¿Adora usted al verdadero JESUCRISTO? | El Mundo de Mañana

¿Adora usted al verdadero JESUCRISTO?

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Adorar a un dios falso es pecado grave (Éxodo 20:3-5). El apóstol Pablo escribió: "La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23). Por tanto, la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo es un asunto de vida o muerte. ¡Estudie este artículo y actúe conforme a la verdad!

¡Preste mucha atención!Esto podrá sacudirle: Lo que ignoran millones entre quienes se declaran cristianos es que les han hecho creer en un Cristo falso y en un dios falso. El Dios Todopoderoso inspiró al apóstol Juan para que nos dijera respecto del tiempo del fin: "Fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la Tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él" (Apocalipsis 12:9). Satanás el diablo se presenta como el "dios" de este mundo actual, de esta civilización (2 Corintios 4:4). ¿Es usted parte de esta sociedad y participante activo en las religiones del mundo? ¿Está usted dispuesto a reconocer que pudo caer en el engaño del "gran embaucador" de toda la humanidad?

Recuerde que Dios inspiró al apóstol Pablo para que nos advirtiera: "Si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis" (2 Corintios 11:4). Y más adelante: "Estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras" (vs. 13-15).

En este pasaje, el Dios verdadero nos advierte que los ministros "falsos" son capaces de "disfrazarse" como apóstoles de Cristo. Se "ven bien" superficialmente, ¡pero su mensaje conduce a la muerte en el lago de fuego! El pasaje también nos dice que Satanás tiene "sus ministros" que engañan a la gente y "cuyo fin será conforme a sus obras". Esos mismos ministros proclaman que todos estamos bajo la "gracia" ¡y que no es necesario tener obras de ningún tipo! Esos ministros proclaman a "otro Jesús", uno diferente de aquel que la Biblia identificó claramente en la Palabra inspirada de Dios.

¿Aceptará usted lo que la Biblia realmente dice?

La mayoría de las personas no se dan cuenta de que las fiestas de "navidad" y el mal llamado "domingo de resurrección", instituidas por el mundo, nos presentan a Jesucristo y sus enseñanzas de un modo enteramente distinto de como los presenta la Biblia. Las fiestas del mundo, aparte de aquellos cuentos de hadas que son el san Nicolás y el conejito de pascua, suelen representar a Jesucristo como un "niñito Jesús" acostado e inútil en un pesebre; y luego como una especie de "hippie" mechudo, frágil y blandengue, camino a su crucifixión. Cierto es que nos hablan de que nació milagrosamente de una virgen y que resucitó en gloria. Pero los "temas" principales que quedan impresos en la mente de los fieles, ciertamente en la niñez, pero también en la edad adulta; suelen ser poco más que regalos, fiestas, los servicios al amanecer o a la medianoche, y la búsqueda de los huevos que dejó el "conejito de pascua". Buena parte del mundo que se llama cristiano se abstiene de hacer énfasis en el Antiguo Testamento así como en la preexistencia de Cristo y en su vida de joven judío criado dentro del judaísmo. No hay prácticamente ninguna referencia indicativa de que Cristo fue el "Dios del Antiguo Testamento", mucho antes de venir en carne humana.

Si usted está dispuesto a comprobar personalmente las cosas, le será fácil confirmar que el "Jesús" del cristianismo tradicional noes el mismo Jesucristo descrito en la Biblia. Es un producto de la imaginación de los clérigos medievales. El Jesucristo "tradicional" que la mayoría conoce es sin duda "otro Jesús". Pablo advirtió que así sería. Por eso, amigos, es que el Jesucristo de la Biblia advirtió explícitamente: "Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:22-23). Nota: La palabra maldad es una traducción del vocablo griego anomia, que significa "transgresión de la ley". La traducción literal de las últimas palabras del versículo 23 es: "Apartaos de mi transgresores de la ley".

¡Reflexione!

El empleo de símbolos paganos, que supuestamente nos ayudan a adorar a Jesucristo, sirven para ocultar el verdadero origen y el propósito del Cristo verdadero de la Biblia; así como el significado de su mensaje, que es el verdadero evangelio. Si a usted sinceramente le interesa la verdad, analicemos esto, estudiando lo que la Biblia realmente dice sobre los orígenes de Jesucristo y por qué vino al mundo. ¿Cuál es la "verdad"? El propio Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" (Juan 14:6). Y también dijo: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad." (Juan 17:17).

¡El Verbo existió desde toda la eternidad!

