reino siguiendo el camino de Dios!

¿Por qué hay tanta perturbación en el mundo? ¿Cuándo se acabarán las guerras? ¿Terminará la humanidad por destruirse? ¿Hay alguna esperanza para nuestro mundo… y para usted? Existe una solución, ¡la cual cambiará su vida para siempre!

Nuestra actual sociedad humana está por acabarse. El verdadero Jesucristo predijo en la Biblia que en los "postreros días" el pueblo de Dios tendría que "huir" a un lugar de refugio (Mateo 24:20; Apocalipsis 12:14). Luego, Jesús dijo que vendría un período de gran tribulación "cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados" (Mateo 24:21-22). Los caminos de la humanidad la llevarían pronto a borrar toda vida humana del planeta, pero la intervención del Creador, el Dios verdadero, resolverá este problema y le pondrá fin.

¿Por qué? ¿Y cómo? ¿Cuál es la respuesta?

En todo el mundo, la gente que razona comienza a darse cuenta de que algo anda muy mal, pero no entiende por qué, cómo ni cuándo; crece la ansiedad, la inquietud y la confusión por lo que nos espera. Millones comienzan a ver que ahora más que nunca el mundo que nos rodea, la sociedad humana entera, se está desmoronando y llegará a un amargo fin si no se producen pronto cambios masivos. Gobiernos enteros están siendo derrocados a diestra y siniestra por todo el Oriente Medio, África y otras regiones. El grupo terrorista conocido como el EI ha derruido varias ciudades y socavado la estabilidad de algunos gobiernos. Su modelo de gobierno es una dictadura que se rige por la sharia, sistema legal derivado de cierta interpretación medieval del Corán, libro sagrado del islam, y sus comentarios subsiguientes. En la práctica es un modo de vida rígido y amargo, que lo atestigua el sufrimiento personal de millones de seres humanos. Oprime no solamente a las mujeres sino también a la familia y a la sociedad entera.

En Corea del Norte, un dictador absoluto tiene aprisionado al pueblo y parece empeñado en producir una bomba de hidrógeno y los medios para usarla. Si logra este fin, ¡tendrá poder para destruir ciudades enteras de los Estados Unidos de un solo golpe! Los líderes estadounidenses y del Reino Unido y otros países no encuentran una manera apropiada para manejar esta situación; a la vez que continúan sumidos en la confusión total al permitir y aun promover los objetivos de pervertidos sexuales de toda índole, predadores financieros e incluso islamistas a expensas de los valores tradicionales que han mantenido unida a la sociedad occidental durante siglos.

Los grupos religiosos tradicionales permiten cada vez más que se imponga un estilo de vida sin riendas. No hay normas, ninguna ley de Dios que se considere absoluta. La santidad de la relación sexual en el matrimonio está desvirtuada, y la descomposición total de millares de familias continúa. Como resultado, millones de jóvenes crecen dentro de la mayor confusión. No distinguen el bien del mal. Se muestran inseguros, sin ley, y a menudo caen en el alcoholismo, narcóticos, actividades sexuales ilícitas y otras prácticas fatales. Muchos se sienten desesperados, profundamente angustiados y adoloridos por dentro; lo que los lleva fácilmente al suicidio.

Un sistema educativo falso se ha apoderado de gran parte del mundo occidental. Fomenta todo lo anterior y trae un mundo sin valores absolutos. Genera confusión. Promueve la impiedad absoluta y la amoralidad. La creciente violencia sexual en las universidades, la rebelión y las demostraciones estudiantiles contra la administración, han llevado al cierre de varias partes de los sistemas educativos, con severos daños para la sociedad. Los "frutos" de este sistema son evidentes para quien los mire. Jesucristo dijo: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:16). ¿Cuáles son los "frutos"? ¿Cuáles los resultados de la "educación superior"? Los resultados empeoran con el tiempo, y ahora la prensa está publicando artículos indicando que quizá ni siquiera valga la pena obtener una educación universitaria. Entre nuestro sistema religioso y nuestro sistema educativo, toda la sociedad occidental se encuentra en un callejón sin salida.

¿Cuál es la respuesta?

Durante decenios, líderes mundiales han soñado y planeado un gobierno mundial único. Hasta la fecha, los mayores esfuerzos han fracasado, pero los intentos prosiguen y la meta persiste. La Biblia revela que pronto habrá un nuevo orden mundial ¡para sorpresa y asombro de la mayoría!

