Proclamación del verdadero evangelio | El Mundo de Mañana

Proclamación del verdadero evangelio

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La mayoría de las iglesias que se consideran cristianas creen que están cumpliendo las instrucciones de Jesucristo: "Id por todo el mundo, y predicad el evangelio" (Marcos 16:15). Son muchos los esfuerzos sinceros que se han hecho para predicar un mensaje que suena muy lindo: que Dios ama a todos, que Jesús murió para salvar a los pecadores y que aceptando a Jesús como nuestro Salvador iremos al Cielo. Sin embargo, lo que no comprende la mayoría de quienes se creen cristianos, es que han aceptado otro evangelio, ¡uno diferente del evangelio que Jesús y sus apóstoles proclamaron!

Las profecías bíblicas revelan que el evangelio de Jesús se corrompería, que el mundo caería en el engaño de creer un evangelio falso pero que justo antes del regreso de Jesucristo se iba a restablecer y proclamar el evangelio verdadero. ¡Estas profecías se están cumpliendo!

El verdadero evangelio

Es sorprendente comparar el evangelio proclamado por Jesús con el que se predica en la mayoría de las iglesias. Jesús no andaba diciéndole a la gente que "entregara su corazón al Señor" ni que recitaran una oración breve para salvarse.

Muchos pasajes de las Sagradas Escrituras traen el mensaje claro: "Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del Reino de Dios, diciendo… el Reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio" (Marcos 1:14-15). En el libro de Mateo, Jesús se refiere a su próxima muerte y resurrección solamente tres veces, pero se refiere al venidero Reino de Dios ¡más de 30veces! Marcos y Lucas hacen énfasis en lo mismo. Cuando Jesús comisionó a sus discípulos, "los envió a predicar el Reino de Dios" (Lucas 9:2). Jesús enseñó también que el individuo que está convertido, el que se ha humillado y está dispuesto a aprender, "es el mayor en el Reino de los Cielos" (Mateo 18:1-5). À los apóstoles les prometió: "Os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel" en el futuro Reino (Mateo 19:23-30). Cuando Cristo se apareció entre sus discípulos después de la resurrección, el principal tema que trató fue el Reino de Dios (Hechos 1:1-7).

Los apóstoles proclamaron el mismo mensaje. Cuando Felipe fue a Samaria, "anunciaba el evangelio del Reino de Dios y el nombre de Jesucristo" (Hechos 8:12). Hacia el final de su ministerio, Pablo seguía "predicando el Reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo" (Hechos 28:23, 31). El apóstol Juan explicó que los creyentes serán "reyes y sacerdotes para nuestro Dios; y reinaremos sobre la Tierra" con Cristo en el milenio (Apocalipsis 1:4-8; 5:10; 20:4-6). La Biblia dice que, aparte de Jesús, "nadie subió al Cielo" (Juan 3:13), ni siquiera del rey David (Hechos 2:29-34; 13:36). Por tanto, debemos preguntarnos: ¿Qué le pasó a aquel mensaje que Jesús y sus apóstoles proclamaron?

Un evangelio diferente

Jesús nos advierte: "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas" (Mateo 7:15-19). Esta es su predicción para el final de la era: "Vendrán muchos en mi nombre… y a muchos engañarán" (Mateo 24:3-5, 11). Por su parte, el apóstol Pablo advirtió así a los ancianos de Éfeso: "Después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño… Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos" (Hechos 20:28-31). À los corintios les dijo que no se dejaran engañar por personas que predicaban a "otro Jesús… otro espíritu… otro evangelio" (2 Corintios 11:1-4). Pese a las advertencias, ¡la corrupción del evangelio verdadero comenzó en tiempos de los apóstoles!

En una carta dirigida a los hermanos en Galacia alrededor del año 52 dc, el apóstol Pablo escribió: "Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado… para seguir un evangelio diferente… hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo" (Gálatas 1:6-7). En este caso, los falsos maestros enseñaban que, para ser cristianos, los varones tenían que circuncidarse, cosa que no era cierta (Gálatas 2:3-5; 5:1-15). En estos capítulos, Pablo explica que nadie logra justificarse cumpliendo los ritos de lavamiento y otras ceremonias relacionadas que el establecimiento religioso judío quería perpetuar.

