¡Terror en una ciudad de paz! | El Mundo de Mañana

¡Terror en una ciudad de paz!

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Oslo, Noruega, ciudad del Premio Nobel de la Paz, se convirtió en ciudad del terror cuando un pistolero enojado y desquiciado hizo estallar explosivos en el centro de la ciudad matando a siete personas.

Más tarde ese mismo día, visitó un campamento de verano en una isla, donde disparó y mató a 76 personas, la mayoría de ellas adolescentes. Mientras que el atacante nacido en Noruega dice ser miembro de un grupo antiislámico, los medios de difusión lo han descrito como un "cristiano de extrema derecha".

Su abogado y muchos otros sugieren que Anders Behring Breivik está mentalmente enfermo, una petición que puede hacer él mismo durante su audiencia en la Corte. Mientras tanto, muchos noruegos afrontan una tragedia en una nación que nunca antes había experimentado actividad terrorista en la era moderna. El Primer Ministro de Noruega recientemente describió a la nación como "una isla paradisíaca [que] se ha transformado en un infierno…" (New York Times, 22 de julio; The Christian Post, 23 y 26 de julio).

La triste realidad es que a pesar del trauma y la tristeza, la Biblia ha predicho desde hace tiempo que acontecimientos de este tipo ocurrirían en las naciones israelitas si rechazaban a Dios y su camino: "Si no me oyereis… y vuestra alma menospreciare mis estatutos… yo también haré con vosotros esto: enviaré sobre vosotros terror…" (Levítico 26:14-16).

Noruega es una nación nominalmente cristiana, sin embargo, una encuesta del 2005 reveló que solo el 32% de los noruegos creen en la existencia de Dios (http://ec.europa.eu/publicopinion/archives) y solo el 12% asiste a la iglesia cada mes. En el 2009, el 54% de todos los nacimientos en Noruega se originaron "fuera del matrimonio" (www.familylifeculturewatch.com).

 

Noruega también ha legalizado los matrimonios homosexuales. Es una nación que verdaderamente necesita arrepentirse de sus caminos y volverse a Dios. Jesús dijo que tragedias como esta ocurrirían y empeorarían antes de que Él regrese a traer paz a esta Tierra (Mateo 24:8), ¡que Dios haga llegar pronto ese día!