Dentro de poco, se va a establecer un nuevo orden mundial en la Tierra. La mayoría de las personas religiosas no lo comprenden. La mayoría de los ministros religiosos tampoco. ¡Pero vendrá pronto! Y va a repercutir de modo dramático en la vida de usted. Vendrá, gústenos o no. À la mayoría no les gustará en un principio. Cuando llegue el futuro Gobernante de la Tierra, ¡se le enfrentarán directamente!

¿Por qué? ¿Cómo?

El gran Dios que nos da vida y aliento está comenzando a intervenir poderosamente en los asuntos de la humanidad. El Dios de la Biblia hará exactamente lo que dice en su Palabra inspirada, creámosla o no. Por extraño que parezca, el predominio mundial del pueblo británico y sus descendientes, incluidos los Estados Unidos, toca a su fin. ¡Así lo veremos con creciente claridad en el próximo decenio! Este fenómeno transformará los asuntos mundiales, y nuestras vidas jamás volverán a ser iguales.

Coincidiendo con la caída final de los pueblos de habla inglesa, habrá una gran tribulación profetizada por Jesucristo, que destruirá totalmente el orden actual de la sociedad humana (Mateo 24:21-22). Después, tras ciertas dramáticas "señales" (vs. 29-30), el verdadero Jesucristo de la Biblia regresará a la Tierra. Vendrá como Rey sobre todos los demás gobernantes de la Tierra: "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11:15).

¿Será esto motivo de alegría para las naciones del mundo? ¡Todo indica lo contrario! Muchos habitantes de las naciones occidentales consideradas cristianas se inclinan a pensar que la mayoría de quienes nos rodean son "cristianos", y creemos a veces que la mayoría de quienes se declaran cristianos realmente creen a la Biblia. Sin embargo, ¡ambas suposiciones son erradas!

Si leemos los resultados de varias encuestas entre personas religiosas, pronto vemos que ni siquiera la mayoría de los católicos y protestantes que asisten a sus iglesias tienen mayor conocimiento de la Biblia. La Biblia sigue siendo el libro de mayor venta en la historia. Y es un hecho confirmado que la mayoría de los llamados cristianos tienen una Biblia en su casa. No obstante también es cierto que la mayoría, sobre todo entre los católicos, no la leen. Estas conclusiones no son de extrañar, y no deja de escandalizar que muchas personas que van a la Iglesia no pueden nombrar los cuatro Evangelios, ¡mucho menos entender realmente lo que dicen!

Esto no tiene por qué sorprendernos ¡porque la misma Biblia revela, clara y reiteradamente, que el mundo entero está engañado! Estando engañada, la mayoría no se da cuenta del engaño. Si se enterara, no estaría engañada, ¿verdad?

Observemos estos versículos inspirados: "Fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la Tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él" (Apocalipsis 12:9). Cuando Jesucristo regrese, Satanás será atado y puesto en un lugar de restricción "para que no engañara más a las naciones" (Apocalipsis 20:3, RV 1995). Recuerde que, tal como lo dijo el apóstol Pablo, Satanás ha cegado al mundo: "Si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios" (2 Corintios 4:3-4).

Dejemos de suponer que la advertencia bíblica en el sentido de que "el mundo entero" está engañado se refiere a unas pocas personas en algún otro lugar, lejos de nosotros.

El verdadero evangelio de Jesucristo

Si usted lee cuidadosamente Mateo 24:30, verá que la gente no se alegrará sino que se lamentará ante la segunda venida de Cristo. La Biblia también revela claramente que cuando regrese, ¡los reyes de la futura potencia llamada la "bestia" reunirán sus ejércitos multitudinarios para pelear contra el Hijo de Dios!: "Los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con Él son llamados y elegidos y fieles" (Apocalipsis 17:12-14).

¿Acaso es posible? ¿Será posible que los ejércitos de una Europa "cristiana" ataquen de frente a Jesucristo cuando regrese? ¡La Biblia así lo afirma!

Lo cierto es que la Biblia en su totalidad nos dirige hacia un tiempo de gobierno mundial bajo Jesucristo al final de la era actual. En un sermón inspirado pronunciado poco después de Pentecostés, el apóstol Pedro afirmó que Dios enviaría de nuevo a la Tierra a Jesucristo: "A quien de cierto es necesario que el Cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hechos 3:21).