La Biblia nos dice claramente que el Ser que se convirtió en Jesús de Nazaret ¡estuvo con el Padre desde toda la eternidad! ¡Le ruego, lector, que estudie los versículos en la Biblia! Primero vea Juan 1:1–3: "En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho". El "Verbo", o la "Palabra" en otras versiones, es Aquel que se describe claramente como el Cristo antes de su nacimiento humano, y es Aquel por quien Dios creó "todas las cosas". Él era la "luz" que Dios luego envió al mundo. "En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no le conoció. À lo suyo vino, y los suyos [el pueblo judío] no le recibieron" (vs. 10-11).

Más adelante dice: "Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad" (v. 14). De estas referencias, y de otras muchas en el Nuevo Testamento, se desprende claramente que Jesucristo preexistió con el Padre desde la eternidad. El Antiguo Testamento se refiere a Dios en varias ocasiones como la "Roca". ¿Quién era ese Dios, esa "Roca de Israel? El mismo que habló con Adán y Eva en el huerto en Edén, el que habló con Abraham, Isaac y Jacob y más tarde pronunció los diez mandamientos y dio muchas instrucciones más por medio de su profeta Moisés. ¿Quién era?

¡Note cómo la Biblia lo deja muy en claro! El apóstol Pablo nos dice: "No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la Roca espiritual que los seguía, y la Roca era Cristo" (1 Corintios 10:1-4). Más adelante nos dice: "Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes" (v. 9, NVI).

¡No se deje engañar por demonios!

Aquel que vino a ser Jesucristo fue el mismo que dirigió a Moisés y al antiguo pueblo de Israel. Fue a quien ellos pusieron a prueba en aquella época y "murieron víctimas de las serpientes" (v. 9). Estos fueron los que, engañados por Satanás, caían en diversas prácticas idolátricas. Por consiguiente, el apóstol Pablo nos dice: "Huid de la idolatría" (v. 14). Luego en el mismo pasaje, Pablo nos dice por inspiración: "Lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios" (vs. 20-21).

Queridos lectores, no es "políticamente correcto" indicarle a nuestro mundo moderno que sus prácticas religiosas quizás impliquen el culto a los demonios. Sin embargo, ¡la Biblia nos lo advierte claramente una y otra vez! Recuerden que la "Roca" de Israel fue Aquel que habló con los profetas antiguos y Aquel que personalmente pronunció los diez mandamientos, señalando directamente cuál era el día de reposo, el "sábado del Eterno tu Dios"; y reiteró que sus verdaderos siervos han de aprender a amar y obedecer los mandamientos. El rey David, hombre "conforme al corazón de Dios", dijo por inspiración: "¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo" (Salmos 119:97-98).

¡La "Roca" de Israel es Aquel que sacó a la antigua Israel de Egipto, el que partió el mar Rojo, con milagros asombrosos! Es el que envió plagas espantosas sobre los egipcios para que dejaran salir a Israel. Cuando lo entendemos, vemos que la "Roca" es el mismo que pronto traerá plagas muy parecidas sobre un mundo rebelde y tan engañado que peleará contra Jesucristo cuando regrese a la Tierra como Rey de reyes (Apocalipsis 17:14). Es el mismo que dará a sus dos testigos "poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la Tierra con toda plaga, cuantas veces quieran" (Apocalipsis 11:6).

Es que el verdadero Cristo de la Biblia, el que se sienta a la diestra del poder de Dios, no sigue siendo un débil "niñito Jesús" que nació por casualidad en un establo. Ni fue un joven judío de aspecto pusilánime y delicado que fue derrotado por los romanos. Al contrario, es poderoso, y como dice la Biblia claramente: "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8). Siendo así, si usted desea comprender realmente quién es ese Ser grandioso que se convirtió en el verdadero Jesucristo y que vendrá de nuevo como Rey de reyes para regir al mundo, deberá estudiar y creer toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Recuerde que Jesús se refirió al Antiguo Testamento como las "Escrituras". Cuando esta era la única Escritura, Jesús dijo: "Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios" (Lucas 4:4). Por lo tanto, debemos vivir por toda palabra de la Biblia inspirada, ¡y no solamente de lo que llamamos el Nuevo Testamento, tomado fuera de contexto y aparte del Antiguo Testamento, del cual viene a ser además una ampliación!

¡El Dios de Israel NO era el Padre!

