¿Por qué tanto odio? | El Mundo de Mañana

¿Por qué tanto odio?

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Al ver las noticias, uno constata que los crecientes niveles de odio son espantosos. Un representante de los Estados Unidos hostigó a los funcionarios públicos del partido político contrario. El dueño de un restaurante se negó a servir a un funcionario del gobierno, mientras que otros se negaron a cooperar con los oficiales de la policía. Los actores y comediantes de Hollywood dicen cosas viles y desagradables contra los líderes políticos y sus familiares, ¡afectando nuestra sensibilidad! y lamentablemente, algunos aplauden estos comportamientos en vez de condenarlos. ¿Por qué hay tanto odio?

Algunos "adultos" se comportan peor que los niños, mostrando una verdadera inmadurez, lanzando insultos e incluso con enfrentamientos físicos. ¡La falta de madurez es horrible! ¡Qué situación tan terrible! He visto un mejor comportamiento, autocontrol y madurez en niños pequeños que tienen desacuerdos en el patio de su colegio.

Sin embargo, aunque por un lado esto puede ser impactante, no debe sorprendernos si estamos familiarizados con la palabra de Dios. Por ejemplo, podemos leer que la humanidad en su rechazo a Dios, tiene una mente lista para hacer cosas que no convienen "...estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:28-31). ¡Esto prácticamente resume las noticias de hoy! Una semana de noticias, probablemente pueda presentar la mayoría de las características enumeradas anteriormente.

En 2 Timoteo 3, se nos advierte que "...También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita" (Vs. 1-5). De nuevo, una descripción de las noticias que vemos a diario.

Si profesamos ser seguidores de Jesucristo, es prudente evitar a tales personas. De hecho, debemos hacer lo contrario de lo que vemos en la sociedad. La Escritura nos dice "...que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra. Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros" (Tito 3:1-3).

En el Sermón del Monte, Jesús dijo: "Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mateo 5:44-45). ¡Qué cambio tan increíble veríamos en las noticias si el mundo siguiera estas instrucciones!

El apóstol Pablo hizo una observación interesante en su epístola a los cristianos de Corinto. Él dijo: "…pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?" (1 Corintios 3: 3). Es por esta razón que las relaciones humanas pueden ser tan conflictivas.

No debemos permitirnos ser atraídos por el camino del odio. Por el contrario, debemos seguir las instrucciones de Cristo de amar, bendecir y orar por los que nos aborrecen. El artículo "Los pecados de racismo, anarquía y secularismo" podría serle muy útil en el estudio de este tema.