Nos está diciendo el apóstol Pedro en el Nuevo Testamento lo que todos los profetas del Antiguo describieron como el futuro tiempo de "restauración". ¿Qué revela la Biblia claramente sobre este tiempo que vendrá pronto? ¡Es un mensaje que muy pocos han oído! Describe claramente un futuro extraordinario para nuestros hijos y nietos cuando Jesucristo regrese a la Tierra. Es parte esencial de las buenas noticias que Jesús y sus apóstoles predicaron. Jesucristo vino a predicar no solamente la salvación personal, ¡sino también un futuro gobierno que traerá paz y felicidad al mundo entero!

El verdadero Jesús de la Biblia llegó predicando el mensaje del Reino de Dios (Marcos 1:14). No fue un evangelio sobre algún sentimiento cálido pero vago en el corazón, ni sobre la simple aceptación de la persona de Cristo. El mensaje trataba del venidero gobierno de Dios, el cual traerá auténtica paz, prosperidad, salud y felicidad a este mundo enfermo y confundido. Jesús prometió a sus doce apóstoles: "Vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un Reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel" (Lucas 22:28-30).

Muchos teólogos pretenden desvirtuar las decenas de afirmaciones claras como esta que encontramos en toda la Biblia. Pero si Jesús hablaba en serio, resulta muy claro que vendrá un nuevo orden mundial magnífico, un Reino o gobierno de verdad, que las Escrituras llaman "el Reino de Dios", el cual se establecerá aquí en la Tierra a su segunda venida.

Veamos lo que escribió el apóstol Juan respecto del regreso de Jesucristo a la Tierra cuando suene la última trompeta: "El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 11:15). Notemos que Jesucristo ejercerá el gobierno sobre "los reinos de este mundo", ¡no sobre gente en el Cielo!

Lea también el inspirado canto de la corte celestial: "Cantan un cántico nuevo diciendo: Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos; porque fuiste degollado y con tu sangre compraste para Dios hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación; y has hecho de ellos para nuestro Dios un Reino de sacerdotes, y reinan sobre la Tierra" (Apocalipsis 5:9-10, Biblia de Jerusalén). Vendrá pronto un tiempo cuando los verdaderos santos de Dios reinarán con Cristo sobre la Tierra. No hay en la Biblia ni un solo versículo que indique que la recompensa de los santos va a ser "andar por el Cielo todo el día", sin nada qué hacer. ¡No! ¡Los santos tendrán una labor de gobierno en la Tierra y lo cumplirán bajo el mando de Cristo cuando regrese!

¿Por qué será que las iglesias tradicionales se abstienen de predicar el claro mensaje sobre el venidero Reino de Dios en la Tierra? ¿Por qué insisten en hablar de la persona de Jesús, pero dejan prácticamente de lado el impresionante mensaje que trajo del Padre acerca de un futuro gobierno mundial?

¿Por qué?

El apóstol Pablo nos dice muy claramente que la meta del cristiano verdadero es formar parte del gobierno que se establecerá en la Tierra: "¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?" (1 Corintios 6:2-3). En este pasaje, Pablo explica que los cristianos verdaderos deben prepararse para gobernar toda la Tierra. Como dice también el apóstol Juan: "Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con Él mil años" (Apocalipsis 20:6).

Un Dios de maravillas

¡Qué futuro más emocionante! ¡Qué meta tan elevada! ¡Qué motivo tan maravilloso para servir a Dios, para vencer nuestros pecados y finalmente entregar nuestra vida, permitiendo que Cristo viva dentro de nosotros y edifique dentro de nosotros el carácter del propio Dios! (ver Gálatas 2:20). Solo entonces seremos aptos para ejercer el gobierno con Jesucristo en su Reino venidero.

La Palabra de Dios nos dice: "Que el Reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo Reino es Reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán" (Daniel 7:27). Debemos aprender a creer las palabras inspiradas de Pablo: "¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?" (1 Corintios 6:2).

La mayoría de quienes se declaran cristianos no creen esto porque nadie se los ha enseñado. No entienden ni remotamente el propósito supremos por el cual están en la Tierra… ¡propósito que trasciende incluso lo que he descrito aquí!

Hablando en primera persona, Jesucristo nos dice: "Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre" (Apocalipsis 2:26-27). Los cristianos verdaderos que venzan a Satanás, al mundo y a sí mismos; ejercerán enormes deberes bajo Jesucristo en el gobierno de las naciones, y en la corrección de los problemas espantosos que está sufriendo la sociedad en este tiempo.

