Degeneración y regeneración | El Mundo de Mañana

Degeneración y regeneración

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La muerte de la civilización humana y el futuro glorioso del mundo. Como lo atestiguan los anales de la historia, muchas civilizaciones han muerto. La arqueología revela los vestigios sepultados de glorias pasadas que no perduraron.

El esplendor del antiguo Egipto quedó enterrado bajo las dunas del desierto. Como el que cosecha lo que siembra, el culto a los muertos se convirtió en símbolo de su destino.

En este año del 2012 miles de personas se juntarán para presenciar los equinoccios y los solsticios en los mismos sitios donde los mayas rindieron culto a la creación y no al Creador. Miles participarán en rituales e invocaciones para rendir culto a los mismos espíritus que guiaron hacia la muerte a la civilización maya.

Veamos lo que revela la lectura de los jeroglíficos mayas según lo informa la EncyclopaediaBrittanica en línea: "Los soberanos dinásticos mayas hacían la guerra a las ciudades mayas rivales y se llevaban cautivos a los aristócratas. Estos cautivos eran torturados, mutilados y sacrificados a los dioses. De hecho, la tortura y los sacrificios humanos eran rituales religiosos fundamentales en la sociedad maya… si se descuidaban tales prácticas se creía que el resultado sería caos y desorden cósmico. Se creía que el derramamiento de sangre humana alimentaba a los dioses, y era por lo tanto necesario para lograr el contacto con ellos".

Como si esto fuera poco, el arte maya del período clásico también describe la extracción de corazones de niños durante el ascenso al trono de los nuevos reyes o al principio del calendario maya… en la estela once en Piedras Negras, Guatemala, se puede ver a un niño sacrificado.

Lo que produjo la muerte del Imperio Maya no fue una sequía como piensan algunos. Si acaso hubo una sequía, esta no fue la causa sino el efecto. La verdadera causa del fin de dicha civilización fue el exceso de maldad, pues así está escrito: "Él convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedales; la tierra fructífera en estéril, por la maldad de los que la habitan" (Salmos 107:33-34)).

El exceso, o el colmo de la maldad, ha sido la causa común de la muerte de todas las civilizaciones que han desaparecido.

El mundo actual cada vez más unificado por el auge del transporte internacional y los medios de comunicación por los cuales se transmite, entre otras cosas, la maldad, ¡No será la excepción! Millones y millones de niños han muerto y aun morirán, sacrificados en el vientre de su madre mediante el aborto; en aras del culto al placer sexual sin responsabilidad moral. Cosa que se difunde a gran escala por la internet, el cine y la televisión.

El sacrificio de niños fue una de las principales causas de la caída de la antigua nación de Israel. Dios le ordenó al profeta Jeremías que se dirigiera al valle del hijo de Hinom, donde se efectuaban tales sacrificios, y proclamara: "Oíd palabra del Eterno, oh reyes de Judá, y moradores de Jerusalén. Así dice el Eterno de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo oyere, le retiñan los oídos. Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en él incienso a dioses ajenos… y llenaron este lugar de sangre de inocentes. Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a sus hijos en holocaustos al mismo Baal; cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento. Por tanto, he aquí vienen días, dice el Eterno, que este lugar no se llamará más Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza… y les haré caer a espada delante de sus enemigos… y daré sus cuerpos para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra" (Jeremías 19:3-7).

Sabemos, por el registro bíblico confirmado por la historia, que Dios se valió del Imperio Babilónico para destruir el Reino de Judá mediante la guerra y el cautiverio.

Sin embargo, al Imperio Babilónico también le llegó su turno, al cabo de setenta años de dominio sobre todo el Oriente Medio, tal como Dios lo había predicho: "Cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha dicho el Eterno, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré en desiertos para siempre" (Jeremías 25:12).

La raíz del mal es un engaño

Como ya hemos señalado, el colmo de la maldad es lo que produce la caída de los pueblos. Pero es esencial entender que la maldad de todas las civilizaciones tiene su origen en un engaño fatal de origen religioso. Como ocurrió en el caso de la civilización maya. Un engaño a partir del cual, el mal se va acumulando y agravando hasta llegar al colmo.

À lo largo de la historia observamos cómo naciones menos perversas se encargan de eliminar a otras que han llegado al colmo de la perversidad. Luego cuando las menos perversas llenan la medida de su maldad, son conquistadas por otras menos perversas que, a su vez, también llegarán al colmo para ser también derrotadas y conquistadas.

Por ejemplo, mientras Abraham aún vivía, Dios le explicó que aún no había llegado el tiempo en que sus descendientes heredaran la tierra de Canaán: "El Eterno dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años… Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí" (Génesis 15:13, 16).