El Nuevo Testamento dice claramente que "nadie ha visto jamás a Dios" (1 Juan 4:12; Juan 1:18). Sin embargo, en la narración de lo ocurrido poco después de que Dios pronunció los diez mandamientos, leemos: "Subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno. Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel; y vieron a Dios, y comieron y bebieron" (Éxodo 24:9-11). Este pasaje indica claramente que los ancianos "vieron" al Dios de Israel: "y vieron a Dios, y comieron y bebieron" (v. 11).

¿Acaso la Biblia se contradice? ¡De ninguna manera! El propio Jesucristo afirmó que "la Escritura no puede ser quebrantada" (Juan 10:35).

¿Cuál es la explicación? La solución obvia, para quienes estén dispuestos a comprender, es quenadieha visto al "Padre". En cambio, en varias ocasiones Moisés y otros sí vieron al "Dios de Israel", Aquel que se convirtió en Jesucristo cuando vino en la carne hace poco más de 2.000 años. De Él se valió el Padre para crear los Cielos y la Tierra. Fue quien dio los diez mandamientos y "habló" con Moisés, los ancianos de Israel y otros. Fue quien más tarde se despojó (Filipenses 2:7) y se convirtió en ser humano a fin de morir en paga por nuestros pecados. Luego fue quien resucitó y es el que ahora se sienta a la diestra de Dios en el Cielo como nuestro futuro Rey y Juez.

Este es el verdadero Jesucristo de la Biblia. À Él debemos adorar. Es quien nos juzgará y quien nos dará vida en la resurrección: "Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió" (Juan 5:21-23).

El mismo Jesucristo cuyo sacrificio lava nuestros pecados, también nos dice repetidamente que obedezcamos los mandamientos de Dios, ¡no que los desobedezcamos! Cuando un joven preguntó el camino a la vida eterna, Jesús dijo: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". Cuando el joven preguntó cuáles, Jesús empezó acitar algunos de los mandamientos del decálogo. Antes, en un sermón en el monte de los Olivos, Jesús dijo: "De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el Reino de los Cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el Reino de los Cielos" (Mateo 5:19).

¡El camino de Dios no es un camino sin ley!

Hemos visto que el propio Jesucristo nos manda no "quebrantar" ni uno de los mandamientos "más pequeños" de Dios. De ahí que al final del sermón del Monte, hiciera la advertencia contra los que negando la ley de Dios piensan que han aprendido la verdad o que han predicado en el nombre de Jesús: "Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad" (Mateo 7:23).

Definitivamente Jesús no estaba hablando acerca de leyes pasajeras. Obviamente al referirse a los diez mandamientos, Jesús hablaba de la ley fundamental que siempre ha formado parte de las enseñanzas del "Dios de Israel" ¡que hoy es nuestro Señor Jesucristo!

Algunos dirán: "¿Acaso no debemos tener ‘amor’ en vez de una vieja ley?" Averigüemos cuál es la definición bíblica del "amor" que Dios requiere, y la Biblia responde así: "Este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos" (1 Juan 5:3).

La lectura y estudio atento de todos los pasajes relacionados nos lleva a comprender que el modo de vida que Dios dispuso para los seres humanos desde el principio muestra cierta unidad fundamental. Como dice la Biblia: "Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8).

Remontándonos hasta el patriarca Abraham, "padre de los fieles", y continuando hasta el final del libro del Apocalipsis, vemos claramente revelado el camino de vida básico que Dios dispuso. La Biblia revela que Abraham fue bendecido, "por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes" (Génesis 26:5). Como hemos visto una y otra vez, el propio Jesucristo enseñó a obedecer los diez mandamientos (Lucas 16:17-18). Aun el apóstol Pablo, que algunos por su propia imaginación creen que "abrogó" los mandamientos divinos, afirmó claramente: "La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios" (1 Corintios 7:19). ¿Podría ser más claro?

La ley de la libertad

El apóstol Santiago fue hermano de Jesús según la carne, y también dijo enfáticamente: "Cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley" (Santiago 2:10-11). Santiago indicó claramente que la "ley" a la cual se refería tenía que ver con los que "cometen adulterio" o "matan". Concluyó diciendo: "Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad" (v. 12).

Santiago definió los diez mandamientos de Dios como la "ley de la libertad". Si se obedeciera esta ley, de hecho "libraría" a toda la humanidad del azote de la guerra, los asesinatos, los hogares destrozados y los hijos confundidos; de los hurtos cometidos a diario por nuestros vecinos o por los comerciantes, y de decenas de "plagas" más que aquejan a nuestra sociedad actual… ¡sociedad renuente aobedecer la ley espiritual de nuestro Creador! ¿Por qué razón? De nuevo, ¡porque Satanás los ha engañado haciéndoles creer que el mismo Dios acabó con la validez de su propia ley espiritual!