¿Gobernaremos nosotros directamente bajo Jesucristo? ¿Tiene Cristo un plan ya preparado, toda una estructura gubernamental que Él y el Padre emplearán en el mundo de mañana?

Al profeta Abraham se le llama "padre" de los creyentes (Romanos 4:1, 11-12, 16). Él, junto con Isaac y Jacob, ocuparán los cargos más altos en el futuro gobierno de Cristo, quizás algo así como los ministros del gabinete o altos consejeros de la sociedad actual (Mateo 8:11). Otros siervos de Dios de la antigüedad también ocuparán los más altos cargos. En una visión del futuro Reino de Dios (Mateo 17:1-9) aparecen Moisés y Elías como figuras clave en ese Reino.

También está el rey David de Israel, a quien Dios se refiere como un varón "conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero" (Hechos 13:22). ¿Qué hará David en el gobierno mundial de Cristo? Muchos pasajes dan la respuesta. Oseas, por ejemplo, nos dice lo siguiente en una profecía para los últimos días: "Muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán al Eterno su Dios, y a David su rey; y temerán al Eterno y a su bondad en el fin de los días" (Oseas 3:4-5).

Dios nos dice que las diez tribus de la casa de Israel, junto con el pueblo judío, regresarán del futuro cautiverio: "En aquel día, dice el Eterno de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán al Eterno su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré" (Jeremías 30:8-9). Ezequiel 34:23-24 y 37:24-25 describen a David como el futuro rey sobre las tribus de Israel, y a los judíos e israelitas finalmente reunidos como una sola nación (vs. 19-22). ¡No habrá más "antisemitismo" cuando todas las tribus de Israel finalmente comprendan que son hermanos!

Directamente bajo el rey David estarán los doce apóstoles gobernando cada una de las tribus o naciones de Israel. El propio Jesús hizo esta promesa a los apóstoles: "De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel" (Mateo 19:28).

Los verdaderos santos reciben el Reino

¿Cuál será nuestra función, si usted y yo nos entregamos a Dios, y si Cristo se vale de nosotros en su futuro gobierno? En la parábola inspirada de las minas, los fieles siervos de Dios reciben el mando sobre las ciudades en el gobierno de Cristo: "Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades" (Lucas 19:11-19).

"¡Alto!", exclamarán algunos eruditos: "Esta fue solo una parábola. ¿No pensarán que Jesús se refería a autoridad real sobre ciudades reales en la Tierra? ¿Verdad?"

¡Desde luego que sí!

Incluso el apóstol Pablo, que no hablaba en parábolas, explicó claramente que nosotros seremos jueces y gobernantes sobre asuntos de importancia (1 Corintios 6:2-3).

Durante casi 2.000 años, estudiosos, monjes, obispos y teólogos han intentado desesperadamente desvirtuar la enseñanza constante de las Escrituras en el sentido de que se va a establecer en la Tierra un gobierno real bajo el mando de Jesucristo y los santos resucitados. En cambio, los primeros cristianos sí entendían y creían esta verdad inspirada. En su monumental obra: Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, el renombrado autor Edward Gibbon describe así las creencias de la Iglesia primitiva:

"La antigua y popular doctrina del milenio estaba íntimamente relacionada con la segunda venida de Cristo. Así como las obras de la creación se habían completado en seis días, su duración en su estado actual, según una tradición atribuida al profeta Elías, se fijó en seis mil años. Siguiendo la misma analogía, se infirió que a este largo período de dura labor y conflictos que estaba pronto a terminar le seguiría un gozoso sábado de mil años; y que Cristo, con la triunfal banda de los santos y los elegidos que habían escapado de la muerte, o que habían revivido milagrosamente, reinarían sobre la Tierra hasta el momento fijado para la última y general resurrección".

¡Es así como uno de los más destacados especialistas sobre aquel período, reconoce que los cristianos originales creían exactamente lo que hemos estado diciendo en esta revista! Sin duda creían que los santos verdaderos "reinarían sobre la Tierra".

En el libro de Daniel, el Dios Todopoderoso reveló esto acerca de los tiempos del fin: "Que el Reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo Reino es Reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán" (Daniel 7:27). Efectivamente, y tal como lo dijo el apóstol Pedro, Dios ha hablado del gobierno de Cristo sobre la Tierra y de "los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Hechos 3:21).