¿Cuál fue la maldad de los cananeos? Dos aspectos principales fueron la aberración idolátrica y la perversión sexual. He aquí las advertencias de Dios al respecto: "Cuando el Eterno tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, y también les serviré. No harás así al Eterno tu Dios; porque toda cosa abominable que el Eterno aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses" (Deuteronomio 12:29-31).

En el capítulo 18 del Levítico, encontramos toda una serie de perversiones sexuales que practicaban los cananeos y que se fueron agravando hasta llegar al colmo y convertirse en causa de su destrucción.

El primer aspecto que Dios menciona es el incesto, lo cual define el Diccionario de uso del español como: "Relación sexual entre parientes entre los cuales no es permitido el matrimonio". Por ejemplo, relaciones sexuales entre padres e hijas, o entre hijos y madres o madrastras. Relaciones sexuales entre hermanos y hermanas o medias hermanas. Ô entre abuelos y nietos o nietas. Ô entre tías y sobrinos o tíos y sobrinas. Ô entre suegras y yernos o nueras y suegros. Ô entre cuñados y cuñadas. Otro aspecto es el adulterio, relación sexual con una mujer casada que tenga marido (Levítico 18:1-20).

Otras perversiones sexuales que Dios prohíbe expresamente son el homosexualismo: "No te echarás con varón como con mujer; es abominación" (v. 22) y desde luego el bestialismo, o sea relaciones sexuales con animales: "Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal para ayuntarse con él; es perversión" (v. 23).

Dios advierte al respecto: "En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros, y la tierra fue contaminada; y yo visité su maldad sobre ella, y la tierra vomitó sus moradores. Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis ninguna de estas abominaciones… No sea que la tierra os vomite por haberla contaminado, como vomitó a la nación que la habitó antes de vosotros" (vs. 24-26, 28).

Sabemos por el relato bíblico que la palabra de Dios se cumplió al pie de la letra. Se valió del Imperio Asirio para deportar a las diez tribus del Norte de Israel (2 Reyes 18:9-12). Y luego ciento veinte años después, se valió del Imperio Babilónico para deportar a las tribus del Sur, a saber: Judá, Leví y Benjamín (Jeremías 52:3-29).

La tierra los vomitó cuando llegaron al colmo de la idolatría a base de sacrificios humanos y al colmo de la degeneración sexual.

El aumento del aborto, del incesto y de todo tipo de degeneración sexual son males que plagan a la sociedad actual a escala mundial. Por ejemplo, la pornografía infantil, heterosexual, homosexual y de tipo bestial se ha elevado hasta alcanzar el 80% de toda la actividad de la internet. Es evidente que dicho medio está llegando al colmo de la difusión de la maldad.

El homosexualismo, cuya causa principal es la desintegración del núcleo familiar donde el hombre y la mujer desempeñaban las funciones establecidas por el Creador desde el principio, se propaga con la misma rapidez con que se deshacen los hogares. Y los hogares se deshacen, principalmente, por la transgresión de las leyes divinas en contra del adulterio y la fornicación.

Con respecto a las ciudades de Sodoma y Gomorra donde cundió el homosexualismo hasta llegar al colmo, veamos la siguiente advertencia del Eterno: "Por cuanto el clamor contra Sodoma y Gomorra se aumenta más y más, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderé ahora, y veré si han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí" (Génesis 18:20-21).

El apóstol Pedro resume así la decisión divina: "Condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente" (2 Pedro 2:6).

También está escrito al respecto en la epístola del apóstol Judas: "Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno" (Judas 1:7).

El homosexualismo institucionalizado mediante el matrimonio gay en un número cada vez mayor de naciones está llenando rápidamente la medida de la maldad en la sociedad contemporánea.

Dios se dirige a los gobiernos del mundo de hoy en los siguientes términos: "Príncipes de Sodoma, oíd la palabra del Eterno; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra" (Isaías 1:10). "La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque amontonaron mal para sí" (Isaías 3:9).

Dios también denuncia el "orgullo gay" en los siguientes términos: "He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia… Y se llenaron de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi las quité" (Ezequiel 16:49-50).

Refiriéndose al fin de la época actual: "Cuando los transgresores lleguen al colmo" (Daniel 8:23), Jesús dijo: "Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste" (Lucas 17:28-30).

Veamos otros ejemplos históricos que confirman otras causas fundamentales de la muerte de las civilizaciones, a saber: Un engaño fatal de orden religioso y la acumulación de la maldad en forma de homicidio.

