¡Sorbida es la muerte en victoria! | El Mundo de Mañana

¡Sorbida es la muerte en victoria!

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Muchos ateos y agnósticos dan por un hecho que la muerte es el fin.Y muchos creyentes suponen que quienes nunca aceptaron a Cristo ni sus enseñanzas irán al infierno.¡La Biblia revela la verdad que todos necesitamos saber!

Lamentamos la muerte de nuestros seres queridos. Miles de hombres y mujeres jóvenes han perdido la vida prestando servicio militar, muchos de ellos antes de cumplir los 20 años. Otros han sido víctimas de accidentes o enfermedades. En medio del dolor, se nos presenta una de las grandes incógnitas de la vida: "¿Qué nos ocurrirá al morir?"

En años recientes, ateos y agnósticos han atacado la Biblia y la realidad del propio Dios. Uno de esos autores dice que la vida después de la muerte es una "ilusión". En un artículo publicado por el autor Ronald A. Lindsay asegura que "las promesas religiosas de inmortalidad no ofrecen más que una esperanza falsa".

Lindsay prosigue: "No podemos hacernos ilusiones de que la muerte no es el fin, igual que ocurre con otras pérdidas irrecuperables. Tampoco podemos dar respuestas aceptables a quienes exigen que se cumpla esa ilusión. Pero si hemos alcanzado a comprender que la religión y la creencia en la inmortalidad son ilusiones, podemos resistir la tentación de caer en pensamientos errados en los momentos de crisis. Puesta la mirada firmemente en los hechos de la realidad, podemos apreciar lo que la vida puede y no puede ofrecer".

Para Lindsay, y para muchos ateos, la única "esperanza" es una especie de aceptación desesperada de un futuro triste y vacío. ¿Acaso es esto lo que nos espera? Ô como creen muchos, ¿habrá, por el contrario, un tiempo de premio y castigo cuando "los buenos" irán al Cielo y "los malos" arderán eternamente en el infierno? ¿Es esto, acaso, lo que Dios nos enseña en su Palabra?

La buena noticia es que el Dador de la vida, el Dios Creador, tiene un plan glorioso para todos los seres humanos, y que ese plan incluye heredar la Tierra y el Universo. Nuestro Padre en el Cielo nos ha dado pruebas maravillosas de que podemos alcanzar la victoria sobre el mayor enemigo de todos: la muerte. ¡Usted puede alcanzar esa victoria!

¿Habrá esperanza para los muertos?

En los últimos miles de años, las personas que han vivido y han muerto suman miles de millones. Sí, miles de millones. ¿Acaso estas vidas no tuvieron ningún valor? Todos hemos perdido seres queridos, algunos a edad muy tierna y otros a edad avanzada. Unos murieron pecando y pagaron las consecuencias de sus acciones y su conducta. Otros fueron víctimas de accidentes. Muchos millones han muerto en las guerras que se pelearon por centenares en todo el mundo durante los últimos milenios. Otros perdieron la vida en el horror del holocausto y otros genocidios espantosos. ¿Hay alguna esperanza para estos millones, muchos de los cuales no eran convertidos al cristianismo?

La respuesta es: "¡Sí!" Sí hay una esperanza para los miles de millones de seres que murieron sin tener la oportunidad de salvación. Dios revela que hay una resurrección de la muerte para quienes andaban ciegos a la verdad. Esa resurrección tendrá lugar después del milenio en lo que se llama el juicio ante el gran trono blanco, descrito en Apocalipsis 20. La Biblia describe la muerte como un "enemigo". Pero Dios concederá una gran victoria sobre la muerte a quienes, habiendo vivido en cualquier época de la historia, se arrepientan y se bauticen en el nombre de Jesucristo, tal como lo explica el apóstol Pedro en Hechos 2:38. El apóstol Pablo describió la gran victoria final sobre la muerte en 1 Corintios 15:54-57: "Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo".

Usted puede alcanzar la victoria sobre la muerte en la gran resurrección. La Biblia trae esta esperanza inspiradora para el futuro.

Sí, hay esperanza para los miles de víctimas cuya vida se apagó en alguna catástrofe. Hay esperanza para sus seres queridos que han fallecido.

¿Qué nos ocurre al morir? Muchos científicos, ateos y agnósticos creen que la vida termina para siempre con la muerte. Muchas personas religiosas, en cambio, piensan que al morir el cuerpo, el alma va directamente al Cielo o al infierno. ¿Se imagina usted la falsa idea de que miles de millones de personas que nunca oyeron el nombre de Jesucristo están ardiendo en el infierno ahora mismo? ¿Acaso Dios es tan injusto? ¡De ninguna manera! Hechos 4:12 afirma que la única forma de ser salvo es por medio del Salvador, Jesucristo, el Mesías. Dice que "no hay otro nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos".