Hemos visto, igualmente, que Cristo y el Padre tienen planeada una estructura gubernamental específica y con responsabilidades claramente indicadas para Abraham, Moisés, David, los apóstoles y otros santos verdaderos de Dios. Nosotros, la Iglesia, a quienes la Biblia nos llama "los santos" (Apocalipsis 14:12), si nos entregamos a Cristo para que gobierne en nuestra vida, también recibiremos cargos de responsabilidad sobre ciudades o quizá departamentos en el gobierno de Cristo, el cual tendrá su sede en Jerusalén, la nueva capital mundial. ¡La vida que nos espera será increíblemente maravillosa en el venidero Reino de Cristo!

El Reino glorioso de Jesucristo

En Zacarías 14:1-4, la Palabra de Dios ofrece una descripción detallada del regreso de Jesucristo y los primeros años de su Reino: "He aquí, el día del Eterno viene, y en medio de ti serán repartidos tus despojos. Porque yo reuniré a todas las naciones para combatir contra Jerusalén; y la ciudad será tomada, y serán saqueadas las casas, y violadas las mujeres; y la mitad de la ciudad irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será cortado de la ciudad. Después saldrá el Eterno y peleará con aquellas naciones, como peleó en el día de la batalla. Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos". Luego, en el versículo 9 Dios revela que "el Eterno será Rey sobre toda la Tierra". Cristo y los santos no estarán allá en el Cielo, ¡sino aquí en la Tierra!

Luego, y enseguida del regreso de Cristo, castigará a todas las naciones que pelearon contra Jerusalén (vs. 12-13). Entonces "serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia" (v. 14). Dios bendecirá a los pueblos físicos de Israel y Judá con riquezas increíbles cuando se hayan arrepentido y estén de regreso en la tierra de Israel, tras su cautiverio nacional.

Y luego, ¿qué?

Lo que ocurre enseguida es algo que la mayoría de la cristiandad tradicional no sabe para nada, porque no les han enseñado nada sobre el sábado y las fiestas religiosas dadas por Dios a toda la humanidad a lo largo de los tiempos. Veamos: "Todos los que sobrevivieren de las naciones que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, al Eterno de los ejércitos, y a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos. Y acontecerá que los de las familias de la Tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, el Eterno de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia" (vs. 16-17).

Los pueblos que conforman el cristianismo en el mundo han aprendido que los sábados y días santos de Dios son fiestas "judías" y que por tanto no hay que guardarlos. El Cristo viviente sacudirá a estas personas quitándoles el agua y finalmente enviándoles plagas si insisten en no subir a "celebrar la Fiesta de los Tabernáculos" (v. 18).

Egipcios, chinos, estadounidenses y todos los demás aprenderán a guardar las fiestas anuales de Dios, entre ellas la de los Tabernáculos que representa el gobierno milenario de Cristo y la consiguiente "cosecha otoñal" de almas cuando la verdad de Dios cubrirá la Tierra. Cuando Dios le dio estas fiestas originalmente a la Israel antigua, la fiesta otoñal se llamaba la "Fiesta de la Cosecha" (Éxodo 23:16). Jesús y los apóstoles guardaban esta fiesta (Juan 7:1-14) y las demás, que simbolizan su plan maestro. Pronto, Dios le enseñará a todo el mundo a guardarlas. Lo invitamos a escribir y solicitar nuestro folleto informativo titulado: Las fiestas santas — Plan maestro de Dios, si usted desea saber más sobre este tema vital.

Puede ser difícil para nosotros imaginar la emoción y la felicidad de incontables personas en todo el mundo que irán a Jerusalén a guardar los días santos. Todos sabrán que Cristo el Rey estará allí no solamente en espíritu sino en persona. ¡Irán a alegrarse por las bendiciones en el mundo de mañana y a adorar al Rey de reyes!

Dios es el autor de toda hermosura y de toda música buena. Guio al rey David, al rey Salomón y a otros para que organizaran coros magníficos que cantaran alabanzas en ocasiones especiales (1 Crónicas 15:16; 2 Crónicas 5:12-13). ¿Se imagina usted la música increíble que acompañará las fiestas de Dios y la adoración del Cristo viviente en Jerusalén? ¿Puede imaginarse las magníficas procesiones de dignatarios y de hombres y mujeres que llegan como un río a la ciudad Santa, eufóricos ante la oportunidad de ver y adorar a su Creador? ¡Muchos traerán presentes hermosos para Cristo el Rey, y casi todos traerán objetos preciosos para rendir culto al Señor de los Ejércitos sentado en persona sobre su trono en Jerusalén!