Tristemente, los falsos maestros lograron distorsionar las enseñanzas de Pablo hasta convertirlas en la falsa doctrina de que los cristianos no necesitan obedecer los diez mandamientos, ni guardar el sábado o los días santos de la Biblia. Recordemos que Jesús guardó los mandamientos, el sábado y los días santos y que nos enseñó a hacer lo mismo (Mateo 19:16-22; Juan 14:15; Lucas 2:41-42; 4:16; Juan 7:8-10). Sus discípulos hicieron las mismas cosas y también las enseñaron (ver Hechos 13:42-44; 17:2; 18:21; Romanos 2:13; 1 Corintios 5:8).

Al contrario de lo que muchos creen y hoy están enseñando, el verdadero evangelio proclamado por Jesús y sus apóstoles se empezó a corromper en los primeros siglos después de Cristo hasta quedar reemplazado por un evangelio falso. Este evangelio falso, que hoy se hace pasar por el "cristianismo tradicional", no es sino una versión distorsionada del evangelio verdadero que ha absorbido muchas ideas no cristianas. Esta afirmación no es irresponsable ni carece de fundamento. La Enciclopediabritánica trae esta afirmación que mucho nos dice: "Trasplantada a la visión griega del mundo, la enseñanza cristiana, como era inevitable, fue modificada o, más aún, transformada… Las esperanzas mesiánicas se olvidaron… el concepto del Reino de Cristo en la Tierra… prácticamente desapareció, quedando solamente como la fe de grupos desconocidos… el camino de la salvación fue modificado, como lo fue la idea de la salvación… especialmente después que el Imperio Romano adoptó el cristianismo de la salvación… en adelante, la salvación no es el descenso de la nueva Jerusalén de los Cielos sino el ascenso de los santos al Cielo; para el individuo no es la resurrección del cuerpo físico sino la inmortalidad del alma" (El cristianismo, Ed. 11).

El historiador Edward Gibbon hace una observación parecida. Escribe que los teólogos de la Iglesia primitiva enseñaban la doctrina del milenio, o sea el gobierno terrenal de Cristo y los santos en el Reino de Dios, y que esta "parece haber sido la idea que reinaba entre los creyentes ortodoxos". Sin embargo, esta enseñanza fundamental se desechó (Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, cap. 15). Gibbon prosigue: "La doctrina del reinado de Cristo sobre la Tierra se empezó a tratar como una profunda alegoría, luego paulatinamente pasó a verse como una opinión dudosa e inútil, y terminó por rechazarse como absurdo invento de la herejía y el fanatismo" (ibídem) ¡Eso fue lo que le ocurrió al verdadero evangelio! Gibbon también consigna que la Iglesia primitiva reunía la ley de Moisés con la doctrina de Cristo… rechazaba la inmortalidad del alma como una opinión que no recibía apoyo alguno en el libro divino" y aborrecía las costumbres paganas como las saturnalias, que ahora se guardan como la navidad (ibídem). No obstante, ¡hoy estas ideas son doctrinas básicas del cristianismo tradicional!

La Bibliarevela que justo antes del final de esta era van a ocurrir varios sucesos claves. Como algo significativo, Jesús dijo que la proclamación del verdadero evangelio iba a preparar el camino para su segunda venida. Profetizó que "será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14). La revista que usted está leyendo es parte de ese testimonio continuado, testimonio que lleva más de medio siglo proclamando el evangelio verdadero por la palabra impresa a millones de personas en el mundo. El programa de radio y televisión El Mundo de Mañana y el sitio en la red www.mundomanana.org, son otros aspectos importantes de ese testimonio. Para descubrir más sobre tan vital tema, solicite nuestro folleto gratuito titulado: ¿Conoce usted el verdadero evangelio? ¡Estas profecías indudablemente se están cumpliendo!

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