Si miles de millones de personas a lo largo de la historia vivieron sin oír el verdadero evangelio, ¿cómo podrían tener la oportunidad de salvación? ¿Tiene Dios un plan para ellas? Algunas religiones enseñan, erróneamente, que la gran mayoría de esas personas sufren tormentos en el infierno. ¿Es eso lo que enseña la Biblia? ¿Cuál es la verdad?

Esperanza y resurrección

¿Qué revela la Biblia acerca de la vida después de la muerte? En una ocasión, el apóstol Pablo se encontró ante el Sanedrín en Jerusalén, que lo interrogaba y juzgaba. El apóstol situó el tema de la resurrección como tema central, dirigiéndose así a fariseos y saduceos por igual: "Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga" (Hechos 23:6).

¿Estaría diciendo Pablo que al morir iría al Cielo? ¡De ninguna manera! Estaba mirando hacia una futura resurrección de la muerte al regreso de Cristo. Usted puede leerlo en la Biblia. En la carta a los Filipenses, el apóstol Pablo habla de su fe en Cristo y de su destino futuro, que es la resurrección. Anhelaba "conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a Él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos" (Filipenses 3:10-11).

La Biblia enseña que los muertos permanecen muertos hasta la resurrección. La muerte es nuestro enemigo, pero Dios nos dará una gran victoria sobre la muerte si permanecemos fieles a Él por medio de Jesucristo. Entre la cristiandad tradicional muchos piensan que cuando uno muere va de inmediato al Cielo, al infierno o al purgatorio. ¿Es esto acaso lo que Jesús enseñó? Recuerde cómo Lázaro, el amigo de Jesús, regresó milagrosamente a la vida. ¿Iría al cielo Lázaro cuando murió? Llevaba cuatro días en el sepulcro y Jesús le devolvió la vida. Lo resucitó de la muerte para que completara su vida natural y física. Nuestro Salvador proclamó: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente" (Juan 11:25-26).

¿Creemos estas palabras? Lázaro estaba muerto y jamás fue al Cielo, de donde supuestamente Jesús lo obligaría a regresar para ocupar de nuevo un cuerpo físico. ¡Claro que no! Lázaro no fue ni al Cielo ni a un infierno eterno al morir. Sencillamente, murió ¡y quedó inconsciente! Jesús lo dijo claramente: "Lázaro duerme… Lázaro ha muerto" (Juan 11:11, 14).

Lázaro llevaba cuatro días en el sepulcro cuando Jesús lo trajo de vuelta a la vida física. Ahora bien, la resurrección de los fieles cristianos será a la vida eterna e inmortal. Esto tendrá lugar cuando Cristo regrese: "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del Cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero (1 Tesalonicenses 4:16).

¡La inmortalidad es un regalo!

La resurrección es la esperanza de todo cristiano. Si fuéramos al Cielo directamente al morir, no habría necesidad de resucitar. Los seres humanos no nacen dotados de inmortalidad, o vida eterna. Aunque parezca extraño, la Biblia enseña que el alma puede morir. ¡El alma no es inmortal! Léalo usted mismo: "El alma que pecare, esa morirá" (Ezequiel 18:4). La palabra hebrea para "alma" es nephesh, e indica una vida física o natural. En cambio, la Biblia enseña que en la resurrección, lo que comienza es la inmortalidad, cuando "esto mortal se vista de inmortalidad" (1 Corintios 15:53).

Usted y yo somos mortales ahora, ¡pero los cristianos fieles recibirán el don de la inmortalidad en la resurrección! Esta resurrección de los fieles también se menciona en Apocalipsis 20:4: "Vivieron y reinaron con Cristo mil años". Notemos el siguiente versículo, donde se revela que habrá una segunda resurrección, más general: "Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años" (v. 5).

¿Quiénes estarán en esa segunda resurrección? Quizá haya amigos o familiares de usted, a quienes creyó perdidos para siempre. ¿Le es difícil creerlo? Entonces pregúntese qué será de los miles de millones de seres que no estarán en la primera resurrección. Considere la historia universal. En los últimos seis mil años, miles de millones de personas han vivido y han muerto en el mundo. La gran mayoría nunca oyeron el nombre de Jesucristo, el Mesías. Sin embargo, el apóstol Pedro dijo que "no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12). Entonces, ¿qué será de los miles de millones que nunca oyeron su nombre?