Siendo Jesucristo "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8), habrá sin duda muchas ocasiones, como la citada, durante su gobierno de mil años. "Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias al Eterno, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan al Eterno, diciendo: Porque Él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa del Eterno. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria del Eterno había llenado la casa de Dios" (2 Crónicas 5:13-14).

La obediencia trae bendiciones

El profeta Isaías nos dice: "Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Eterno como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Eterno, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra del Eterno" (Isaías 2:2-3).

La gran ley espiritual de Dios, el decálogo, formará la base del gobierno de Cristo en el mundo de mañana. Mediante la enseñanza y guía de Jesucristo y sus santos resucitados, todo el mundo aprenderá a amar y adorar a Dios, y aprenderá igualmente a amar y servir al prójimo. La Palabra de Dios describe esos tiempos: "No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la Tierra será llena del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar (Isaías 11:9).

Isaías describe lo que ocurrirá cuando miles de israelitas regresen de la esclavitud y a muchos les devolverán sus hijos: "Alza tus ojos alrededor y mira, todos estos se han juntado, vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán llevadas en brazos. Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti" (Isaías 60:4-5).

Notemos las bendiciones físicas que se derramarán sobre Israel y Judá cuando estas dos estén reunidas: "Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre del Eterno tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado. Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes" (Isaías 60:9-11).

Será como cuando Dios restauró a Job el doble de lo que había perdido (Job 42:10). Ciertamente, los descendientes de las llamadas "diez tribus perdidas" de Israel se encuentran hoy, arrogantes y desobedientes, entre los Estados Unidos y demás pueblos descendientes de Gran Bretaña y entre las naciones amantes de la paz en el Noroeste de Europa. No deje de solicitar y estudiar nuestro folleto gratuito titulado: Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, si todavía no ha comprendido esta verdad fundamental.

¡Si no ocurre pronto un arrepentimiento nacional sin precedentes, estos pueblos sufrirán humillación, castigo y esclavitud! Entonces, cuando hayan aprendido la lección, Dios llevará a esos pueblos de vuelta a la tierra de Israel y los bendecirá de un modo realmente impresionante.

Entonces, tal como hemos visto, la ley saldrá de Jerusalén. ¡Los diez mandamientos se enseñarán y practicarán en todo el mundo como base del gobierno de Cristo! Al derramarse el Espíritu de Dios sobre todas las naciones, ¡cada persona en la Tierra aprenderá a amar a Dios y a su prójimo! ¡Todo el mundo aprenderá los caminos verdaderos de Dios, y la paz y la felicidad cubrirán por fin la Tierra entera! Finalmente, la casa de Israel y la casa de Judá comprenderán el "nuevo pacto" y lo cumplirán (Jeremías 31:31). Será así porque Dios dice: "Este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice El Eterno: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo" (v. 33).

Cuando Satanás sea quitado de en medio al comienzo del gobierno de Cristo (Apocalipsis 20:1-3), la gente dejará su hostilidad contra Dios y su gran ley espiritual. Entonces habrá paz exterior sobre toda la Tierra. Y la paz interior, "la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento" (Filipenses 4:7), vendrá sobre los seres humanos de un modo que nunca se ha sentido en toda la historia humana.

Todo esto ocurrirá así porque el venidero gobierno mundial de Cristo regirá la Tierra. Usted y yo podremos ser parte de ese gobierno si estamos dispuestos a someternos totalmente a Dios y hacer lo que nos manda. Podremos ser pioneros, ayudantes de Cristo en su reorganización de este mundo confundido y en la tarea de enseñar los caminos de Dios a las naciones. ¡Un futuro glorioso le espera a la Tierra cuando Jesucristo regrese!

Esta es la verdadera respuesta a todo el sufrimiento y angustia que los seres humanos, bajo la influencia de Satanás, estamos trayendo sobre nosotros mismos. Amigos, cuando Jesucristo regrese a la Tierra, en vida de muchos de ustedes, la sensación de "vacío" y la falta de propósito se desvanecerán y todos comprenderemos por qué nacimos. Todos tendremos un propósito maravilloso e inspirador en la vida. Esta será la solución final a todo el odio, el sufrimiento, la confusión y el vacío que inquietan a la sociedad humana. ¡Esta es la solución!

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