En una advertencia para que no nos dejemos descarriar por líderes espirituales confundidos, Jesús dijo: "Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mateo 15:13-14).

Juan, el apóstol a quien Jesús amaba, afirmó enfáticamente: "En esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (1 Juan 2:3-4). Una persona puede "saber acerca de Dios, pero nadie puede "conocer" a Dios si no le obedece. ¡No puede realmente comprenderlo y "andar" con Él si no guarda sus mandamientos! La persona tiene que permitir que Cristo viva en ella (Gálatas 2:20) y para hacerlo tiene que obedecer las instrucciones constantes de Dios. El cristiano verdadero llega a comprender la naturaleza y carácter reales de Dios, porque vive la experiencia de tener la vida de Dios dentro de sí mediante el Espíritu Santo, al "caminar con Dios" por el poder de ese mismo Espíritu.

Juan aclaró siempre dequé mandamientos estaba hablando. Con referencia a Dios, afirmó: "Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de Él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de Él" (1 Juan 3:22).

Hacia el final de la Biblia Juan nos dijo por inspiración: "Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad" (Apocalipsis 22:14, RV 1909).

¡Cristo el Revelador!

El verdadero Cristo de la Biblia es el que "revela" a Dios el Padre. "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar" (Mateo 11:27). Debemos reconocer que Jesucristo fue Aquel por medio de quien Dios creó los Cielos y la Tierra, Aquel que lo creó a usted y le dio vida y aliento, Aquel que se dio a conocer y habló con Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y muchos otros profetas. Fue quien dictó los diez mandamientos. Más tarde vino en carne humana y "magnificó" los mandamientos, mostrándonos cómo guardarlos de manera más profunda: "Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mateo 5:28). Jesucristo reveló que la obediencia a la ley de Dios es todo un camino de vida en el cual se centra el maravilloso plan de Dios para la humanidad.

Jesucristo se crio como judío en Israel y siempre guardó el día sábado "conforme a su costumbre" (Lucas 4:16). De nuevo: Él no obedecía a Dios por el simple hecho de ser judío, sino porque había venido para "revelar al Padre" y ser nuestro ejemplo a fin de que sigamos sus pisadas (1 Pedro 2:21).

¡Recompensa magnífica para sus seguidores!

Cuando levantamos la vista al cielo y vemos el esplendor del Sol, la Luna y todo el cosmos, recordemos que el gran Dios del Universo se da a conocer a sí mismo por medio de Jesucristo, y que Jesucristo "es el mismo ayer, hoy y por los siglos". Él siempre enseñó a sus siervos, desde Abraham hasta Juan, pasando por Moisés, David, Santiago, Pedro, y el apóstol Pablo; a obedecer los diez mandamientos. Luego, al guardar los mandamientos de Dios, Jesucristo fue el ejemplo de tan importante forma de vida obediente (Juan 15:10). Esta es la fe verdadera, el "camino" auténtico a la vida eterna.

La única manera como podemos guardar sus mandamientos y "caminar" con Dios es con el verdadero Jesucristo viviendo su vida en nosotros por medio de su Espíritu. Como reveló claramente el apóstol Pablo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20).

Por su propio bien y por su vida eterna, le ruego que recuerde la fuerte advertencia del apóstol Santiago: "Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos" (Santiago 1:22).

Que Dios le ayude a usted, personalmente, a proceder conforme a la verdad entregándose al verdadero Jesucristo como su Salvador, su Cabeza viviente, su Sumo Sacerdote y su futuro Rey venidero. Si Él realmente es su "Señor", usted le obedecerá sin intentar "escurrirse" con razonamientos para no atender a las afirmaciones claras de su Palabra inspirada.

Querido lector, si usted "busca" sinceramente a Dios y su verdad como nunca antes, si estudia su Palabra inspirada a conciencia y en busca de respuestas acertadas, si ora fervorosamente y le pide a Dios que le ayude a conocerlo a Él y su voluntad, ¡ le escuchará y responderá! Sabemos que es así porque el Dios verdadero, al describir en la Biblia lo que nosotros debemos estar haciendo en estos "últimos días", le dice a su pueblo: "Si desde allí buscares al Eterno tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres al Eterno tu Dios, y oyeres su voz" (Deuteronomio 4:29-30).

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