El profeta Ezequiel tuvo una visión de un valle lleno de huesos secos. Usted puede leerlo en Ezequiel 37. Aquí se describe lo que ocurrirá en la segunda resurrección. Miles de millones de personas resucitarán a la vida física. Se les abrirá el libro de la vida y tendrán su primera oportunidad de aprender la verdad acerca de Jesucristo y la salvación que ofrece. Esta no es una "segunda oportunidad" como piensan algunos. Será la primera oportunidad para que multitudes se den cuenta de sus pecados, se arrepientan de ellos, acepten a Jesucristo como su Salvador y vivan conforme a su camino. El propósito de Dios es darle a toda persona que haya vivido, una auténtica oportunidad de convertirse en parte de su Familia divina por toda la eternidad. Él dijo claramente que este era su plan: "El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).

Debemos estudiar lo que la Biblia claramente dice. ¿Acaso miles de millones de personas que nunca oyeron el nombre de nuestro Salvador están perdidas para siempre? ¿Es Dios tan injusto? Durante toda la historia humana, millones de seres ni siquiera han sabido las enseñanzas de Jesucristo el Mesías. ¿Es Dios tan injusto que los condenaría a sufrir los tormentos de un infierno para siempre? ¡Claro que no! Los "otros muertos" mencionados en Apocalipsis 20:5 estarán en una resurrección general, la segunda resurrección. Se presentarán a juicio, y en ese juicio tendrán la oportunidad de arrepentirse y bautizarse. Allí posiblemente estarán algunas amistades y familiares suyos.

Tres resurrecciones

Las resurrecciones que muestra la Biblia son tres. La primera resurrección a la vida es aquella cuando los verdaderos cristianos de la era actual recibirán vida inmortal como miembros de la Familia de Dios. La segunda resurrección ocurrirá después del milenio, al comienzo de lo que se ha llamado el juicio ante el gran trono blanco (Apocalipsis 20:12), cuando miles de millones de seres humanos "sin salvar" tendrán su única verdadera oportunidad de aprender los caminos de Dios, de ponerlos por obra, y de presentarse a juicio. Las Escrituras nos dicen que "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9:27).

Lamentablemente, algunos rechazarán la gracia y la salvación de Dios. Se negarán a arrepentirse de sus pecados y rechazarán el sacrificio de Jesucristo. Dios destruirá a esas personas incorregiblemente malas en un lago de fuego. La tercera resurrección será la de estos pecadores rebeldes que recibirán su castigo: la muerte eterna en el lago de fuego. Si bien Dios es misericordioso, también es justo: "Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor" (Hebreos 10:30). Los que rechacen la salvación serán atormentados al hallarse delante del lago de fuego. Luego serán lanzados al lago de fuego y se quemarán, tal como dice en Apocalipsis 21:8. No tendrán más vida. Esta es la segunda muerte, de la cual no hay resurrección. Leemos: "La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).

Los verdaderos cristianos pueden alcanzar la victoria sobre la muerte. No deje de leer en la Biblia los capítulos sobre la resurrección: 1 Corintios 15 y 1 Tesalonicenses 4. Todos debemos prepararnos para el regreso de Jesucristo el Mesías. Debemos poner los ojos en la futura resurrección de "los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús" (Apocalipsis 14:12), cuando Cristo regrese al sonar la última trompeta. Como dice en 1 Corintios 15:52: "Se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados".

¡No es ilusión!

No, la vida después de la muerte no es una "ilusión" como dicen los ateos. Cuando Jesús resucitado, ante la duda de Tomás, le dijo que introdujera su mano en la herida del costado, no fue una ilusión (Juan 20:24-28). Los 500 testigos que confirmaron la resurrección de Jesucristo no estaban engañados por una ilusión (1 Corintios 15:5-6).

Lo cierto es que Dios tiene un plan impresionante para toda la humanidad. Hay esperanza para los miles de millones de seres fallecidos en el mundo entero sin una auténtica oportunidad de salvación. Hay una maravillosa esperanza para las víctimas de genocidios y para los millones de ciegos espirituales. Esa esperanza es la segunda resurrección a juicio ante el gran trono blanco, de la cual habla Apocalipsis 20:11. En cuanto a los verdaderos cristianos de hoy, debemos orar tal como Jesús nos enseñó: "Venga tu Reino" (Mateo 6:10). ¡Piense en el regreso de Jesucristo el Mesías y en nuestra gran victoria sobre la muerte! Que todos podamos decir: "Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Corintios 15:57).

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