La suerte no es una dama | El Mundo de Mañana

La suerte no es una dama

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En1965, el popular cantante y actor Frank Sinatra presentó una canción exitosa en la obra Chicos y Muñecas (Guys and Dolls). La canción contenía el siguiente fragmento: "Para empezar, si alguna vez has sido una dama llamada Suerte, ¡sé una dama esta noche!". Fue un llamado musical para permitirle al cantante salir a ganar en un juego de azar y en el “juego” de la vida. La dependencia de la suerte o la buena fortuna es una antigua creencia arraigada en el paganismo que ha influido en la humanidad a lo largo de la historia. Los llamamientos supersticiosos a la “Dama Suerte” para tener éxito en los juegos de azar y las apuestas, así como cualquier otro esfuerzo al que se dedica la gente, son casi tan antiguos como los juegos de azar en sí.

En los tiempos modernos, el entusiasmo por los juegos de azar (ahora llamados “juegos”) está experimentando un gran resurgimiento. En el pasado, los juegos de azar solían ser una actividad muy regulada o incluso prohibida en muchos países desarrollados. Sin embargo, las puertas a un enorme aumento de los “juegos” se abrieron en el 2018, cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos anuló la Ley de Protección a los Deportes Profesionales y Amateurs de 1992, permitiendo la legalización y regulación de las apuestas deportivas. La Asociación Estadounidense del Juego informa que los ingresos por apuestas deportivas fueron de 93,2 mil millones de dólares en 2022 y el total de todos los ingresos del juego de azar fue de 240 mil millones de dólares.

En 2022, había 523 casinos en los Estados Unidos operados por tribus nativas americanas, cuyas tierras tribales generalmente no están sujetas a las leyes estatales que prohíben los juegos de azar, de acuerdo con la Ley Reguladora del Juego de Indígenas de 1988. La atracción de enormes ingresos ha influido en 45 estados para permitir casinos, generando 60 mil millones de dólares anuales.

La proliferación del acceso a Internet ha abierto un enorme mercado para las apuestas en línea. Cuarenta y cinco estados, el Distrito de Columbia, Puerto Rico y las Islas Vírgenes participan en la Lotería Power Ball. En 2021, los estadounidenses gastaron 105.600 millones de dólares en billetes de lotería.

¿Qué dice la Biblia acerca de apelar a la suerte o la fortuna? Esto se aborda en Isaías 65, que muestra cómo Dios trató con la nación pecadora de Israel; “Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos; pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, …. Pero vosotros los que dejáis al Eterno, que olvidáis mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis libaciones para el Destino; yo también os destinaré a la espada, y todos vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada” (v. 1–3, 11–12).

“Fortuna” (gad en hebreo) era el dios babilónico de la “buena fortuna”, simbolizado por el planeta Júpiter, un dios pagano. El destino (meni’ en hebreo), simbolizado por el planeta Venus, que lleva el nombre de una diosa pagana, era el “dios menor de la buena fortuna”. Es evidente que las prácticas asociadas con el paganismo no agradan a Dios. El primero de los Diez Mandamientos es “no tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3).

Más tarde, Dios advirtió a los israelitas cuando entraron en la tierra ocupada por naciones paganas, diciendo: “No preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré” (Deuteronomio 12:30–31). Este principio lo enfatiza en el Nuevo Testamento el apóstol Pablo en su carta a la congregación de Corinto: “Por tanto, amados míos, huid de la idolatría” (1 Corintios 10:14).

Los principios bíblicos enfatizan el esfuerzo productivo y la laboriosidad como una forma de vida que satisface las necesidades físicas de las personas y sus familias. “En toda labor hay fruto. Mas las vanas palabras de los labios empobrecen” (Proverbios 14:23). Otra joya de sabiduría del rey Salomón es: “Las riquezas de vanidad disminuirán; pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta” (Proverbios 13:11). Al reconocer la fuente de nuestras bendiciones físicas, uno debe considerar este principio básico: “Honra al Eterno con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos” (Proverbios 3:9).

Recuerde que la suerte no es una dama, sino una distracción que debe evitarse si uno busca prosperar y agradar a Dios.

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