El Imperio Azteca, prólogo de su caída

Los historiadores consideran la religión azteca como una de las más crueles y sangrientas de todos los tiempos: "Cada año se ofrecen miles de sacrificios humanos a los diferentes dioses aztecas, quienes exigen una dieta continua de corazones humanos. En un horripilante espectáculo, los sacerdotes abren el pecho de las víctimas vivas, les arrancan el corazón aún palpitante y lo levantan en alto para que sea aceptado por los dioses, ¡perpetuamente ávidos de sangre humana!" (La PuraVerdad, nov-dic 1987, pág. 12).

En el año de 1487, 34 años antes de la caída del Imperio Azteca, cuyo territorio habría de convertirse en la "Nueva España", ocurrió lo que podría llamarse "el colmo de la maldad": Durante el reinado del emperador azteca Ahuitoztl se llevó a cabo la inauguración de un nuevo templo dedicado a Huitzilopochtli, dios de la guerra. Los sacerdotes trataban de apagar la insaciable sed de sangre humana de este dios: "Durante la dedicación del Templo Mayor de Tenochtitlán, ¡se sacrifican a la deidad más de 20.000 prisioneros de guerra! ¡La carnicería dura cuatro días!" (Ibídem).

¿Puede alguien negar que esta abominación extrema es el producto de un engaño religioso fatal? ¿Acaso no llama la Biblia a Satanás "el dios de este mundo"? (2 Corintios 4:4, NVI) y también: "El gran dragón, la serpiente antigua, que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero" (Apocalipsis 12:9). Jesucristo mismo dijo que el diablo es "padre de mentira" [engaño] y "homicida desde el principio" (Juan 8:44).

Lo que acabamos de describir con respecto a la religión de los aztecas, y lo que describimos al principio sobre la religión maya, son representaciones de las más gráficas y grotescas del colmo de la maldad al cual Satanás ha guiado a todas las civilizaciones que han muerto.

No debemos, sin embargo, olvidar que la civilización de España, de la cual Dios se valió para poner fin al colmo de la maldad azteca, ya traía su propio lastre de maldad en la forma de la Inquisición. La Inquisición duró casi cuatrocientos años en España. Entre los miles y miles que murieron asesinados por la Inquisición, quizás a la mayor parte se les acusaba de ser "judaizantes". Si bien "judaizante" se aplica según la Biblia al que se apega a la tradición judía y deja la ley de Dios (Marcos 7:7-8), muchas víctimas de la Inquisición eran personas que querían regir su vida de acuerdo con las leyes divinas consignadas en la Biblia. Y no de acuerdo con las alteraciones a esas leyes introducidas por el hombre, tal como había sido profetizado desde antaño: "A los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley" (Daniel 7:25).

¿Quiénes son los santos según la Biblia?: "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apocalipsis 14:12).

¿Puede alguien negar que la Inquisición fue el producto de un engaño religioso fatal, a causa del cual se derramó mucha sangre inocente, como ocurrió con las demás civilizaciones que han muerto?

¿Cuál será el fin de la civilización actual? ¿Se acumulará su maldad hasta llegar al colmo? Hay un sistema religioso que tiene sus días contados, a pesar de que ha perdurado a lo largo de los siglos. El nombre de ese sistema es: "Babilonia la Grande" y está simbólicamente representado por una mujer de la cual se dice: "Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús" (Apocalipsis 17:5-6).

¿Cuál será su fin?: "Sus pecados han llegado hasta el Cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades… por lo cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga" (Apocalipsis 18:5, 8).

Durante la sexta o penúltima restauración del Imperio Romano bajo Mussolini y Hitler, la cual correspondió al Tercer Reich en Alemania, los judíos fueron perseguidos. Seis millones de ellos fueron inmolados en aras del falso dios del racismo. ¿Quién puede negar que aquello fue un engaño fatal de origen satánico? Quienes han estudiado el nazismo a fondo, saben muy bien de dónde provenía el poder de Adolfo Hitler.

La Biblia presenta al Imperio Romano y a sus sucesivas restauraciones como a una bestia (Apocalipsis 13:1-2; 17:3) y dice claramente: "El dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad" (Apocalipsis 13:2). Pero luego dice: "Vi una de sus cabezas como herida de muerte" (v. 3). El exceso de la maldad del Tercer Reich y de la penúltima restauración del Imperio Romano Germánico, con el "holocausto" y la Segunda Guerra Mundial, produjo su muerte.

No obstante, a continuación leemos: "Pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la Tierra en pos de la bestia" (v. 3).

Aún falta la séptima y última restauración del Imperio Romano Germánico, la cual corresponderá a un cuarto Reich al cual se le dará "autoridad para actuar cuarenta y dos meses" (v. 5).

Así como el Tercer Reich persiguió a los judíos físicos, el Cuarto Reich perseguirá a los judíos espirituales, los que tienen la circuncisión del corazón y guardan la ley de Dios (Romanos 2:25-29); la cual está escrita en sus corazones (Hebreos 10:6). Por eso dice que a la bestia cuya "herida mortal fue sanada", "se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos". Dice además: "También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación" (Apocalipsis 13:7). Ô sea que "engaña al mundo entero" (Apocalipsis 12:9).

Está a punto de aparecer en el escenario mundial la última restauración del Imperio Romano. Se está fraguando actualmente en Europa donde siempre tuvo su sede principal dicho Imperio.

Uno de los peores engaños religiosos del Imperio Romano fue el culto o la adoración a César como si fuera un dios. La obligación de rendir culto a una imagen de César desató la persecución contra los judíos y los verdaderos cristianos que se negaban a adorar una imagen; tal como lo ordena el segundo mandamiento del decálogo (Éxodo 20:4-5, 23; Deuteronomio 5:8-9).

La idea del culto a César llegó a Roma proveniente de la antigua Grecia: "Alejandro Magno y sus sucesores exigían que se les rindiera reverencia como a salvadores divinos" (Encyclopaedia Britannica en línea, artículo: "Culto imperial").

La asombrosa verdad, revelada en la profecía bíblica, es que en el nuevo orden mundial que se avecina, regido por la séptima y última restauración del Imperio Romano y dominado por un cuarto Reich, será obligatorio el culto a César. Se trata de un falso salvador o falso Cristo que está a punto de surgir en Europa.

Muchos lo verán como un Mesías, porque tal como lo señala la profecía bíblica, por un período de tres años y medio (Apocalipsis 13:3-5) salvará la economía mundial del fracaso del capitalismo americano. La prosperidad pasajera de este nuevo sistema económico se describe en el capítulo 18 del Apocalipsis).

Los que no adoren la imagen de ese falso salvador no podrán comprar ni vender en el nuevo orden económico que dominará al mundo, y serán condenados a muerte (Apocalipsis 13:15-17). Estos son los santos "los que guardan los mandamientos de Dios" y por lo tanto no adoran imágenes. Así llegará al colmo la maldad de ese sistema político religioso que estará ebrio de la sangre de los santos.

El fin de la civilización humana guiada desde el principio por "el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero" (Apocalipsis 12:9), está a punto de ocurrir para siempre.

La acumulación del mal que ocasionó la caída de los imperios del pasado en diferentes épocas y en diferentes puntos geográficos, hoy se acumula en una sola época a escala mundial como lo hemos demostrado en este artículo. Esto debe ser prueba suficiente de que el fin de la era actual está muy cerca.

Buenas noticias

La buena noticia es que la era que surgirá después de la caída del sistema actual del mundo se denomina "la regeneración". Jesucristo mismo la llamó así: "De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel" (Mateo 19:28).

Lo primero que Jesucristo hará, después de su regreso a la Tierra, es dar la orden de quitar a Satanás de en medio: "Vi a un ángel que descendía del Cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones" (Apocalipsis 20:1-3).

Desaparecerá el engaño religioso y homicida que ha destruido las civilizaciones humanas. Y surgirá una civilización divina, basada en las leyes divinas que no será jamás destruida (Daniel 2:44).

Los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y no adoran imágenes, reinarán en esa nueva era de "regeneración" con Cristo: "Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen… y vivieron y reinaron con Cristo mil años" (v. 4).

Con esto concuerdan muchas otras profecías que describen el futuro glorioso del gobierno de Dios sobre toda la Tierra: "El Reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo el Cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo Reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán" (Daniel 7:27).

Una vez quitado Satanás de en medio, los pueblos de la Tierra serán librados del yugo del engaño: "El Eterno de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados… Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones" (Isaías 25:6-7).

Se acabarán las guerras. El mundo vivirá en paz, porque la obediencia a los mandamientos de Dios cuyo conjunto se llama "justicia" genera paz: "El efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo" (Isaías 32:17-18).

Este es el futuro glorioso que le espera a los seres humanos, cuando sean librados de las guerras y las tragedias del auge y la caída de las civilizaciones humanas: "Se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca del Eterno de los ejércitos lo ha hablado" (Miqueas 4:4).

La Tierraentera será regida por un Gobernante perfecto: "Se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su Imperio y la paz no tendrán límite" (Isaías 9:6-7).

Estas son solo unas pocas escrituras que describen el agudo contraste de la degeneración de la maldad y la tragedia de la historia humana bajo el engaño del diablo; en comparación con la regeneración y la paz que traerá el Reino de Dios a toda la Tierra, a toda la humanidad… y ulteriormente al Universo entero

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